"La pol¨ªtica es cruel"
Flanqueado por dos correligionarios que con sus encanecidas cabelleras, sus barbitas bien talladas e igualmente agrisadas y sus gafas de profesor parecen mellizos, Rocard gesticula y mueve las manos sin cesar y acelera su discurso hasta el punto de que se come los finales de las palabras y pronuncia frases enteras de un tir¨®n.Habla, durante una hora seguida, de problemas locales: transportes colectivos, protecci¨®n de los espacios verdes, la autopista A-184, la recogida de basuras o el tratamiento de las aguas residuales. Y lo hace con abundancia de cifras citadas de memoria. Ni un solo aplauso interrumpe su discurso.
"Voy a terminar hablando de la seguridad", anuncia. Chasquea la lengua, pone cara de satisfacci¨®n y contin¨²a: "Nuestro mundo es brutal. Desde el final de la II Guerra Mundial hasta 1973, los occidentales vivimos un periodo de crecimiento continuo y pleno empleo. Eso iba acompa?ado por la seguridad econ¨®mica y una escasa criminalidad. Pero luego vinieron la crisis y el desempleo. El paro no es un problema de gesti¨®n del Gobierno ni de coyuntura econ¨®mica, es un problema de crisis de civilizaci¨®n. Por eso yo repito que el reparto del trabajo es la ¨²nica respuesta a la angustia esencial de nuestro pa¨ªs. Y es tambi¨¦n la ¨²nica soluci¨®n a la violencia".
Un corto aplauso sigue al final del discurso. Rocard mira el reloj y dice que todav¨ªa tiene tiempo para responder a algunas preguntas. Una se?ora habla de la crisis de valores. "Tiene usted raz¨®n: la atm¨®sfera repugnante de esta campa?a electoral es mundial; somos ciudadanos de una humanidad que no sabe ad¨®nde va", responde. Un joven le pregunta si va a poder compaginar la condici¨®n de diputado, a la que aspira, con su vocaci¨®n presidencial. "Claro que s¨ª. La vida pol¨ªtica es cruel, in¨²tilmente cruel. A m¨ª se me ha acusado de muchas cosas, pero no de desconocer los temas de los que hablo. Le aseguro que podr¨¦ compaginar ambas cosas".
Un militante cuarent¨®n aborda entristecido el porvenir del socialismo. "El movimiento socialista", replica Rocard, "tiene un siglo y medio de existencia. En principio fue un combate para una mayor solidaridad dentro de la econom¨ªa de mercado. Luego vino el comunismo y la idea nefasta de nacionalizar los medios de producci¨®n. Yo soy un militante del regreso al aut¨¦ntico socialismo, el de la solidaridad". Cuando termina la frase, ya se est¨¢ yendo.
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