Bella pel¨ªcula de un tiempo feo
No hubo, ni pod¨ªa haber este a?o, sorpresas o sustos en el reparto de los Goya, pese a que en los premios concedidos por votaci¨®n gremial puede y suele haberlos. Por ejemplo, hay multitud de oscars ganados por pel¨ªculas mediocres, que el olvido se ha tragado, mientras hay otras tantas o m¨¢s que nunca fueron votadas por el gremio que se agrupa en la Academia de Hollywood y que sin embargo se mantienen completamente vivas. En este sentido, conviene dejar costancia de la injusta ausencia en las temas de los Goya de este a?o de un filme como El sol del membrillo. Tiempo al tiempo: este filme quedar¨¢ y se hablar¨¢ de ¨¦l dentro de 5, 10, 30, 60 a?os.Pero este a?o, en la producci¨®n espa?ola hab¨ªa una sola pel¨ªcula capaz de convencer a uno y otro, a tirios y troyanos, y unificar los muchos, quiz¨¢ demasiados, criterios -a veces completamente contradictorios entre s¨ª- que se mueven y barajan en las opiniones y los gustos de las distintas especialidades o ramas del gremio profesional del cine. Esta pel¨ªcula es Belle ¨¦poque, y ah¨ª est¨¢, como ¨²nica -Jam¨®n, jam¨®n se acerca a serlo, pero se queda al borde- gran pel¨ªcula de un peque?o, casi raqu¨ªtico, a?o de este cine espa?ol, que gana en vistosidad en sus escaparates mientras pierde fuego, y poco a poco se apaga, a la espera de que le proporcionen un mejor cimiento financiero e industrial y de que se produzca de una vez una decisi¨®n pol¨ªtica seria -no la chapuza habitual de supervivencia- destinada a racionalizarle y a devolverle lo que es suyo: su propio mercado, hoy en manos de otros.
Es revelador que en estos premios Goya los votantes de la Academia del Cine encuentren muchas y muy ricas opciones, y en consecuencia puedan barajar muchos nombres, en los cap¨ªtulos relativos a los diversos premios t¨¦cnicos, mientras que tienen que buscar con lupa para llenar con dignidad -y a veces ni eso- las temas de los premios de los cap¨ªtulos creativos y, sobre todo, de producci¨®n. Este hecho hace evidente que el cine espa?ol cuenta con gente de muy alta profesionalidad en todos los apartados de la elaboraci¨®n de una pel¨ªcula, gente capacitada para componer pel¨ªculas a la altura de la m¨¢s refinada industria cinematogr¨¢fica internacional. Pero, pese a ello, la calidad media de las pel¨ªculas espa?olas es hoy bastante insatisfactoria: se hacen cada a?o muy escasas grandes obras. Este a?o, a mi juicio, tan solo ¨¦stas: Belle ¨¦poque, Jam¨®n, jam¨®n, Vacas, Una estaci¨®n de paso y El sol del membrillo.
La deducci¨®n es forzosa: aun contando con mucha gente preparad¨ªsima, las decisiones y los dise?os de la producci¨®n de pel¨ªculas son cortos, t¨ªmidos, pobres. Es mejor, incluso mucho mejor, nuestra gente del cine que el cine que le dejan hacer. Y esto -que la calidad de la producci¨®n sea inferior a la calidad de la profesi¨®n- expresa indirectamente el atolladero en que se encuentra hoy nuestro cine. Con una verdadera pol¨ªtica cinematogr¨¢fica en la retaguardia, con un mercado saneado -y no viciado y brutalmente colonizado, como el de ahora- y una mejor armaz¨®n industrial, m¨¢s audaz y con m¨¢s sentido del riesgo, aqu¨ª se podr¨ªan hacer cada a?o muchas m¨¢s pel¨ªculas de la talla de Belle ¨¦poque, Jam¨®n, jam¨®n y El sol del membrillo, obras, cada una a su modo y manera, capacitadas para atravesar e incluso pulverizar fronteras y ser buscadas, compradas, distribuidas, exhibidas, contempladas y finalmente disfrutadas en las cuatro esquinas del planeta.
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