Marginales

Enrique Buenaventura es uno de los grandes autores latinoamericanos de los ¨²ltimos a?os; y director, y escen¨®grafo. Y de los m¨¢s perseguidos en su pa¨ªs, Colombia. Es la figura principal del Teatro Escuela Colombiano (TEC), tambi¨¦n notablemente perseguido y atacado por los diversos poderes silenciadores, y su compa?¨ªa estren¨® y repuso en varias ocasiones esta obra que vemos ahora en Madrid.Es una escena larga: la vieja dama que revive sus a?os de esplendor contratando mendigos que interpreten los papeles de la gran sociedad: el obispo, el general, el pr¨ªncipe de Gales... Algo tiene de Viridiana, y ciertas luces de Valle-Incl¨¢n; o de las varias obras de mendigos en papeles fingidos, muchas procedentes de Latinoam¨¦rica. La obra fustiga m¨¢s en pa¨ªses donde el hambre es literal, y donde un discurso sobre ella tiene sentido directo, pero tambi¨¦n de pa¨ªses donde se pueden mezclar miseria con esplendor, y el harapo puede fingir p¨²rpura. Es el hambre la que excita a la revoluci¨®n y al saqueo de la vieja dama, que puede personalizarse como la dictadura.

El grupo que la representa aqu¨ª, en el teatro Alfil -la persecuci¨®n y el cerco no cesan; incluso los vengadores de Matanzos siguen sobre el local; es una forma de acallar a los marginales, sobre todo-, procede de la c¨¢rcel de mujeres: Yeses es un ap¨®cope de Yeser¨ªas, y sus reclusas, ahora en Carabanchel, han formado esta compa?¨ªa, con actores profesionales y un grupo musical breve y suficiente; lo representan con vehemencia y atenci¨®n al texto, que se ha respetado entero; y sin temer por lo que supone de grito, de protesta, de rechazo a la sociedad. Puede que est¨¦ pasando inadvertido este hecho teatral y su significaci¨®n. No tiene p¨²blico: unas cuantas personas que lo presenciaron en la noche del jueves aplaudieron con reconocimiento.