La oposici¨®n hinduista y musulmana utiliza las luchas ¨¦tnicas para forzar elecciones anticipadas en la India
ENVIADA ESPECIAL Sectores hind¨²es y musulmanes tratan de aprovecharse de la lucha desatada entre los halcones del gobernante Partido del Congreso, que han declarado abiertamente la guerra al primer ministro, Narasirnha Rao. La oposici¨®n, encabezada por el partido hinduista Bliaratiya Janata (BJP), consciente de que la destrucci¨®n de la mezquita de Ayodhya le ha reportado nuevos votos, trata de provocar la convocatoria de elecciones anticipadas. Los musulmanes, por su parte, acusan a Rao de haberse confabulado con el BJP piara crear una naci¨®n hind¨² y exigen al Congreso que cambie de l¨ªder si quieren seguir recibiendo los votos de una minor¨ªa de 100 millones de personas.
"India se encuentra a la deriva, enzarzada en la peor crisis comunal desde la partici¨®n [en India y Pakist¨¢n en 19471 y sin un liderazgo pol¨ªtico", afirma Harkishan Singh Surjeet, de 77 a?os y secretario general del Partido Comunista de India.
Rao fue elegido l¨ªder del Congreso, tras el asesinato de Rajiv Gandhi, en 1991, precisamente por no encabezar ninguna de las facciones del partido. Era, sigue siendo el hombre del consenso. Por el contrario, diversos caciques de distintos Estados se disputaban ya la direcci¨®n del partido, entre ellos Arjun Singli, ministro de Desarrollo de Recursos Humanos, y Sharad Pawar, a quien Rao nombr¨® ministro de Defensa, pero a quien hace un mes devolvi¨® a su puesto anterior de jefe del Gobierno de Maharastra para poder luchar mejor contra Arjun Singh.
Ante la celebraci¨®n los pr¨®ximos d¨ªas 27 y 28 del congreso del partido, Singh elabor¨® una propuesta que bajo el t¨ªtulo de Un hombre, un puesto trat¨® de desbancar a Rao de la direcci¨®n del Congreso. Al no lograr el apoyo suficiente, el domingo pasado volvi¨® con esa misma propuesta y con la designaci¨®n de un miembro del partido para nuevo primer ministro.
Rao ha creado una comisi¨®n de disciplina que puede expulsar del partido a Arjun Singh y a sus seguidores. ?stos, por su parte, amenazan con escindirse del Congreso y crear un nuevo partido, lo que irremediablemente conducir¨ªa a elecciones anticipadas y a una definitiva derrota del Congreso frente al BJP.
Centenares de detonadores
Entretanto, la polic¨ªa que investiga la autor¨ªa de las explosiones que sacudieron Bombay el 12 de marzo causando casi tres centenares de muertos descubri¨® ayer un importante arsenal que incluye 600 detonadores, casi 200 granadas y gran n¨²mero de fusiles y munici¨®n. La polic¨ªa ya ha detenido a 16 personas en relaci¨®n con los atentados, pero ninguna de ellas es considerada responsable de los atentados.
La demolici¨®n, el 6 de diciembre pasado, de la mezquita del siglo XVI presuntamente enclavada sobre un templo al dios Ram supuso para Rao un golpe doble. De un lado, el primer ministro confi¨® personalmente en la promesa del BJP de que no permitir¨ªa a sus kar sevaks (trabajadores sagrados hind¨²es) destruirla y se enfrent¨® a los hombres de su partido que, encabezados por Singh, exig¨ªan energ¨ªa para frenar el hinduismo militante del BJP.
Tras la destrucci¨®n de la mezquita y los consiguientes disturbios entre musulmanes e hind¨²es que provocaron cerca de 2.000 muertos, Rao se vio forzado a destituir no s¨®lo al Gobierno de Uttar Pradesh, sino tambi¨¦n a los de los otros tres Estados que dirig¨ªa el BJP: Madhia Pradesh, Himachal Pradesh y Rajasthan. Esto supone que para antes de final de a?o han de celebrarse elecciones en los cuatro Estados.
"Si el Congreso quiere nuestros votos, que cambien de l¨ªder. Con Rao no volveremos a negociar. Queremos gente fuerte como Arjun Singh, que no permita el avance del BJP", afirma el segundo imam de la mezquita de Nueva Delhi, Ahmed Bukhari, de 41 a?os. Seg¨²n Ahmed, India se encuentra en un momento crucial de lucha entre el secularismo y el hinduismo, y ello exige un relevo generacional.
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