"Da igual la derecha que la izquierda"
Hace 20 a?os que Mitterrand es cliente asiduo de Paul Bocuse, y fue el primer presidente franc¨¦s en ejercicio que visit¨® su comedor. En 1987, Jacques Chirac, como alcalde de Par¨ªs, hizo oficial de la Legi¨®n de Honor al que en 1989 fue declarado "el mejor cocinero del siglo". Val¨¦ry Giscard d'Estaing vive en Chez Bocuse, es decir, en su carta, donde figura como especialidad fina la "sopa de trufas negras V. G. E.".El primer presidente de la V Rep¨²blica, Charles de Gaulle, aqu¨ª se sent¨® a pesar de sus austeridades y las de madame Yvonne, la mandona esposa del general que lleg¨® a desear peligrosamente la supresi¨®n de Pigalle, el barrio turbio de Par¨ªs. Y el otro presidente de la V Rep¨²blica, Georges Pompidou, frecuentaba el lugar siendo a¨²n presidente de la Banca Rothschild.
Bocuse, adem¨¢s, es japon¨¦s, asi¨¢tico, americano, europeo, porque en todo el mundo se vende su nombre pegado a un beaujolais de su vi?a o a un "pich¨®n en hojaldre con repollo nuevo y foie-gras" que, ayer, era la delicia del d¨ªa inciensada por una mesa de cuatro personas de las que, a una de ellas, se le oy¨®: "Entrar en Bocuse por primera vez es como ir a casa del futuro suegro a pedir la mano de la futura esposa; se siente uno t¨ªmido, pero orgulloso".
Hombres nuevos
Paul Bocuse, ataviado de blanco, con su gorro, con su Legi¨®n de Honor, limpio como la porcelana limpia, saluda a la clientela y se sienta, y nos comenta. Dice que vot¨® y que votar¨¢ ma?ana. Dice de la crisis: "Se nota algo a mediod¨ªa, que no por la noche". Se desv¨ªa un tanto y razona: "Hoy los problemas son muy complejos y da igual la derecha que la izquierda; lo que hace falta en Francia son hombres nuevos".
Aqu¨ª, en este pueblo, Collonges au Mont d'Or, 3.000 habitantes a dos zancadas de Ly¨®n, se vota derecha. Pero lo que quiere este ciudadano es que pasen las elecciones porque los franceses las toman muy en serio y apenas se permiten bromas nocturnas.
Bocuse, ?qu¨¦ le ha pasado a los socialistas para que les echen tan visceralmente del poder?: "Que no dieron lo prometido. Pero en lo m¨ªo no han fallado; la gastronom¨ªa y la pol¨ªtica han seguido herrnanadas". En Ly¨®n la gente es de orden y, seg¨²n media docena de testimonios, ma?ana confirmar¨¢ la d¨¦b¨¢cle socialista; en el tren de gran velocidad alguien piensa lo contrario: "Habr¨¢ un leve frenazo, para compensar algo los poderes".
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