Inmovilistas y posibilistas buscan el respaldo de la direcci¨®n etarra a sus respectivas tesis
De manera inconexa, constre?ida a peque?os grupos, la reflexi¨®n sobre el futuro de la violencia germina lentamente en el cuerpo social de ETA y HB, mientras los casi 600 presos etarras tratan de vislumbrar una salida en las aportaciones cr¨ªticas de Antxon, Makario, y Bel¨¦n, que gentilmente les ha remitido el Gobierno vasco. A la b¨²squeda de una salida que se pretende conjunta, inmovilistas y posibilistas recaban adhesiones, en una disputa no declarada por aglutinar posiciones, y pugnan por convencer al guardi¨¢n del sello, al poseedor de la marca ETA que d¨¦ marchamo oficial a uno u otro planteamiento.Aunque las conclusiones del debate oficiado por KAS condicionar¨¢n este proceso, un problema a?adido es la falta de tiempo para dise?ar una f¨®rmula v¨¢lida antes de que la vor¨¢gine preelectoral entierre la posibilidad de lo que el ministro del Interior, Jos¨¦ Luis Corcuera, ha llamado "una filigrana". De hecho, el Gobierno ha extremado la cautela en su comunicaci¨®n con el mundo de la violencia para salvaguardar el perfil de los interlocutores.Uno de los mensajes es que ETA debe anunciar en breve plazo la suspensi¨®n de los atentados si quiere evitar que la posibilidad de reanudar el di¨¢logo con el Gobierno quede aplazada hasta despu¨¦s de las elecciones. En caso contrario, el Ejecutivo redoblar¨ªa sus esfuerzos para acabar con la retaguardia francesa de ETA.
La organizaci¨®n ha mantenido a salvo en Francia sus archivos, sus finanzas, alg¨²n dep¨®sito de armas y explosivos y varios pisos donde se cobija la te¨®rica nueva direcci¨®n. Adem¨¢s de esos dos comandos que act¨²an en Guip¨²zcoa y en Madrid, ETA dispone de grupos, reclutados en los ¨¢mbitos de KAS, dedicados al sabotaje. con bombas caseras. La adhesi¨®n de varios cientos de j¨®venes de KAS parece garantizar cierta "reposici¨®n" de activistas, pero la implicaci¨®n francesa conjura la posibilidad de regeneraci¨®n de una organizaci¨®n sustentada, justamente, en la seguridad de su retaguardia.
KAS y la propia ETA, incluido Francisco M¨²gica Garmendia, Pakito, han rechazado la pretensi¨®n del Gobierno de asignar el papel negociador a la denominada ETA zaharra (la ETA hist¨®rica), representada por los antiguos dirigentes agrupados en Par¨ªs.
Los de Par¨ªs -Jos¨¦ Manuel Pagoaga Gallastegui, Peixoto, cr¨ªtico con las pasadas campa?as de atentados indiscriminados; Jos¨¦ Luis Arrieta Zubimendi, Azkoiti; Jos¨¦ Luis Ansola Larra?aga, Peio el Viejo, y Eloy Uriarte, Se?or Robles- reclaman la suspensi¨®n de la violencia para reabrir el di¨¢logo. Pero no cuestionan la exigencia de KAS y de Artapalo de que ETA siga representada por Eugenio Etxebeste, Antxon, y los confinados en Santo Domingo.
"Retirada a tiempo"
Aunque la comunicaci¨®n Par¨ªs-Santo Domingo "no est¨¢ plenamente resuelta" ni tiene la fluidez que muchos quisieran, las posiciones de Antxon -"m¨¢s vale una retirada a tiempo... "- y sus comentarios en defensa del "inaplazable debate si no se quiere entrar en un juego macabro de pretender alargar la agon¨ªa del cadalso", sintonizan con los planteamientos del grupo de Par¨ªs y de HB mucho m¨¢s que con la doctrina de KAS. Hay motivos para el escepticismo si, como aseguran en Interior, es KAS la que dirige pol¨ªticamente a ETA.
Ignacio de Gracia Arregui, I?aki de Renter¨ªa, presunto nuevo jefe de la banda, vivi¨® con Azkoiti en la cooperativa Sokoa, de Behobia, pero la polic¨ªa le considera depositario de la confianza de Pakito. Los plazos se agotan y las oportunidades se malogran. Como la cita convocada secretamente en Estados Unidos que iba a reunir en breve a l¨ªderes de los partidos vascos, incluida HB, y que ser¨ªa continuaci¨®n de otra celebrada en el verano de 1991.
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