Los l¨ªderes de la derecha respaldan a Edouard Balladur para el puesto de primer ministro

El jefe de la Asamblea para la Rep¨²blica (RPR) del Senado, el ex ministro Charles Pasqua, es disciplinado: no pidi¨® ayer la dimisi¨®n del presidente Mitterrand, pero afirm¨® que el Tratado de Maastricht est¨¢ liquidado.Todos los l¨ªderes de la derecha dieron ayer su apoyo a Edouard Balladur, el candidato de Jacques Chirac para el puesto de primer ministro, pero la cuesti¨®n de la unidad europea sigue abierta. Desde primeras horas de la tarde, la Rue de Lille, sede de] cuartel general del RPR, se visti¨® de gala. A partir de las ocho de la noche, unas pantallas gigantes empezaron a difundir en un gran sal¨®n la lista de diputados socialistas -bajo cuya ¨¦gida se aprob¨® Maastricht en un apretad¨ªsimo refer¨¦ndum- derrotados en la segunda vuelta.

Jacques Chirac convoc¨® en el Ayuntamiento de Par¨ªs a los principales responsables de su partido, el RPR. A las ocho y media apareci¨® en las pantallas de televisi¨®n. Cerca de un millar de personas esperaba ante las pantallas instaladas en la calle, mientras varios centenares m¨¢s ocupaban los salones. No se respiraba, sin embargo, un clima de euforia. La lectura de Chirac -en esta ocasi¨®n no estaba delante de la famosa chimenea, que le sirvi¨® para muchas declaraciones durante la campa?a-, conciliadora, no provoc¨® agitaci¨®n. Fr¨ªo como una navaja, s¨®lo despert¨® ahogados aplausos. Poca cosa.Chirac, empero, dej¨® claras dos cosas: que habr¨¢ cohabitaci¨®n con el presidente Mitterrand y que ¨¦l, como jefe del RPR -"desde mi sitio", precis¨®-, apoyar¨¢ al nuevo Gobierno. En otras palabras, Chirac abri¨® anoche la puerta a Balladur. Poco despu¨¦s, el responsable de la Uni¨®n para la Democracia Francesa (UDF), Val¨¦ry Giscard d'Estaing, anunci¨® que el jefe del Gobierno saldr¨¢ del RPR (que obtuvo una ventaja, de 29 diputados sobre la UDF). ?Balladur? "Tiene toda las cualidades para el cargo", asegur¨® Giscard.

Charles Pasqua, como suele hacer, apareci¨® de pronto, sin anuncios previos. Bebi¨® una copa de vino y charl¨® con algunos militantes. Despu¨¦s enfil¨® hacia el peque?o plat¨® donde le esperaban. Pasqua, el d¨ªscolo, antimitterrandista por definici¨®n, se mostr¨® manso como tina oveja. "Los franceses est¨¢n por la cohabitaci¨®n. Ahora tenemos que gobernar", proclam¨®. Pero en un aparte con algunos periodistas y un cadena de la televisi¨®n brit¨¢nica se despach¨® a gusto.

"Se?or Pasqua, ?podr¨ªamos hacerle una entrevista para la televisi¨®n brit¨¢nica?", le sugiri¨® una periodista. Pasqua dijo: " Yes, but infrench ". ("S¨ª, pero en franc¨¦s").

"?Qu¨¦ piensa de Maastricht, qu¨¦ va a pasar con la pol¨ªtica europea del nuevo Gobierno?".

"Maastricht?"se autopregunt¨® Pasqua. "?a c'est fini... ". ("Esto se ha terminado"). "Maastricht se qued¨® atr¨¢s".

"Pero, ?qu¨¦ pasar¨¢ con la Uni¨®n Europea?", inquiri¨® otro periodista.

"Est¨¢n los pa¨ªses del Este, son muy importantes como para que no los tengamos en cuenta. Hay que reforzar Europa. Tenemos que mejorar la relaci¨®n francoalemana y la franco-brit¨¢nica, por supuesto", dijo, mirando a la c¨¢mara.

"Y ?qu¨¦ piensa del presidente Mitterrand?".

"Para m¨ª es el presidente de la Rep¨²blica Francesa. Y comprender¨¢ que no le voy a decir a los brit¨¢nicos lo que pienso de ¨¦l", respondi¨®, poniendo punto final a la entrevista.

"?Pasqua, Pasqua, Pasqua!", gritaba la multitud, abandonando por un momento las copas y los emparedados. Fue el ¨²nico arranque de pasi¨®n en toda la noche.