Alemania y las misiones de la ONU
LA DECISI?N del Tribunal Constitucional de Karlsruhe sobre la presencia de tripulaciones alemanas en la misi¨®n de la ONU sobre los cielos de Bosnia ha salvado al Gobierno germano de una grave crisis. Al considerar dicha presencia. acorde con la legalidad ha evitado que estallase la coalici¨®n gubernamental formada por los liberales y el partido democristiano (CDU) del canciller Kohl. Los partidos liberal y socialdem¨®crata, que hab¨ªan pedido al Tribunal Constitucional que anulase la decisi¨®n del Gobierno de Kohl de enviar tripulaciones alemanas a los aviones AWACS, han sufrido un fracaso que deber¨ªa hacerles reflexionar.En este caso la soluci¨®n ha sido facilitada por dos hechos: por un lado, la OTAN asume el mando pr¨¢ctico de esta operaci¨®n de la ONU, y ello facilita la coincidencia con el texto constitucional. Por otra parte, se trata de un n¨²mero limitado de especialistas alemanes a bordo de unos aviones norteamericanos de vigilancia. De haberse tratado del env¨ªo de tropas alemanas a la antigua Yugoslavia, de la misma manera que las hay espa?olas, canadienses o francesas en misiones humanitarias, el problema hubiese sido m¨¢s complejo.
El propio Consejo de Seguridad no hubiese pensado siquiera en enviar soldados alemanes a territorios donde el recuerdo de una ocupaci¨®n hitleriana salvaje ha sido reavivado por la utilizaci¨®n que hacen los beligerantes, en sus propagandas respectivas, de antecedentes de la II Guerra Mundial. Si no hay com¨²n medida entre la hip¨®tesis de tropas alemanas en misi¨®n humanitaria y los grupos de especialistas germanos en los aviones AWACS, s¨ª existe un problema de fondo, que es el que ha dado lugar al conflicto entre el canciller Kohl, sus aliados del partido liberal y sus adversarios socialdem¨®cratas. Ese problema de fondo dimana del texto de la Constituci¨®n alemana, que proh¨ªbe la participaci¨®n de tropas alemanas en acciones al margen de la OTAN. Hablando en plata, s¨®lo deb¨ªan servir para contestar a una eventual agresi¨®n sovi¨¦tica. Nada m¨¢s.
En la actual situaci¨®n internacional revisten una importancia creciente las acciones militares decididas por la ONU para prevenir conflictos, intentar ponerles fin o llevar ayuda humanitaria. Hasta ahora, Alemania ha estado sistem¨¢ticamente ausente de ese tipo de acciones. Pero no parece l¨®gico que unas restricciones establecidas como consecuencia del papel de la Alemania hitleriana en la II Guerra Mundial sirvan ahora para privar a la ONU -cuando tiene que hacer frente a crecientes exigencias- de la posibilidad de utilizar soldados alemanes. Tampoco ser¨ªa l¨®gico que un. aspecto importante de la pol¨ªtica exterior alemana quede sometido a las decisiones del Tribunal Constitucional de Karlsruhe. Ser¨ªa grave que la ambig¨¹edad constitucional abriese una incertidumbre permanente sobre decisiones pol¨ªticas que finalmente quedar¨ªan en manos de un ¨®rgano no apropiado: el tribunal encargado de vigilar la constitucionalidad de las leyes del pa¨ªs.
El partido liberal, en el caso de las tripulaciones de los, AWACS, se ha colocado en una situaci¨®n particularmente absurda, ya que el ministro de Exteriores, Klaus Kinkel, pert¨¦nece a dicho partido. Kinkel aboga por un creciente papel de Alemania en la ONU, incluso pidiendo un puesto permanente en el Consejo de Seguridad. Pero tal petici¨®n no se compagina bien con una actitud de ausencia sistem¨¢tica de las tropas alemanas en todas las acciones de la ONU.
La ¨²ltima sentencia de Karlsruhe ha abierto una brecha. Los partidos alemanes, partiendo de esa experiencia, deber¨ªan estudiar conjuntamente las reformas necesarias para que Alemania pueda asumir en el sistema internacional una responsabilidad comparable a la de otros pa¨ªses.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.