Julio Medem: "El Pa¨ªs Vasco me produce asfixia y fascinaci¨®n"
El cineasta estrena ma?ana 'La ardilla roja', una historia de juego y mentira
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Julio Medem present¨® ayer su ¨²ltimo filme La ardilla roja, una compleja historia de juego y mentiras. Con gui¨®n del propio Medem, el cineasta vasco (San Sebasti¨¢n, 1958) intenta seducir y crear emociones al espectador jugando con la verdad, la mentira, los sentimientos, los recuerdos y el miedo, en una pel¨ªcula protagonizada por Emma Su¨¢rez, Nancho Novo, Mar¨ªa Barranco y Carmelo G¨®mez. Julio Medem siente que su cine es incomprendido en el Pa¨ªs Vasco, hacia el que siente una relaci¨®n de amor-odio. "En el Pa¨ªs Vasco me siento asfixiado y fascinado al mismo tiempo" confiesa el director de La ardilla roja, que se estrena ma?ana.
Medem no oculta el miedo que le embarga ante el estreno de su segundo largometraje. El primero, Vacas, tuvo una excelente acogida y recibi¨® multitud de premios. Y ¨¦l todav¨ªa no se explica su ¨¦xito. "Yo no pensaba que Vacas fuera tan bien acogida, sobre todo fuera de Espa?a. No me esperaba el ¨¦xito de Vacas y ten¨ªa mucho miedo, casi tanto como ahora, por el riesgo que supone ponerme al l¨ªmite de lo ortodoxo. Corro el riesgo de que si me ponen la plantilla normal me salgo por los bordes y a la vez me quedo corto, me dejo grandes huecos". Con La ardilla roja, Medem es consciente de que ha hecho una huida hacia adelante con respecto a Vacas. "Me he planteado hacer una cosa distinta. He hecho lo que me parec¨ªa que ten¨ªa que hacer, una pel¨ªcula muy diferente a la anterior: plantearme problemas distintos, trabajar m¨¢s con los actores, con su complejidad psicol¨®gica, su forma de hablar...".Producida por Sogetel, La ardilla roja es, en s¨ªntesis, la historia de un joven al borde del suicidio, ¨²nico testigo de un misterioso accidente de moto en el que una chica parece haber perdido la memoria. El joven la lleva al hospital diciendo que es su novia y se inventa toda una historia acerca de los dos. Una ma?ana se fugan y se van de vacaciones a un camping llamado La Ardilla Roja. Una vez all¨ª, se desarrollar¨¢ una extra?a y seductora historia de amor y de enga?o entre ellos. Medem confiesa que ha realizado un aut¨¦ntico juego con la pel¨ªcula, sin caer en la trampa -"yo intento ser muy honesto"-, juego en el que se ha sentido atrapado todo el equipo t¨¦cnico y art¨ªstico del filme. "Lo que m¨¢s me ha seducido de esa historia ha sido la posibilidad de estar jugando siempre y de ofrecer un clima narrativo de juego, disfrutar con ¨¦l y hacer part¨ªcipe al p¨²blico con ello. Cuando se juega de esa forma, con las apariencias, la verdad la mentira, los sentimientos, los recuerdos y el miedo, el espectador se puede sentir m¨¢s seducido a entrar en la historia. En La ardilla roja jugamos todos. Juegan los personajes, la estructura de la historia y juego yo", dice Medem.
Amplificar las emociones
La m¨²sica tiene, al igual que en Vacas, un papel primordial en este filme de Medem. El compositor Alberto Iglesias es de nuevo el autor de la banda sonora de La ardilla roja. Amigos desde la infancia, Iglesias y Medem forman un tandem perfecto, a tenor de los piropos rec¨ªprocos que se ofrecen. "Alberto es un m¨²sico absolutamente genial", dice Medem. El compositor califica de casi insuperables. la la intensidad y sensibilidad del cineasta. "La m¨²sica me construye la atm¨®sfera y a trav¨¦s de ese clima se entienden mejor las cosas porque se sienten m¨¢s. Intento llegar al espectador a trav¨¦s de emociones m¨¢s que de pensamientos o de ideas y la m¨²sica en ese sentido es un veh¨ªculo muy sensorial y directo. Da potencia a las sensaciones", se?ala Medem.Nacido en San Sebasti¨¢n y licenciado en medicina, profesi¨®n que nunca ha ejercido -"quer¨ªa ser psiquiatra y en cuarto curso de carrera me di cuenta de que lo que de verdad deseaba era dedicarme al cine, aunque termin¨¦ medicina por si acaso"-, Medem sufre por la incomprensi¨®n de su cine en el Pa¨ªs Vasco. "Vacas surge de la sensaci¨®n que produce vivir en un pa¨ªs muy especial, sometido a una tensi¨®n social y pol¨ªtica fuerte. Es una relaci¨®n de amor-odio que es dif¨ªcil de llevar. Por una parte est¨¢s encantado y te gustar¨ªa que tu pa¨ªs fuera distinto, pero por otra es muy dif¨ªcil cambiar las cosas y es muy dificil opinar. Es una sociedad m¨¢s primaria, donde no existe el debate y no se piensa o se piensa poco. Es una sensaci¨®n en la que se sufre y te sientes muy incomprendido. Mi cine es mucho m¨¢s incomprendido en el Pa¨ªs Vasco. En el caso de Vacas me imagino que es porque he tocado un tema como el mundo rural vasco que es m¨¢s o menos sagrado y est¨¢ muy mitificado. Yo lo he tratado de una manera poco re verente y doy una ?magen que no es muy positiva del pa¨ªs. El mensaje final es de un lugar as fixiante, en el que la ¨²nica manera de vivir es aislarte o fugarte", confiesa el cineasta.
Sin embargo, Medem no oculta la fascinaci¨®n por su lugar de origen, del que critica el nacionalismo sin rumbo. "Siento asfixia y fascinaci¨®n por el Pa¨ªs Vasco. Es un pa¨ªs con una vitalidad muy grande, muy interesante y con gente muy abierta y de vanguardia. Hay una energ¨ªa potencial muy fuerte, sobre todo en la izquierda, pero hay una p¨¦rdida de rumbo bastante grande por el nacionalismo. Yo estoy de acuerdo con una faceta del nacionalismo que es la de sentirte de donde eres, y sentir orgullo y cierto apego al sitio al que perteneces y conocer las tradiciones. y disfrutarlas si te apetece. Una vez que esto lo tienes claro, hay que estar muy abierto y muy pendiente del mundo, que es muy diverso. Hay que seguir creciendo y si nos dedicamos a mirarnos a nosotros mismos, a nuestro pasado, a nuestras costumbres y a nuestra supuesta autenticidad vamos a acabar metidos en un quiste terrible", dice este cineasta que no habla euskera y nunca ha militado en partido alguno.
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