Ponme la mano aqu¨ª, macorina

"Yo he llorado muchas veces oyendo a Chavela", dijo Pedro Almod¨®var al presentar el primero de los tres recitales de la cantante mexicana en su reencuentro con Madrid. Y todo el mundo supo que quedaba abierta la veda para el llanto. Cuando ella sali¨® al escenario, la abarrotada sala Caracol se convirti¨® en clamor.Chavela Vargas, a sus 74 a?os, es como la revoluci¨®n de Pancho Villa pero por dentro, por las monta?as del coraz¨®n. Abri¨® fuego con La macorina, su canci¨®n insignia, escrita para ella por el espa?ol Alfonso Cam¨ªn, hace casi medio siglo. "P¨®nme la mano aqu¨ª, macorina", es el susurro de los guerrilleros y de los amores prohibidos. Y cuando Chavela canta eso, cuando dice "aqu¨ª", se puede referir al coraz¨®n, a la pistola, a los centros, al alma entera.

Un silencio sonoro -casi se podr¨ªa decir recogimiento sagrado- inund¨® la sala durante las dos horas de actuaci¨®n. Pero al terminar cada una de las canciones, estallaba el grito un¨¢nime del p¨²blico fascinado. El repertorio de Chavela pertenece por derecho a las p¨¢ginas m¨¢s bellas de la canci¨®n popular en castellano. Chavela convierte la ranchera en metaf¨ªsica al alcance del gran p¨²blico.

Envuelta en un poncho adornado con motivos aztecas, pantal¨®n blanco, botas blancas, da la impresi¨®n de que la cantante no es de carne y hueso; da la impresi¨®n de ser inmaterial, como casi todo lo sublime.

Cuando a los 74 a?os se sale a cantar a un escenario, no hay m¨¢s alternativa que el patetismo o la perfecci¨®n. Chavela Vargas es la perfecci¨®n. Dice los bell¨ªsimos textos con tal maestr¨ªa que logra realizar el milagro: m¨¢s que con una artista, uno se encuentra con el arte. Consigue mantenerse en la cima de lo prodigioso durante todo el concierto, sin decaer un solo momento.

Arrebatadora

Cant¨® m¨¢s de 40 canciones, y en todas ellas estuvo inmensa, arrebatadora. No hay sofisticaci¨®n alguna. Todo es pura verdad, desnuda sencillez. ?Qu¨¦ tema destacar? Todos, sin excepci¨®n: desde La macorina hasta Amaneci¨® otra vez, que cerr¨® el espect¨¢culo, pasando por Que te vaya bien, Piensa en m¨ª, Luz de luna, Paloma negra, Catar¨ª, Volver, Los ejes de mi carreta, Mar¨ªa Teposteca, La noche de los luceros, Cuando t¨² te hayas ido, China, Poco a poco, Golondrina de ojos negros, Cartas marcadas, La llorona... A pesar de todo, la gente no acab¨® borracha de sensaciones, sino llena de belleza.Cuando cant¨®: "Hoy voy as¨ª a la vida; / antes iba a la muerte", se le rindi¨® una ovaci¨®n que m¨¢s parec¨ªa el abrazo apasionado de dos amantes que no se ve¨ªan desde hace tiempo. Y ella, serena, s¨®lo pudo contestar, aguantando el sollozo: "Qu¨¦ amante espera as¨ª 20 a?os?".

Durante la actuaci¨®n hubo aromas de otros tiempos, en los que Chavela navegaba por los mares del delirio. Porque ha rizado el rizo de la lucidez: ya no necesita el arte del olvido; puede recordar todo sin que nada le haga da?o; puede estar sosegada y, al mismo tiempo, alborotada por volver; exhala serenidad igualmente en un escenario que en la penumbra vaga de una peque?a alcoba.

Es casi seguro que su estancia en Espa?a se prolongue y que siga actuando en Caracol algunas semanas m¨¢s. Y est¨¢ ya confirmado que grabar¨¢ de nuevo aqu¨ª, producida por el librero Manuel Arroyo.

Una famosa actriz, con los ojos enrojecidos, sal¨ªa diciendo: "Yo cuando sea joven quiero ser como Chavela". Pero para ser tan joven como ella hay que tener muchos siglos y muchas cicatrices.