Medio siglo en el Banco de Italia
Carlo Azeglio Ciampi es desde ayer el primer presidente del Gobierno en la Italia de la posguerra que nunca ha sido parlamentario electo. Siempre paralela a la pol¨ªtica, pero sin haberse entrecruzado nunca directamente en ella, la vida adulta de Ciampi ha transcurrido pr¨¢cticamente en el Banco de Italia.Nacido el 9 de diciembre de 1920 en Livorno, patria tambi¨¦n del escultor Amadeo Modigliani, Ciampi comenz¨® a trabajar en el instituto emisor italiano ya en 1946, poco despu¨¦s de licenciarse en Derecho en la Universidad de Pisa.
Entr¨® como empleado de bajo nivel, adscrito a filiales de filiales provinciales, como las de Bolo?a y Macerata. Y fue ascendiendo hasta ser llamado al servicio de estudios central, en 1960. Pas¨® a dirigir dicho servicio en 1970, y a partir de ah¨ª, inici¨® una carrera mete¨®rica. En 1976, fue nombrado director general y el 8 de octubre de 1979, gobernador, puesto en el que sucedi¨® a Paolo Baffi, sucesor a su vez de Guido Carli, el economista que falleci¨® hace una semana, tras haber sido durante 16 a?os la autoridad monetaria italiana.
R¨¦cord de permanencia
Ciampi tiene un r¨¦cord casi comparable de permanencia al frente de esa complicada tarea. Casado, con dos hijos, hombre de aficiones art¨ªsticas y cultura, cat¨®lico pero aconfesional en la pol¨ªtica, ha conservado siempre buenas relaciones con la Democracia Cristiana, y de hecho ha tenido por fuerza de su cargo que estar en el meollo de muchos secretos de Italia. Pero desarroll¨® una amistad especial con el dirigente republicano Ugo La Malfa, y una gran afinidad con Giovanni Agnelli, el presidente de la gigantesca Fiat.
Pero su vida ha sido el trabajo, y m¨ªnimo el tiempo dedicado a las relaciones sociales, ya que las ocupaciones tampoco le permit¨ªan m¨¢s alegr¨ªas. Durante su carrera, le toc¨® ocuparse desde Bankitalia de esc¨¢ndalos tan graves como el del Banco Ambrosiano.
Y a¨²n manteniendo las buenas relaciones ya mencionadas con la pol¨ªtica, no olvid¨® la tarea ¨¢spera de actuar como guardi¨¢n de la ortodoxia financiera y fue mentor de una austeridad que los Gobiernos italianos han visto frecuentemente con mala cara.
Un hito en su carrera fue el logro de la autonom¨ªa del Banco de Italia frente al Gobierno, al que se lleg¨® cuando se suprimi¨® la obligaci¨®n de que el instituto emisor cubriera las series de deuda p¨²blica que quedaran vacantes tras las subastas. Ah¨ª murieron las posibilidades de que el Gobierno siguiera financiando sus d¨¦ficit a base de hacer funcionar la m¨¢quina de fabricar moneda.
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