Mensaje socialista
LOS SOCIALISTAS han avanzado los ejes de su contraofensiva: un balance que contemple la d¨¦cada en su conjunto, y no s¨®lo la ¨²ltima legislatura; un programa que ponga el acento en el realismo y concreci¨®n de las propuestas; una voluntad de enmienda respecto a los agujeros negros de la corrupci¨®n; y la b¨²squeda de identificaci¨®n del electorado con el presidente Gonz¨¢lez antes que con su partido. El manifiesto-programa que discutir¨¢ hoy el Comit¨¦ Federal del PSOE, las respuestas de Gonz¨¢lez en la entrevista televisiva del mi¨¦rcoles y las iniciativas de renovaci¨®n simbolizadas por la incorporaci¨®n del juez Garz¨®n son los elementos que permiten rastrear esos ejes del mensaje con el que se proponen contrarrestar la ofensiva de sus rivales pol¨ªticos. El balance presentado aspira a hacer frente a ese ?mpresionismo ahora de moda consistente en juzgar los procesos hist¨®ricos por sus ¨²ltimos cinco minutos. Afirmar que el resultado de la gesti¨®n socialista son los tres millones de parados es demagogia pura, por m¨¢s que el dato forme parte de la realidad y sea l¨®gico que la oposici¨®n lo resalte. Pero no es lo mismo que la cobertura del desempleo alcance a un tercio de los parados (38% en 1983) o que cubra a casi el 80%. Ni es indiferente que los hijos de esos parados tengan garantizada la escuela y que la sanidad se haya universalizado, algo impensable hace algunos a?os, o que el n¨²mero de estudiantes con becas fuera a multiplicarse por cuatro en 10 a?os.
El programa que hoy aprobar¨¢ el PSOE -y que ayer public¨® EL PA?S- proclama que la primera medida social consiste en crear empleo y plantea con realismo la relaci¨®n entre ese objetivo y el aumento de la competitividad, y entre ¨¦sta y la moderaci¨®n de costes y beneficios. La experiencia indica que aumentos salariales no condicionados a los de la productividad desatan una din¨¢mica de inflaci¨®n-paro cuyo efecto es la reducci¨®n simult¨¢nea de las cuotas de mercado, los beneficios empresariales y el empleo. El ¨¦nfasis puesto por el candidato Gonz¨¢lez (en Tele 5) en el impulso de la contrataci¨®n a tiempo parcial parece indicar que esa ser¨¢ otra v¨ªa a explorar para facilitar un reparto efectivo del trabajo disponible.
En el aspecto pol¨ªtico, el balance es tambi¨¦n algo m¨¢s complejo que el maniqueo presentado por los alaridos de algunos neodem¨®cratas medi¨¢ticos, cuya propia influencia desmiente su pretensi¨®n de ser v¨ªctimas del acoso del poder. Pero aunque la libertad no dependa, como proclaman, de que pierda el PSOE, es cierto que los esc¨¢ndalos en que se han visto involucrados los principales partidos, y especialmente el del Gobierno, han desacreditado gravemente el sistema y las instituciones. La credibilidad de las propuestas program¨¢ticas es en este terreno muy limitada. Las medidas relativas al sistema de financiaci¨®n de los partidos, por ejemplo, pueden estar bien, pero no resolver¨¢n nada mientras no se modifique la estructura de poder de los propios partidos. La idea de distinguir entre las donaciones personales y las realizadas por empresas es razonable si se quiere evitar que los donantes hagan pagar su generosidad a los consumidores, repercutiendo su importe en los precios de sus productos. Pero suena a m¨²sica celestial si se compara con la t¨¦cnica de captaci¨®n de fondos privados revelada por esc¨¢ndalos como Filesa, Naseiro y otros. Tiene raz¨®n Arzalluz al afirmar que los partidos, en general, se han financiado irregularmente.
En el caso del PSOE, cuya mayor responsabilidad deriva de su mayor poder pol¨ªtico y capacidad de presi¨®n, as¨ª como, sobre todo, de sus intentos de instrumentalizaci¨®n de las instituciones, la credibilidad depende menos de las proclamas de arrepentimiento que de compromisos pr¨¢cticos como la incorporaci¨®n al grupo parlamentario de personas como Garz¨®n o P¨¦rez Mar??o. El hecho de que la incorporaci¨®n de esas y otras personas no afiliadas al PSOE haya sido presentada como iniciativa personal de Felipe Gonz¨¢lez parece indicar, de otro lado, la voluntad de desligar sutilmente la petici¨®n de voto de la adhesi¨®n al partido que lidera. Pero ello demuestra la debilidad fundamental de la posici¨®n socialista: la dificultad de convencer a la gente de que una nueva victoria no ser¨¢ interpretada por ellos como convalidaci¨®n incondicional de una trayectoria que incluye comportamientos sectarios.
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