La hora de la opci¨®n definitiva
El presidente Bor¨ªs Yeltsin obtuvo un importante respaldo en el refer¨¦ndum celebrado el pasado domingo en Rusia, dice el autor, pero ahora se enfrenta a la opci¨®n definitiva: en qui¨¦n apoyarse para elaborar una nueva Constituci¨®n.
Antes de reflexionar sobre c¨®mo el presidente Bor¨ªs Yeltsin puede aprovechar los resultados del refer¨¦ndum habr¨ªa que analizar brevemente las respuestas a sus preguntas. Algunas de las cifras obtenidas coinciden con los pron¨®sticos que indicaban una participaci¨®n del 60% al 65% del censo. Otras dos cifras previstas en muchos pron¨®sticos, entre ellos el m¨ªo, eran las respuestas a la primera y la cuarta preguntas (la confianza en el presidente y la reelecci¨®n anticipada de los diputados). La dificultad para conseguir un 50% m¨¢s uno del censo era obvia, pero no cab¨ªa duda de que el apoyo al presidente rondar¨ªa el 60% de los votantes y que alrededor del 70% de los mismos estar¨ªan por las elecciones anticipadas de los diputados. Los resultados de la tercera pregunta (la reelecci¨®n del presidente), y sobre todo de la segunda (el apoyo a la pol¨ªtica econ¨®mica), fueron algo m¨¢s inesperados.Es relativamente f¨¢cil explicar por qu¨¦ la mitad de los que acudieron a las urnas se pronunciaron a favor de las elecciones anticipadas del presidente. En gran parte, este resultado se debe al porcentaje del 10% al 15% de partidarios de Yeltsin que votaron por su elecci¨®n anticipada, siguiendo as¨ª el llamamiento del mismo presidente para que respondieran s¨ª a las cuatro preguntas. La respuesta a la segunda pregunta, sin embargo, fue una sorpresa casi fant¨¢stica.
A primera vista, y contra toda l¨®gica, considerando el deterioro de la situaci¨®n econ¨®mica de un amplio sector de la poblaci¨®n, el 54% de los electores apoyaron la pol¨ªtica socioecon¨®mica del presidente. Los m¨¢s fieles partidarios de Yeltsin, al otorgarle su confianza, apoyaban tambi¨¦n conscientemente su pol¨ªtica. La mayor¨ªa de los rusos, no obstante, apoyaron la l¨ªnea de Yeltsin por razones muy distintas. En v¨ªsperas del refer¨¦ndum, los medios de comunicaci¨®n reflejaron un notable acontecimiento en la vida pol¨ªtica del pa¨ªs: el centro, como unidad ideol¨®gica, pol¨ªtica y organizativa independiente desapareci¨® del espectro pol¨ªtico. Este fen¨®meno se utiliz¨® para convencer a la opini¨®n p¨²blica de que la opci¨®n estaba entre Yeltsin, por una parte, y los comunistas y nacional-patriotas del Frente de Salvaci¨®n Nacional (FSN), por otra.
De este modo, muchos de los que votaron por Yeltsin en la segunda pregunta votaban en realidad contra los comunistas y el FSN. Otro factor que, por lo visto, desempe?¨® un papel bastante importante ha sido que, con las numerosas elecciones de los ¨²ltimos a?os, el electorado ruso ha adquirido algunos de los rasgos t¨ªpicos de las democracias desarrolladas occidentales y, sobre todo, de EE UU.
Los estudios sociol¨®gicos indican que en Rusia, como en EE UU, los grupos de poblaci¨®n m¨¢s educados y con mayor nivel de bienestar son m¨¢s activos pol¨ªticamente, mientras los grupos m¨¢s sufridos se comportan de forma pasiva y se acomodan psicol¨®gicamente a la idea de que su participaci¨®n no puede cambiar la situaci¨®n real. Por eso, probablemente, la oposici¨®n est¨¢ en lo cierto cuando asegura que las posibilidades de Yeltsin de ganar el apoyo para su reforma son inversamente proporcionales al porcentaje de participaci¨®n.
En cualquier caso, los resultados obtenidos, pese a no tener fuerza jur¨ªdica obligatoria, son una sustancial victoria del presidente y abren ante ¨¦ste una gama de posibilidades para consolidarla. Una de las principales tareas que Yeltsin debe abordar ahora es fortalecer el deslizamiento hacia el centro que han experimentado tanto el presidente como su pol¨ªtica.
Problemas urgentes
Yeltsin tendr¨¢ que resolver varios problemas urgentes. Uno de los principales, aparecido despu¨¦s del refer¨¦ndum, es la eventual utilizaci¨®n de sus resultados para escindir y polarizar a¨²n m¨¢s la sociedad mediante el retorno a la pol¨ªtica econ¨®mica de Yegor Gaidar, Guennadi B¨²rbulis, Mija¨ªl Poltaranin y otros pol¨ªticos, tal como anunci¨® el jefe de la administraci¨®n presidencial, Sergu¨¦i Fil¨¢tov.
Yeltsin, sin embargo, puede utilizar estos mismos resultados para moverse resueltamente hacia el centro para liquidar del todo un centro pol¨ªtico independiente del presidente y de su pol¨ªtica, y transformarse a s¨ª mismo y a su Administraci¨®n en representantes de los intereses de una coalici¨®n de centro-derecha. Para eso, Yeltsin tendr¨ªa que seguir empleando la ret¨®rica -base del arsenal ideol¨®gico de los centristas de la Uni¨®n C¨ªvica- sobre la econom¨ªa de mercado de orientaci¨®n social y el papel activo del Estado en la regulaci¨®n econ¨®mica. Tambi¨¦n ser¨ªa deseable que algunos nombramientos recayeran en activistas de la Uni¨®n C¨ªvica, para probar la derrota obvia del centro como estructura ideol¨®gica independiente y opci¨®n pol¨ªtica.
El problema clave para el presidente es aprobar la nueva Constituci¨®n y convocar elecciones anticipadas el pr¨®ximo oto?o. El actual Congreso de los Diputados no puede aprobar el proyecto de Constituci¨®n presidencial, porque este texto, basado en principios mixtos, da al presidente poderes muy amplios. El presidente es el jefe del Estado y, de hecho, el jefe del Ejecutivo simult¨¢neamente aunque mantiene formalmente el puesto de presidente del Consejo de Ministros. Puede disolver la Asamblea Federal -un Parlamento de dos c¨¢maras- y destituir al Gobierno. Pese a su clara tendencia a reforzamiento del poder presidencial, un sistema semejante, formalmente no muy democr¨¢tico, es, a mi juicio, el m¨¢s aceptable para el periodo de transici¨®n en Rusia.
Como ya dijimos, el Congreso no aprobar¨¢ una Constituci¨®n semejante y no querr¨¢ convocar las elecciones anticipadas en oto?o sobre la base de esta Constituci¨®n. Considerando esta circunstancia, los c¨ªrculos pol¨ªticos analizan dos posibles variantes de desarrollo. En ambas, el papel clave corresponde a los sujetos de la Federaci¨®n y a los poderes f¨¢cticos. En la primera, el presidente, contando con la voluntad popular y tras obtener el apoyo de los sujetos de la Federaci¨®n para su Constituci¨®n, se dirigir¨¢ al Congreso. En este caso, el presidente puede proponer al Congreso que apruebe la Constituci¨®n y que convoque elecciones anticipadas simult¨¢neas, tanto del presidente como de los diputados, el pr¨®ximo oto?o. Y s¨®lo si el Congreso se negara a aprobar la Constituci¨®n y convocar elecciones, ser¨ªa posible, apoy¨¢ndose en la voluntad popular y en los sujetos de la Federaci¨®n, disolver el Congreso y hacer aprobar la Constituci¨®n por los representantes de los sujetos de la Federaci¨®n, y por los representantes de un amplio espectro de organizaciones pol¨ªticas y sociales.
La segunda variante supone renunciar a colaborar con el Congreso para adoptar la Constituci¨®n y la convocatoria de una Asamblea Constituyente -con participaci¨®n de los sujetos de la Federaci¨®n y representantes de las fuerzas pol¨ªticas y sociales- para aprobar este documento y convocar elecciones anticipadas.
Escisi¨®n
Tanto en la primera variante como en la segunda, cabe la posibilidad de que los diputados opongan resistencia. En la primera, el presidente puede conseguir escindir las filas de la oposici¨®n, heterog¨¦nea y dividida en dos grupos: el de Jasbul¨¢tov y el Parlamento y el de la oposici¨®n irreconciliable parlamentario-callejera. Si la oposici¨®n se escinde, ser¨¢ probablemente m¨¢s f¨¢cil localizar la resistencia de algunos grupos de oposici¨®n parlamentaria y extraparlamentaria.
En la segunda variante es obvio que, con excepci¨®n del peque?o grupo fiel a Yeltsin, todos los diputados se pronunciar¨¢n en contra de cualquier intento del presidente de aprobar la Constituci¨®n y convocar nuevas elecciones al margen del Congreso, e intentar¨¢n movilizar a la resistencia tanto en la capital como en las regiones, y eso s¨ª que puede tener consecuencias muy graves, sobre todo considerando la posici¨®n ambigua de los poderes f¨¢cticos. Es dif¨ªcil decir, cu¨¢l ser¨¢ la variante que se pondr¨¢ en pr¨¢ctica, pero est¨¢ claro que habr¨¢ que esperar poco para saberlo y que, en los pr¨®ximos d¨ªas o semanas, seremos testigos de las acciones del presidente para lograr sus fines pol¨ªticos.
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