Un Pat Metheny en plena madurez abri¨® con ¨¦xito su gira espa?ola
El guitarrista present¨® su ¨²ltimo disco, 'Secret story', en el Palacio de Deportes de Madrid
El madrile?o Palacio de Deportes fue anoche testigo de la presentaci¨®n espa?ola de Secret story, la obra m¨¢s ambiciosa que Pat Metheny ha compuesto hasta el momento. El guitarrista, al frente de una banda compuesta por ocho m¨²sicos, trabaj¨® con ah¨ªnco para que la versi¨®n de escenario no desmereciera con respecto a la de la producci¨®n discogr¨¢fica. El resultado final fue excelente, a pesar de las ausencias inevitables del coro camboyano y de los miembros de la London Orchestra que realzan con sus voces e instrumentos de cuerda algunas piezas del disco.
Pat Metheny estuvo m¨¢s entregado y dispuesto a cubrir huecos que nunca, y las alrededor de 6.000 personas que casi llenaron el aforo lo notaron y le agradecieron el esfuerzo doblemente entusiasmados.Antes del concierto, las inmediaciones del Palacio de Deportes ofrec¨ªan un animad¨ªsimo aspecto, con su fachada principal lujosamente iluminada y tenderetes extendi¨¦ndose a sus pies. Faltaban apenas cinco minutos para el inicio y la fila de entrada menguaba con lentitud exasperante. Tampoco era cosa de correr: hab¨ªa que contar con la exacta impuntualidad que caracteriza a las grandes figuras. Con media hora justa de retraso se hizo la oscuridad y la m¨²sica empez¨® a sonar.
La rnayor parte del p¨²blico parec¨ªa haber acudido para escuchar al Metheny cosechador de premios Graminy, seis hasta la fecha, mientras el resto quiz¨¢ prefer¨ªa reencontrarse con el Metheny perseguidor de nuevas sonoridades y promotor de reuniones art¨ªsticamente provechosas con m¨²sicos de toda ideolog¨ªa.
Pero Pat Metheny, cada vez m¨¢s maduro, supo complacer a los dos sectores con los colores vivos de su tan aplaudido ¨²ltimo trabajo.
Una carrera minuciosa
Secret story es resumen de una carrera construida sobre la observaci¨®n minuciosa de las tendencias musicales y sobre la aplicaci¨®n de soluciones personales a aquellas que mejor se adaptan a sus cualidades y gustos.Aunque Metheny ha demostrado sobradamente su capacidad para moverse con soltura dentro de formas marginales y hasta severas, con Secret story mira hacia otro lado y se refugia en el valor seguro dela superproducci¨®n.
Los 14 temas que integran la obra forman un rosario multicolor que protege contra la monoton¨ªa: la atractiva levedad mel¨®dica de Facing west engarza sin contratiempos con la compleja textura de Finding and befieving y los momentos de enso?aci¨®n, a los que tan proclive es Metheny, no sucumben cuando se los compara con los tambi¨¦n frecuentes de serena solemnidad.
Aqu¨ª y all¨¢ se perciben ecos del sinfonismo amigable de Aaron Copland, de las sugerentes ideas repetitivas de Steve Reich y hasta de la peculiar manera de orquestar del menospreciado Mike Gibbs, pero es justo reconocer que Metheny ha estampado en Secret story su propio sello.
Con su habitual atuendo de pantal¨®n vaquero y camiseta a rayas, Metheny trat¨® con esmero su har¨¦n de guitarras. Consigui¨® destacar la personalidad de cada una, incluso cuando sonaba en pleno epicentro de una densa trama de fondos orquestales, proporcionados por los teclados de Gil Goldstein y Jim Beard, y el intenso ritmo generado por Steve Rodby (bajo), Paul Wertico (bater¨ªa) y Armando Marcal (percusi¨®n).
El vendedor ambulante que a la salida del concierto ofreciera pins de guitarras seguramente hizo el negocio de su vida. Metheny crea afici¨®n.
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