Muere William Hearst, hijo del creador del periodismo sensacionalista en EE UU
William Randolph Hearst Jr., ¨²ltimo miembro de un clan que hizo historia en el periodismo norteamericano, acab¨® ayer a los 85 a?os una dulce vida de millonario en la que sus momentos culminantes fueron los de hijo de una leyenda y padre de una celebridad de los a?os 70.La muerte de Hearst Jr., el viernes en Nueva York por causas naturales, fue comunicada ayer por un portavoz del imperio period¨ªstico heredado de su padre, William Randolph Hearst, introductor y promotor del penodismo sensacionalista en Estados Unidos y personaje en que se inspir¨® el c¨¦lebre filme de Orson Welles Ciudadano Kane.
Vililliam Hearst Jr. dedic¨® su vida a mantener en pie la cadena de medios que su padre le dej¨® al morir en 1951. A las ¨®rdenes del creador de la saga, Hearst Jr. comenz¨® su carrera como reportero y gan¨® un premio Pulitzer en 1956 por sus cr¨®nicas internacionales. Ha escrito durante m¨¢s de 40 a?os una columna en uno de sus peri¨®dicos, el San Francisco Examiner.
El apellido Hearst est¨¢, no obstante, m¨¢s vinculado en Estados Unidos a su padre -un californiano hijo de un buscador de oro a quien se atribuye haber creado el sentimiento nacional favorable a la declaraci¨®n de guerra de Estados Unidos contra Espa?a-, y a su hija, Patty Hearst, que se hizo famosa al ser secuestrada en 1974 por un peque?o grupo al que despu¨¦s se unir¨ªa.
Patty Hearst fue cond¨¦nada en 1.976 a siete a?os por participar en varios asaltos a mano armada en California junto a miembros del Ej¨¦rcito Simbi¨®tico de Salvaci¨®n, el grupo que la hab¨ªa secuestrado dos a?os antes.
Esa organizaci¨®n, que no contar¨ªa con m¨¢s de una docena de miembros, hab¨ªa arrancado dos millones de d¨®lares al padre de Patty como rescate. Esa cantidad se destin¨¦ a comida para los pobres, y la joven estudiante de la universidad de Berkeley se qued¨® con sus secuestradores. Inicialmente se pens¨® que Patty hab¨ªa sido obligada con ellos en dos asaltos, pero el juicio posterior prob¨® que hab¨ªa sido convencida por el jefe del grupo, Donald DeFreeze, de la bondad de su causa.
Patty Hearst permaneci¨® en la organizaci¨®n cinco a?os y despu¨¦s escribi¨® un libro, Every Secret Thing, en que relata las experiencias de esos a?os, incluidos los tres que pas¨® a tiempo parcial en la c¨¢rcel.
El bisabuelo de Patty era un pionero que encontr¨® oro en California y lleg¨® m¨¢s tarde a senador por ese mismo Estado. El abuelo de Patty, el famoso William Randolph Hearst, fue expulsado de la universidad de Harvard por rebelde e indisciplinado.
William Randolph Hearst protagoniz¨® a finales del XIX y principios del XX una verdadera tormenta en el periodismo norteamericano. Cuando compr¨® el San Francisco Examiner introdujo un estilo de noticias exageradas y a veces falsas que le permiti¨® obtener beneficios en dos a?os. Hearst llev¨® despu¨¦s ese estilo, desconocido hasta entonces en el mundo, hasta Nueva York, donde compr¨® el New York Morning Journal y contrat¨® a los mejores escritores de la ¨¦poca. El Journal impuso grandes titulares, despliegue fotogr¨¢fico y secciones en color, que ser¨ªa la escuela del periodismo sensacionalista en los a?os posteriores. El peri¨®dico se vend¨ªa a un precio menor que los dem¨¢s y enseguida alcanz¨® una distribuci¨®n r¨¦cord.
Guerra contra Espa?a
William Randolph Hearst alcanz¨® gran relevancia pol¨ªtica al desencadenar una campa?a de noticias distorsionadas y manipuladas que encendieron el sentimiento patri¨®tico y obligaron al Gobierno de Estados Unidos a declararle la guerra a Espa?a en 1898.
Despu¨¦s llegar¨ªa a alcanzar un esca?o en la C¨¢mara de Representantes, pero fracas¨¦ en sus intentos de ganar el gobierno y la alcald¨ªa de Nueva York. Hearst utilizar¨ªa luego sus peri¨®dicos para oponerse a la entrada de EE UU en la I Guerra Mundial y para criticar a la Liga de las Naciones, embri¨®n de la actual ONU.
William Randolph Hearst pas¨® la antorcha a su ¨²nico hijo, al morir en Beverly Hills. Desde entonces, el imperio period¨ªstico de la familia fue mucho menos influyente, pero los Hearst son todav¨ªa poseedores de una de las mayores fortunas del pa¨ªs.
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