Rebeldes,pragm¨¢ticos y en paro
El desencanto de los j¨®venes espa?oles, el segimiento de poblaci¨®n m¨¢s numeroso con derecho a sufragio, tiende a un voto de castigo o a la abstenci¨®n
Los datos y opiniones sobre la juventud espa?ola tienden a conformar una visi¨®n estereotipada y negativa. En una carta dirigida al director de EL PA?S publicada el lunes 11 de mayo, Silvia Art¨¦s, de 19 a?os, arremet¨ªa contra esta postura tan generalizada ( ... ). No llego a entender", a?ad¨ªa, "por qu¨¦ los adultos afirm¨¢is tan tranquilamente que los j¨®venes de hoy somos una masa inerte y conformista que acepta el mundo que ha heredado y que no tiene valores ni objetivos... Repito que los j¨®venes no somos iguales, y, partiendo de que cada individuo es un mundo, muchos de estos j¨®venes individuos pretendemos prolongarnos y hacer cosas ¨²tiles...".La juventud espa?ola, el grupo m¨¢s numeroso con derecho a voto (3.221296 electores tienen entre 20 y 24 a?os; 3.164.973, entre 24 y 29), se debate entre grandes desigualdades, contradicciones y desequilibrios. Todo ello a pesar de vestir las mismas marcas, consumir las mismas radiof¨®rmulas, idolatrar a las mismas estrellas de cine y televisi¨®n y utilizar la misma jerga. En los ¨²ltimos a?os, los j¨®venes espa?oles han sabido hacer valer sus derechos, pero lo han conseguido a su estilo, y marcando con nitidez una evoluci¨®n en sus intereses.
A finales de 1986, las revueltas estudiantiles contra la Ley de Reforma Universitaria y por la supresi¨®n de la selectividad despertaron los fantasmas de aquel dichoso mayo de 1968. Sin embargo, pronto qued¨® patente un distanciamiento con respecto a los ideales de uno y otro movimiento. Los estudiantes, los j¨®venes del 86, no quer¨ªan cambiar la sociedad, no viv¨ªan hipnotizados por utop¨ªas pol¨ªticas y sociales. En cuanto a las reivindicaciones, eran sencillas y directas: nada de barreras para seguir los estudios, que, aunque no constituyen una garant¨ªa para el empleo, forman parte de un bagaje b¨¢sico para situarse en el mercado de trabajo. Lo importante era no quedar eliminados del derecho al trabajo y al saber.
En aquel momento, y seg¨²n Julia Varela, profesora de Sociolog¨ªa de la Facultad de Ciencias de la Informaci¨®n de la Universidad Complutense, "a diferencia de los j¨®venes de las d¨¦cadas pasadas, las expectativas de cambio se han derrumbado con el ocaso de los valores de la modernidad, por lo que hoy se ven enfrentados a unas condiciones de vida muy dif¨ªciles, pr¨¢cticamente excluidos de toda participaci¨®n en la vida social y abocados a un futuro incierto. Esta contradicci¨®n entre lo imaginario y lo real refleja de manera espec¨ªfica las tensiones existentes en un sistema social que potencia el individualismo, el hedonismo, el consumo, la vida privada y la tolerancia, y una realidad en la que no cesan de acrecentarse el paro, la indiferencia, la independencia y la marginaci¨®n de determinadas minor¨ªas, entre las que, no por azar, se encuentran muchos j¨®venes".
Pero aquel movimiento efervescente y violento del 86 qued¨® pronto atajado.
Cinco a?os m¨¢s tarde, los j¨®venes arrasaron el centro hist¨®rico de C¨¢ceres para protestar por el adelanto del cierre de los bares. En febrero de 1993, 600 j¨®venes alicantinos se enfrentaron a la polic¨ªa en el casco antiguo de la ciudad, y algunas bandas de Guadalajara provocaron disturbios por el mismo motivo: el cierre de los discobares a las tres de la madrugada. El cambio de las reivindicaciones es visto por muchos adultos como un ejemplo de ese hedonismo e individualismo propios de la nueva juventud. Pocos padres se atreven a reconocer que ambos conceptos formaban parte de su lucha durante sus a?os universitarios.
La Confederaci¨®n Espa?ola de J¨®venes Empresarios ha observado "que a la juventud se la ha educado tradicionalmente en la cultura de la seguridad y, en los ¨²ltimos a?os, en la cultura del dinero f¨¢cil. La juventud necesita una esp¨ªritu social que fomente el riesgo, la creatividad y la innovaci¨®n."
La flexibilidad y tolerancia de la sociedad actual impiden una rebeld¨ªa global, y se confunde a menudo el comportamiento de los j¨®venes con una actitud demasiado reformista, competitiva e incluso pragm¨¢tica. La defensa de lo propio tambi¨¦n responde, como argumenta Fernando Savater, a "una mentalidad menos colectivista. Se sienten concernidos por todo, aunque pasan del juego negativo que parece acompa?ar a los hechos sociales del momento. Se rebelan contra lo que les afecta directamente, todo aquello que introduzca cambios en sus vidas. Si salen a la calle porque les cambian su oferta de ocio, no lo hacen por frivolidad. Habr¨ªa que ver c¨®mo reaccionar¨ªamos los adultos si nos quitasen la televisi¨®n durante dos meses, por ejemplo".
De todos modos, esos recien-tes actos violentos parecen confirmar los datos de un estudio de la Fundaci¨®n Santa Mar¨ªa, realizada en 1988, en el que los soci¨®logos se?alaban que "existe una relativa aceptaci¨®n de la violencia en las protestas juveniles, sin que, la edad determine diferencias en esta actitud". Este estudio revelaba que el 54% de los j¨®venes apoyan la violencia para defender el medio ambiente; un 44% para las movilizaciones contra la guerra y el armamento nuclear y un 35% contra las centrales nucleares. Sin embargo, el rechazo a la violencia de Estado, reflejada en la pena de muerte, es contundente: el 71,6% se opone al m¨¢ximo castigo. Pero la encuesta del Instituto de la Juventud, realizada en 1991, tambi¨¦n revela que el 92% de los j¨®venes est¨¢ en contra del uso de la violencia por motivos pol¨ªticos.La defensa de sus derechosAl margen de la violencia como recurso de protesta, lo evidente es que la juventud defiende su derecho a decidir sobre su presente y su futuro, ambos marcados por una emergente competitividad: en 1992, uno de cada tres parados es joven. Seg¨²n la en cuesta de poblaci¨®n activa de 1988, el 26,9% de los j¨®venes tardan m¨¢s de dos a?os en encontrar empleo. Las chicas lo tienen a¨²n m¨¢s dif¨ªcil, con un 32,3% en estas mismas condiciones de desempleo. Estas cifras confirman que el paro es la mayor preocupaci¨®n juvenil. Pero no es, en absoluto, la ¨²nica.
En Espa?a, el 70% de los chicos y chicas de 18 a 29 a?os viven en casa de sus padres. El Centro de Investigaciones sobre la Realidad Social tambi¨¦n ha publicado en su encuesta sobre "los valores actuales de la juventud", que s¨®lo el 7% vive solo o con amigos.
Si adem¨¢s tenemos en cuenta que el 64% carece por completo de recursos propios, la imagen de un joven espa?ol es la de un muchacho o muchacha, en su mayor¨ªa estudiante o parado, dependiente de su familia. Para el soci¨®logo Manuel Mart¨ªn Serrano, esta situaci¨®n tambi¨¦n se relaciona con ciertos usos sociales arraigados en nuestra tradici¨®n: "La sociedad espa?ola parece presionar para que el joven permanezca en casa". Lo cual tampoco parece suponer un gran problema para ese 26% que define su ambiente familiar como muy bueno, o ese 67% que lo cree bueno.
Un an¨¢lisis de los estudios y encuestas revela que los j¨®venes espa?oles son progresistas en cuestiones de divorcio (90% a favor), de educaci¨®n sexual (un 94% cree que debe impartirse como asignatura en las escuelas), as¨ª como en lo referente a las relaciones sexuales prematrimoniales (87% a favor). Tambi¨¦n defienden la igualdad de sexos (92%), el aborto (66%), las relaciones homosexuales (81%), la despenalizaci¨®n de la eutanasia (71%) y el derecho de autodeterminaci¨®n (56%).
Al parecer, la juventud espa?ola s¨®lo se muestra negativa ante el consumo de drogas (el 62% es partidario de la penalizaci¨®n) y, a pesar del auge del ecologismo, un 53% se declara comprensivo con la utilizaci¨®n pac¨ªfica de la energ¨ªa nuclear.
Las actividades de ocio m¨¢s frecuentes entre la juventud espa?ola son la televisi¨®n, el copeo con los amigos y los paseos. La lectura queda batante por debajo de estos entretenimientos. Pero lo realmente curioso es la distribuci¨®n, siempre a trav¨¦s de los datos del Instituto de la Juventud, de este tiempo de ocio en una jornada, que revela que la respuesta "sin hacer nada" supera, por este orden, al deporte, la lectura de la prensa, el baile, las actividades asociativas, la asistencia a espect¨¢culos o las actividades religiosas. Aqu¨ª se gestan las cr¨ªticas de los adultos, que acusan de adocenamiento a las nuevas generaciones.
Algunos j¨®venes pasan de todo, otros escriben poemas; algunos presumen de fuertes; otros, de su afici¨®n a la m¨²sica, el arte, el teatro, aunque los hay que incluso reh¨²san presumir. Hay chicas que salen de viaje para conocer a unos amigos del party-line y otras que se sienten tan adultas como para fugarse con su profesor.
LLegan al sexo cada vez m¨¢s pronto, pero el miedo al sida les ha hecho cuestionarse la necesidad del amor, la fidelidad. Algunos dise?an, muchos estudian (o se enga?an en la cafeter¨ªa de la facultad), otros trabajan, pero todos sue?an con ligar. Las universidades espa?olas est¨¢n inundadas de pasquines sobre funciones estudiantiles, conciertos de cuentos, mesas redondas y ponencias de todo tipo. En el campo, los j¨®venes coinciden en el bar para beber unas cervezas y echar unas risas. En la ciudad pueden reunirse para charlar de motos, chicas, chicos, ex¨¢menes y ropa. En el campo, por cierto, tambi¨¦n. No resulta dif¨ªcil toparse con alg¨²n joven que trabaja de noche para pagarse los estudios de d¨ªa o porque necesita el dinero para realizar una pel¨ªcula o un viaje en Interrail por toda Europa.
Los hay t¨ªmidos, extravertidos, seropositivos, cat¨®licos, descre¨ªdos. Se forman pandillas y se llaman pijos, rockers, skin-heads... No faltan los que tocan en un grupo heayy, sirven copas en una terraza, ayudan en casa en el negocio de pap¨¢ o rompi¨¦ndose la espalda con alg¨²n contrato de aprendiz. Quien tenga la suerte de tener un contrato... Definitivamente, ser joven es un mundo que s¨®lo se explora una vez en la vida.
Una pol¨ªtica global
Revisi¨®n de los contratos en pr¨¢cticas y para la formaci¨®n, contrato de aprendizaje, bonificaci¨®n de la contrataci¨®n estable a tiempo parcial, subvenci¨®n a la contrataci¨®n indefinida. Cooperativismo juvenil y apoyo a iniciativas empresariales. Construcci¨®n concertada de viviendas de alquiler, concesi¨®n de subsidios. Reforma de las ense?anzas medias y la formaci¨®n profesional, desarrollo de campos de trabajo. Apoyo a la producci¨®n art¨ªstica y cient¨ªfica. Educaci¨®n para la salud, fomento de actividades de informaci¨®n preventiva contra la droga. Prevenci¨®n de embarazos no deseados y enfermedades de transmisi¨®n sexual. Control de la emisi¨®n de residuos, lucha contra la contaminaci¨®n ac¨²stica. Impulso a la prestaci¨®n social sustitutoria.
Medidas concretas
Creaci¨®n de una Secretar¨ªa de Estado para la Juventud, dependiente de Presidencia. Apoyo a los j¨®venes empresarios, fomento del cooperativismo y medidas fiscales especiales. Nuevos contratos temporales, bonificaci¨®n de la contrataci¨®n indefinida, contratos indefinidos por cada tres meses en pr¨¢cticas. Desgravaci¨®n fiscal de alquileres para j¨®venes, concesi¨®n de cr¨¦ditos. Tratamiento gratuito para drogodependientes, incremento de los fondos de investigaci¨®n para el sida. Mejora de la formaci¨®n profesional. Creaci¨®n de una fiscal¨ªa especial de medio ambiente. Asignatura ecol¨®gica en los planes de estudio, promulgaci¨®n de una carta de formaci¨®n medioambiental. Apuesta por un servicio militar voluntario y creaci¨®n de 50.000 plazas profesionales.
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