El fin pol¨ªtico de un autista pol¨ªtico
J.,La segunda presidencia de Carlos Andr¨¦s P¨¦rez, un socialdem¨®crata de 70 a?os que se transform¨® de populista en neoliberal, est¨¢ pr¨®xima a su fin. La posibllidad de que la Corte Suprema le declare inocente antes de los 258 d¨ªas que le quedan de presidencia resulta ilusoria, aunque s¨®lo sea por cuesti¨®n de tiempo. La Corte parece haber tenido mucha premura en procesar a P¨¦rez, pero no se sabe si se dar¨¢ la misma prisa para emitir sentencia.
Los m¨¢s de 1.500 d¨ªas de esta segunda presidencia de P¨¦rez han sido un modelo perfecto para estudiar c¨®mo un l¨ªder llegado al poder en volandas de la popularidad se convierte en un autista pol¨ªtico, que se empe?a en ignorar la realidad y en aplicar hasta la saciedad el principio de lo que no debe ser, no es".
La serie de avisos que recibi¨® P¨¦rez a lo largo de su mandato habr¨ªan conmovido a cualquiera, pero el presidente de Venezuela se empe?¨® en ignorarlos. Contribuy¨® sin duda a este s¨ªndrome autista la obcecaci¨®n de quienes alimentaban sus ilusiones con encuestas trucadas. A esto se a?ade la ceguera de P¨¦rez, que parec¨ªa empe?ado en no reconocer su evidente p¨¦rdida de popularidad. En sus salidas a la calle no sab¨ªa interpretar el repudio que provocaba.
No bastaron las advertencias del famoso caracazo del 27 de febrero de 1989, a los pocos d¨ªas de su toma de posesi¨®n. P¨¦rez lo atribuy¨® a la cuenta de su antecesor en el cargo. El segundo aviso lo dio el 4 de febrero del a?o pasado el teniente coronel Hugo Ch¨¢vez y casi lo liquida. Pero peor fue que el militar golpista se convirti¨® en una especie de h¨¦roe nacional. El pasado 27 de noviembre lleg¨® el segundo aviso de los militares, esta vez con varios generales al frente.
La democracia se salv¨® de nuevo y P¨¦rez la defendi¨® con bravura. Esto no fue suficiente para convencer al pueblo de Venezuela de la necesidad de llevar adelante un programa econ¨®mico neoliberal para poner orden a a?os de despilfarro.
Demasiado incluso para un pol¨ªtico curtido en medio siglo de lucha, que al final se convirti¨® en blanco de todos los odios. Lo que no pudieron ni los golpistas, ni la rebeli¨®n popular, ni la guerrilla teledirigida desde Cuba, lo ha conseguido un pu?ado de jueces, sin que todo deje de tener un tufo de maniobra leguleya.
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