El coraje c¨ªvico de Pilar Brabo
Si hay algo que lamentar¨¦ siempre es que circunstancias de salud personal me hayan impedido durante estos d¨ªas apurar lo que siempre he considerado un privilegio: el conocimiento, la relaci¨®n personal y el trabajo en com¨²n con Pilar Brabo, una de las personas m¨¢s singulares y m¨¢s respetables que he conocido.Es ya una mujer m¨ªtica y forma parte de la larga tradici¨®n de mujeres espa?olas que, desde comienzos del siglo XIX, hicieron del coraje c¨ªvico un valor esencial y a ¨¦l orientaron todo tipo de proyectos pol¨ªticos.
El movimiento estudiantil de protesta de los a?os sesenta en Espa?a puede considerarse tal vez reducido en sus dimensiones si lo comparamos con el generado en otros pa¨ªses occidentales, pero fue la forja de muchos de los l¨ªderes y dirigentes que hicieron posible la transici¨®n democr¨¢tica en Espa?a. Y en ese movimiento Pilar Brabo fue una figura capital.
Santiago Varela es subsecretario del Interior y catedr¨¢tico de Derecho Constitucional
Colegio Mayor San Juan Evangelista. Madrid, 21 de mayo.
La l¨ªder estudiantil y destacada militante antifranquista quiso aportar todo su empuje y entusiasmo a los primeros y dif¨ªciles a?os de nuestra democracia desde su esca?o del Congreso de los Diputados en las dos primeras legislaturas. Consolidada la Constituci¨®n, Pilar Brabo se uni¨® a otros muchos hombres y mujeres militantes de izquierdas, que decidieron incorporarse a los gobiernos civiles para hacer posible que la Administraci¨®n perif¨¦rica del Estado tomara cuerpo y tuviera posibilidades de hacerse realidad.
Todos debemos respeto y admiraci¨®n por su ¨²ltimo empe?o pol¨ªtico, en la permanente tarea que se hab¨ªa impuesto de trabajar para ayudar a solucionar los problemas de los ciudadanos. Ella ha hecho posible que dispongamos en Espa?a de un sistema acabado, aunque limitado, de protecci¨®n civil que nos permite reducir los ¨¢mbitos de inseguridad de los ciudadanos frente a las cat¨¢strofes naturales o a los riesgos que pueda generar el uso inadecuado de las nuevas tecnolog¨ªas.
Sin duda, es ¨¦ste un baremo b¨¢sico con el que medir el grado de civilizaci¨®n y de solidaridad en toda sociedad y en todo pa¨ªs avanzado. Solidaridad que con Pilar Brabo alcanz¨® tambi¨¦n a ciudadanos de otros pa¨ªses. Uno de los proyectos que desarroll¨® con mayor ilusi¨®n fue precisamente la instalaci¨®n, cumpliendo los compromisos internacionales suscritos por el Gobierno espa?ol, de un campamento para refugiados en Murcia. A orillas del mar Menor, m¨¢s de 400 ciudadanos bosnios comienzan a rehacer sus vidas lejos de los horrores de la guerra.
Adem¨¢s de la gesti¨®n, del d¨ªa a d¨ªa, su preocupaci¨®n mayor se centraba, una vez m¨¢s, en la pedagog¨ªa, pues a la ense?anza dedic¨® sus mayores esfuerzos parlamentarios, y sus primeras tareas en la Administraci¨®n fueron precisamente como asesora en el Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia. Aunque esta vez el empe?o eran los aspectos pedag¨®gicos vinculados a la protecci¨®n civil. Todas sus ilusiones estaban puestas ahora en la Escuela de Protecci¨®n Civil, recientemente construida en la zona sur de Madrid.
No logr¨® verla inaugurada, pese a que ha consumido casi las ¨²ltimas horas de su vida trabajando en el despacho, al que s¨®lo dej¨® de acudir apenas una semana antes de morir. Me parece un simple acto de justicia que cuando, dentro de unas semanas, sea inaugurada, la escuela lleve el nombre de quien ha sido su entusiasta impulsora.
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