Leed los labios de Aznar
El 'gabinete econ¨®mico en la sombra' del PP est¨¢ formado por un equipo de economistas con un lema com¨²n: la reducci¨®n del d¨¦ficit debe lograrse podando el gasto, y no aumentado los impuestos
"A ver, Montoro. ?A los mandos del avi¨®n! Inflaci¨®n, ?controlada! D¨¦ficit p¨²blico, ?bajo control! ?Empieza el despegue de la econom¨ªa espa?ola!".El jefe de prensa, Miguel ?ngel Rodr¨ªguez, es un cachondo asumido, y ese d¨ªa, lunes 17 de mayo, al caer la noche, estaba euf¨®rico nada m¨¢s poner su pie en el avi¨®n privado que se aprestaba a salir del aeropuerto de Heathrow con destino a Madrid. En el peque?o aparato viajaban Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, candidato del PP a la presidencia; su esposa, Ana Botella; Rodrigo Rato; Crist¨®bal Montoro; Rodr¨ªguez, y un par de colaboradores m¨¢s que hab¨ªan participado en una reuni¨®n con inversores extranjeros en el Queen Elizabeth II Conference Centre, en la City, el mismo d¨ªa que el primer ministro brit¨¢nico, John Major, recibi¨® al l¨ªder del PP.
Montoro, economista de 42 a?os, fue esa noche, pues, objeto de la chanza de Rodr¨ªguez y de las risas de los pasajeros. Pero existen razones para pensar que no s¨®lo era una broma: es el ministro in p¨¦ctore que puede pilotar los mandos del Ministerio, de Econom¨ªa y Hacienda si gana las elecciones el PP.
Vinculado de manera personal a Aznar, especialmente en los ¨²ltimos dos a?os, Montoro ha ejercido la cr¨ªtica sistem¨¢tica de la pol¨ªtica econ¨®mica, aunque sin escatimar el apoyo a numerosas medidas liberales del Gobierno socialista, sobre todo hasta 1989. A partir de ese a?o, el Instituto de Estudios Econ¨®micos (IEE), de cuyo servicio de estudios era director, inici¨® un divorcio definitivo de los planteamientos de Carlos Solchaga. En dicho servicio cont¨® con la ayuda de personas como Julio Alcaide, Carmen Alcaide, Jorge Hay, Juan Jos¨¦ Toribio, Jaime de Pini¨¦s, Antonio Pulido, Eugenio Domingo, J¨¹rgen Donges y otros. Pero, sobre todo, en el Instituto, tres mosqueteros de la hacienda hicieron m¨¢s migas: Montoro, Fernando B¨¦cker y Francisco, Paco, Utrera. El tr¨ªo de la hacienda: profesores de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, los tres creen que una terapia fiscal es lo que permitir¨¢ insuflar vida en el cuerpo moribundo de la econom¨ªa espa?ola y preparar un reimpulso que de ning¨²n modo podr¨¢ ser catapultado por un incremento del gasto p¨²blico. La reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico s¨®lo tiene para ellos una acepci¨®n: podar el gasto p¨²blico. Tanto B¨¦cker como Utrera pueden colaborar como secretarios de Estado con Montoro, o tambi¨¦n en algunos de los llamados ministerios del gasto.
El 'lapsus' de Montoro
"Trabajo estrechamente con Jose Mar¨ªa, pero nunca me ha ofrecido el puesto de ministro", dijo a EL PA?S Crist¨®bal Montoro. "El ¨²nico que sabe sobre los temas de Gobierno es Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar", asegura. Sin embargo, al enfrascarse en el an¨¢lisis, Montoro, quiz¨¢ por su costumbre de discutir y polemizar con empresarios y economistas, no deja de comprometerse. Cuando se le se?ala que la tercera devaluaci¨®n, seg¨²n estudios razonables, no se debi¨® m¨¢s que a una apuesta del mercado de cambios, basada en expectativas pol¨ªticas, como ha vuelto a ocurrir esta semana, dice: "El tema de la paridad es un asunto t¨¦cnico siempre discutible. Todos pueden haber exagerado las cosas. Quiz¨¢, cuando tuvo lugar la tercera devaluaci¨®n, la paridad estaba en ese punto intermedio en el que una situaci¨®n de altos tipos, o lo que llamamos la prima de riesgo, les daba a los mercados la clave de que la peseta no se hallaba en su sitio. El ajuste me ha dejado, pues, las manos libres".
Al ser pillado en el uso de la primera persona y preguntado si no es m¨¢s adecuado hacer en Espa?a como en Francia, donde los ministros in p¨¦ctore asumen tal situaci¨®n, como fue el caso de Edmond Alphand¨¦ry, actual titular de Econom¨ªa, el profesor se?ala: "Quiz¨¢ s¨ª. A veces contribuye a clarificar mucho las cosas. Pero esta campa?a electoral produce tal v¨¦rtigo que resulta dif¨ªcil estar concentrado tambi¨¦n en el futuro Gobierno. Eso es materia reservada de Jos¨¦ Mar¨ªa".
Los economistas que rodean a Aznar y a Rodrigo Rato, el hombre que p¨²blicamente ha sido el protagonista del PP en los duelos econ¨®micos, consideran que el aumento constante de la presi¨®n fiscal ha estrangulado la capacidad de ahorro e inversi¨®n en la econom¨ªa espa?ola. "En ning¨²n caso nos puede pasar, si ganamos, lo que ha ocurrido en Francia. No debemos subir los impuestos, ni los directos ni indirectos. Y tras la congelaci¨®n inmediata, hay que empezar su reducci¨®n" , dice Montoro. Tiene la misma seguridad que Aznar en este punto, que recuerda a la de aquellas seis palabras que pronunci¨® el vicepresidente George Bush cuando, en agosto de 1988, al abrir su carrera hacia la Casa Blanca, dijo: "Read my lips: no new taxes" ("Leed mis labios: no habr¨¢ nuevos impuestos"). Fue el aspirante a la Oficina del Presupuesto, Richard Darman, quien al leer el borrador del discurso del candidato a la Casa Blanca en 1988 ante la Convenci¨®n Nacional del partido Republicano, calific¨® el compromiso de "irresponsable" y "est¨²pido". Darman estaba seguro de que si Bush era elegido tendr¨ªa que optar, ante el crecimiento del d¨¦ficit, por nuevos impuestos o la subida de los existentes. Pero Bush sigui¨® adelante y ya sabemos que la traici¨®n a dicha promesa fue un granito de arena en su derrota ante Bill Clinton.
Pero si Montoro no ser¨¢ el Richard Darman de Aznar, tampoco los otros dos hacendistas del tr¨ªo est¨¢n por la labor y votan a favor de la promesa. Francisco, Paco, Utrera, profesor de Econom¨ªa y Hacienda P¨²blica en la Universidad Aut¨®noma de Madrid, de 39 a?os, casado, tres hijos, se presenta como candidato a senador por Cuenca tras militar entre los populares desde 1983. Miembro de la Comisi¨®n Nacional de Econom¨ªa del partido desde 1989, estudi¨® la reforma del impuesto sobre sociedades. "Que la situaci¨®n es muy mala, lo sabemos todos. Hace falta un presupuesto moderadamente restrictivo para 1994, a fin de dar un respiro a la pol¨ªtica monetaria y conseguir, as¨ª, una reducci¨®n consistente de los tipos de inter¨¦s a largo plazo. La reducci¨®n del d¨¦ficit debe proceder del recorte. del gasto y no de una mayor recaudaci¨®n. La poda nos parece realizable: 500.000 millones de recortes en el presupuesto de 1994. Si al mismo tiempo lanzamos un paquete fiscal de incentivos, los agentes econ¨®micos y los mercados sabr¨¢n que hemos roto con el c¨ªrculo vicioso del pasado", explica. Por tanto, la pol¨ªtica es clara: reducir el d¨¦ficit sin subir impuestos. Utrera admite que una parte de la reforma fiscal prevista ya fue avistada por Carlos Solchaga. Por eso no entiende la contestaci¨®n de los socialistas. "Ah¨ª est¨¢ el Libro Blanco de la reforma del impuesto sobre la renta, que acercaba los tipos marginales a los otros pa¨ªses europeos y que Solchaga tuvo que abandonar, como ocurri¨® con el aplazamiento de la reforma del impuesto de sociedades, prevista para 1992", se?ala.
Todo esto suena factible a
Leed los labios de Aznar
condici¨®n de que no tiemble el pulso a la hora de usar las tijeras. Pero no habr¨¢ tregua. El agravamiento del paro exigir¨¢ actuar en otros frentes si se quiere evitar la cifra negra de cuatro millones de parados. "El margen para un relanzamiento es muy limitado por el endeudamiento del Estado. Pero romper con la pol¨ªtica pasada, iniciar la reforma fiscal, incentivara las peque?as y medianas empresas, en suma, facilitar la inversi¨®n productiva en la empresa p¨²blica y privada, ya es un paso adelante para devolver la confianza. Las exportaciones dar¨¢n un tir¨®n, ya que ahora el tipo de cambio juega a favor", enfatiza.Tanto Montoro como Utrera creen que la reforma del mercado de trabajo y la moderaci¨®n salarial ayudar¨¢n a la recuperaci¨®n. El dinero procedente de las privatizaciones ser¨¢ utilizado para reducir el endeudamiento del Estado, lo que ayudar¨¢ tambi¨¦n a distender los tipos a largo. Fernando B¨¦cker, profesor de Econom¨ªa Aplicada, no ve problema para que la nueva pol¨ªtica sea discutida en la Comisi¨®n de Mejora de la Competitividad que propone el PP. "Es un marco que fue creado por Bush en EE UU y que Clinton ahora tambi¨¦n contin¨²a. Todos los agentes asumir¨¢n una cuota de responsabilidad en la pol¨ªtica industrial y econ¨®mica. Se pueden establecer unos indicadores por ley, como en B¨¦lgica, para controlar la marcha de la competitividad", afirma. ?Versi¨®n remozada del Pacto de Competitividad de Gonz¨¢lez? "El problema es que se trata de un contexto de pol¨ªtica econ¨®mica diferente, donde el tipo de cambio de la peseta, los costes laborales unitarios y el esfuerzo fiscal tendr¨¢n una nueva orientaci¨®n".
El di¨¢logo social
Rodrigo Rato sigue los temas de cerca durante la recta final de la campa?a y tambi¨¦n opina que el di¨¢logo social no tiene por qu¨¦ reeditar los fracasos de los ¨²ltimos a?os. "Nunca hemos estado en una situaci¨®n tan grave, y la gente lo sabe muy bien. Es una raz¨®n de peso para hacer un acuerdo con todos los interlocutores a la hora de aplicar las medidas de la nueva pol¨ªtica econ¨®mica"' dice. ?Qu¨¦ har¨¢ Rato en un Gobierno popular? ?l parece preferir una labor de coordinaci¨®n general, algo que suena a vicepresidente. Otra posibilidad: ministro de Exteriores.
Aznar, Rato y Montoro han mantenido una larga sentada con economistas, ex ministros y banqueros. Juan Antonio Garc¨ªa D¨ªez, ex vicepresidente de Asuntos Econ¨®micos, es un habitual en los contactos. Garc¨ªa D¨ªez mantiene: una relaci¨®n fluida con Aznar. Una de las obsesiones del l¨ªder popular: c¨®mo entregar¨¢n el poder los socialistas. "Garc¨ªa D¨ªez ha hecho una transferencia de poderes impecable cuando ganaron los socialistas en 1982; queremos su consejo sobre este asunto porque intuimos que habr¨¢ bastantes agujeros", dice otra fuente del PP. Hay otros economistas liberales con los que t¨¦cnicos del PP mantienen contactos personales. Es el caso de Jos¨¦ Luis Feito, decidido partidario de reducir el gasto y reformar el mercado laboral sin perder tiempo. "Es el pasaporte para aprovechar la recuperaci¨®n", dice.
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