Visi¨®n de Bosnia desde Estados Unidos
Acabo de pasar 10 d¨ªas en Nueva York. Es una ciudad bonita. Aunque un poco sucia, Manhattan no deja de ser impresionante. M¨¢s de 160 etnias circulan por sus calles. Pero Nueva York no es Estados Unidos. Es una sinfon¨ªa de simbiosis culturales donde las minor¨ªas existen y se expresan. Precisamente, los musulmanes de Bosnia son una minor¨ªa; pero no est¨¢n en Estados Unidos, est¨¢n entre los serbios. Se les ve a menudo en la televisi¨®n. Se muestran im¨¢genes muchas veces intolerables. Cuerpos de ni?os masacrados, cad¨¢veres olvidados en las calles, soldados desquiciados y negociadores cansados. La televisi¨®n filma la guerra. Pero ?altera eso la vida cotidiana de los estadounidenses? Aparentemente, no. El conflicto de la antigua Yugoslavia es complejo. La gente necesita explicaciones claras y sobre todo sencillas. ?C¨®mo decirle que los musulmanes bosnios no son del todo islamistas y que la palabra musulm¨¢n es una nacionalidad que Tito les dio en recuerdo de cuatro siglos de ocupaci¨®n otomana? ?C¨®mo orientarse en este damero cuando faltan referencias?La Administraci¨®n de Clinton amenaza con intervenir en Bosnia. Vayan a explicar a los estadounidenses c¨®mo podr¨ªan depender su seguridad o sus intereses de esta intervenci¨®n. Estaba alojado no muy lejos del palacio de las Naciones Unidas. Pensaba que, al estar tan cerca, comprender¨ªa mejor la pol¨ªtica del Consejo de Seguridad. En balde. S¨®lo pude ver la televisi¨®n y leer The New York Times. En la televisi¨®n vi al se?or Ross Perot deplorar la tragedia de Bosnia. Plante¨® una cuesti¨®n: ?qui¨¦n estaba dispuesto a enviar a su hijo a luchar en Bosnia? Nadie respondi¨®.
No, Bosnia est¨¢ realmente lejos. Hasta los europeos se sienten lejos de ese territorio. As¨ª que los estadounidenses se encuentran a gusto con su pereza o sus vacilaciones. Y, sin embargo, Irak est¨¢ geogr¨¢ficamente tan lejos como Bosnia. Los estadounidenses no dudaron en intervenir una y otra vez en el Golfo. Es cierto que los intereses eran en este caso m¨¢s evidentes, y la situaci¨®n pol¨ªtica, m¨¢s simple. Es curioso: desde que el mundo ha perdido la Uni¨®n Sovi¨¦tica, tiene tendencia a perder tambi¨¦n la cabeza. Antes todo estaba claro. Hoy, todo parece complicado. Los serbios pueden decidir tranquilamente practicar la limpieza ¨¦tnica, asesinando a los hombres, violando a las mujeres, masacrando a los ni?os. Se les deja hacer porque, como publica Le Monde en su edici¨®n del 7 de mayo de 1993, 1a comunidad internacional parece dividida sobre la conveniencia de conceder un nuevo plazo a los serbios de Bosnia".
Porque Warren Christopher afirma que "no se tomar¨¢ ninguna medida de represalia contra los serbios sin una nueva resoluci¨®n del Consejo de Seguridad". Porque los musulmanes del mundo no se reconocen en los musulmanes bosnios, y en este momento, el islamismo es muy activo en Egipto y en Argelia.
Precisamente, una de las consecuencias de la guerra del Golfo y de la manera en que Occidente trat¨® a los ¨¢rabes encuentra hoy su expresi¨®n en los fundamentalistas musulmanes, que quieren cortar todos los lazos con Europa y Estados Unidos para lavar el honor de los pueblos ¨¢rabes humillados por la guerra que los aliados libraron contra ellos en Irak. La prensa estadounidense empieza a publicar reportajes sobre los musulmanes en Am¨¦rica. No es que el islam como cultura y civilizaci¨®n les interese, sino que el islam transformado en ideolog¨ªa de combate les preocupa. Mientras tanto, los serbios consolidan su conquista territorial.
Es como si se hubiera permitido que Sadam Husein avanzara en el Golfo e integrara Kuwait en su pa¨ªs como provincia, amenazando a otros Estados de la regi¨®n. Se reaccion¨®, y se quiso hacer creer que los principios de derecho y de moral pod¨ªan coincidir con los intereses. ?Es incre¨ªble c¨®mo se parece el petr¨®leo, como dos gotas de gasolina refinada, al principio de derecho y libertad! Hasta la ONU comparti¨® esa ilusi¨®n. Hoy, esta vieja instituci¨®n no para de votar resoluciones condenando a los serbios. Sus tropas est¨¢n sobre el terreno. Hacen lo que pueden. El general Morillon resiste. El Consejo de Seguridad decreta zonas de seguridad, aparte de Sarajevo, cinco nuevas ciudades de Bosnia-Herzegovina, que coloca bajo la protecci¨®n de 50 observadores militares. Esta resoluci¨®n 824 no hace flaquear lo m¨¢s m¨ªnimo la determinaci¨®n de los serbios. Y Clinton no quiere intervenir solo. Necesita a los europeos para detener el avance de los serbios. Tiene raz¨®n. Pero no es extra?o que la indecisi¨®n y las vacilaciones de los europeos, su falta de determinaci¨®n, pongan nervioso al nuevo presidente. Es cierto que el gran polic¨ªa del mundo est¨¢ enfadado porque los serbios violan, adem¨¢s de a las mujeres, las fronteras internacionalmente reconocidas; porque su sistema de limpieza ¨¦tnica evoca muy malos recuerdos para la conciencia del mundo; porque, por ¨²ltimo, si se les deja poner en pr¨¢ctica sus planes, toda Europa, con o sin Maastricht, ser¨¢ la que se vea amenazada en el futuro.
?C¨®mo explicar todo esto a los estadounidenses de Arkansas, del Medio Oeste, de Tejas y de otros Estados donde ni siquiera saben si Bosnia-Herzegovina es un Estado o una marca de crema animal bronceadora! La televisi¨®n informa. Pero las im¨¢genes se suceden, se parecen y se anulan. Habr¨¢ que simplificar una cuesti¨®n muy complicada. Si Clinton quiere realmente convencer a sus electores de que el honor y la conciencia de Estados Unidos les dicta una intervenci¨®n r¨¢pida y eficaz, se le podr¨ªa sugerir que se ponga en contacto con los guionistas de Spielberg. Ellos le dir¨¢n qu¨¦ historia contarles.
Cuando la historia renuncia a la simplicidad es desesperante. Aqu¨ª, los serbios se llevan la palma de la brutalidad y el horror. Pero los croatas tambi¨¦n han demostrado tener capacidad de crueldad.. Los bosnios, al defenderse, tambi¨¦n se han visto obligados a ser violentos. Este gui¨®n es demasiado complicado para Estados Unidos. Hasta a los europeos les resulta dificil. ?Ay!, con el Golfo estaban los buenos de un lado y los malos de otro. As¨ª fue como Bush present¨® el asunto, s¨®lo que, para un observador verdaderamente imparcial, la guerra del Golfo parec¨ªa una pel¨ªcula del Oeste en la que no hab¨ªa m¨¢s que malos! En cuanto a las v¨ªctimas de esa mala pel¨ªcula, les cayeron tantas bombas en la cabeza que ya no saben d¨®nde est¨¢ el bien y d¨®nde est¨¢ el mal.
Pero ?por qu¨¦ los musulmanes de Arabia y de Ir¨¢n, de Asia y de ?frica no dicen nada? Tras la matanza de los hombres ha llegado el momento de la muerte de los s¨ªmbolos; tres mezquitas hist¨®ricas, construidas en el siglo XVI, acaban de ser des truidas por serbios de Bosnia en la ciudad de Banjaluka, designada por los medios de comunicaci¨®n como "la capital de la limpieza ¨¦tnica". Han destruido esas mezquitas para borrar toda huella musulmana en la re gi¨®n. La limpieza debe ser total. Limpieza en seco, met¨®dica y sin estados de ¨¢nimo. Puede que los musulmanes se callen porque los bosnios no son unos musulmanes muy ortodoxos. Tal vez porque no pueden hacer gran cosa. En cualquier caso, rara vez un conflicto tan grave habr¨¢ suscitado tantos interrogantes y tan pocas reacciones concretas, y sobre todo decisivas. Cuando uno es pobre y no tiene nada, m¨¢s le vale evitar encontrarseen un conflicto. La condici¨®n de v¨ªctima no confiere legitimidad y no garantiza la justicia al final del t¨²nel. Si ma?ana los franc¨®fonos y los flamencos de B¨¦lgica empiezan a matarse entre s¨ª, no est¨¢ muy claro que Europa vaya a practicar una pol¨ªtica diferente a la que hoy mantiene en Bosnia. Puede que exagere en mi pesimismo, debido probablemente a la diferencia horaria.
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