Peque?os editores y libreros buscan f¨®rmulas para prolongar la vida del libro
Los participantes en 'La secta de Gutenberg' desligan la edici¨®n del puro comercio
Si, como pensaba Sartre, la literatura es "una salvaci¨®n personal" seg¨²n dijo ayer el editor de Flammarion, Louis Audibert, lo es tambi¨¦n para libreros, peque?os editores y distribuidores, seg¨²n qued¨® de manifiesto, en la primera jornada de La secta de Gutenherg, dedicada a la peque?a edici¨®n y la librer¨ªa, organizada por el C¨ªrculo de Lectores y el Ministerio de Cultura. Algo qued¨® claro en un debate prolijo: ninguna actividad referida al libro se puede resumir con cifras y balances. Y hay m¨¢s. Uno de los problemas actuales de mayor gravedad es la corta vida del libro: dos meses.
"Cuando los editores publicamos un libro", dijo Audibert, "proponemos un acto social, un acto de libertad. S¨®lo cuando el editor tiene la emoci¨®n de la responsabilidad se puede hablar de un acto creador". Seg¨²n dijo, en un mundo en el que la cantidad de informaci¨®n llega a producir un ruido desinformador "es preciso darle al acto de editar todo su peso". El director del C¨ªrculo de Lectores, Hans Meinke, reivindic¨® el derecho de las grandes editoriales a realizar actos de creaci¨®n incluso radical.Antes incluso que cierto club de f¨²tbol, fueron las peque?as editoriales espa?olas las que comenzaron siendo "m¨¢s que peque?as editoriales espa?olas", dijo el escritor Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n, al igual que ocurre con los peque?os editores y los escritores, pues fueron todos ellos los que "arrebataron peque?os territorios de libertad" en la dictadura. En el debate sobre la existencia o no del editor-creador, V¨¢zquez apunt¨® que en Espa?a el margen de maniobra se limita a la creaci¨®n de colecciones y no ha llegado a¨²n a la intervenci¨®n en el manuscrito, que es, a su juicio, "el sue?o de los editores".
El escritor Andr¨¦s Trapiello, fundador de la editorial Trieste, incit¨® a la pol¨¦mica al defender la idea de que, como pensaba Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, una revista literaria no deber¨ªa llegar a m¨¢s de cinco n¨²meros -pues pierde el impulso- y al decir que, si no las salva la fortuna, las peque?as editoriales est¨¢n destinadas a la vida breve, y "es m¨¢s, as¨ª debe ser". Y ello porque, a su juicio, una editorial no es s¨®lo un negocio, sino siempre "algo m¨¢s". Defendi¨® tambi¨¦n la inhibici¨®n absoluta del Estado en la actividad editorial.
Creadores
En una l¨ªnea parecida de defensa del editor o el librero "entusiastas" -"creedores, m¨¢s que creadores", dijo ¨¦l- se manifest¨® el editor de Pre Textos, Manuel Borr¨¢s, que tambi¨¦n defendi¨® al "Iector gustoso, que entienda m¨¢s de literatura que de literatos". Para Borr¨¢s, la difusi¨®n de un libro tambi¨¦n compromete al editor, una vocaci¨®n, dijo, que comienza a perderse.Un enfoque m¨¢s t¨¦cnico sustituy¨® al generalista en la segunda mitad del debate. "El exceso de t¨ªtulos y su escasa permanencia en las librer¨ªas ha provocado en Espa?a un grave desencuentro entre el escritor y el lector", dijo Rosa Mora, redactora jefa de Cultura de EL PA?S. Mora inform¨® que las devoluciones giran actualmente en torno al 65% y la destrucci¨®n de esas devoluciones supera el 15%.
Paz Arias Vega, de la librer¨ªa Machado, en Madrid, sugiri¨® la necesidad de debatir en el gremio la posibilidad de un pacto para evitar este exceso de oferta, y el escritor Jos¨¦ Mar¨ªa Guelbenzu afirm¨® que. este exceso perjudica a peque?os y grandes y anega todos los canales. El presidente de la Federaci¨®n de Gremios de Editores, Ferm¨ªn Vargas, precis¨® que ning¨²n acuerdo puede contradecir la libertad de los editores de publicar lo que quiera; En cuanto a ¨¦l, seg¨²n dijo, tiene el mandato espec¨ªfico de luchar contra la edici¨®n institucional, que est¨¢ creciendo hasta niveles inquietantes.
Uno de los asistentes a la primera jornada advirti¨® que, en la b¨²squeda de alivio para ese "exceso de oferta", la primera en caer ser¨¢ seguramente la literatura joven, de vanguardia o de minor¨ªas, con el consiguiente perjuicio cultural.
Para el distribuidor Ram¨®n L¨®pez, de Enlace, no es el libro lo que est¨¢ en crisis -"ni jam¨¢s lo estar¨¢"-, sino el sector. No es s¨®lo la abundancia de libros lo que dificulta su distribuci¨®n, sino el n¨²mero y variedad de puntos de venta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.