Major admite en el Parlamento que est¨¢ "en dificultades"
La alarma roja estaba ayer encendida en Downing Street. El demoledor ataque del mi¨¦rcoles del ex canciller (ministro de Finanzas) Norman Lamont contra su antiguo amigo John Major, con acusaciones como la de gobernar sin rumbo y ser un pelele sin ideas, caus¨® conmoci¨®n en el Gobierno y en el Partido Conservador. El primer ministro admiti¨®, ante el Parlamento, que se encontraba "en dificultades", pero asegur¨® que "la situaci¨®n se superar¨¢". El l¨ªder de la oposici¨®n, John Smith, pidi¨® la convocatoria inmediata de elecciones anticipadas.John Major tuvo una jornada dif¨ªcil. Por la ma?ana reuni¨® a su nuevo Gabinete, por primera vez desde el despido de Lamont, para cerrar filas ante la crisis. Por la tarde, se enfrent¨® a las preguntas de la C¨¢mara de los Comunes. Aunque admiti¨® sus problemas, rechaz¨® tajantemente la petici¨®n laborista de que se convocaran nuevas elecciones y sali¨® con bien del trance. En el Partido Conservador, sin embargo, la impresi¨®n generalizada era que la ca¨ªda de Major es s¨®lo cuesti¨®n de tiempo.
El terrible efecto de la intervenci¨®n parlamentaria de Lamont fue perfectamente visible en Sir Norman Fowler, presidente de los tories. Fowler, furioso y desencajado, apareci¨® en televisi¨®n para acusar a Lamont de traidor y cobarde. La p¨²blica trifulca implicaba a dos pesos pesados de la pol¨ªtica brit¨¢nica que, adem¨¢s, hab¨ªan sido amigos desde su ¨¦poca universitaria en Cambridge.
S¨®lo un a?o de margen
Los mandarines del Partido Conservador insistieron ayer en que no se planteaba un cambio de l¨ªder. Pero, coincidieron en subrayar que John Major ten¨ªa "todo un a?o por delante", en el que hab¨ªa de cumplir su promesa de revivir la econom¨ªa. "Todo un a?o" significaba "s¨®lo un a?o". El congreso conservador de octubre de 1994 es el l¨ªmite fijado. Si para entonces no se ha operado una milagrosa transformaci¨®n en el estilo del primer ministro, su carrera se dar¨¢ por terminada.La crisis podr¨ªa ocurrir antes. Fuentes del partido se?alaban ayer, bajo anonimato, que "un hombre capaz de convertir a su mejor amigo [Lamont] en un enemigo jurado, es capaz de cualquier desastre". La propensi¨®n a los accidentes pol¨ªticos es, por ahora, la caracter¨ªstica m¨¢s notoria de John Major. Y el partido est¨¢ muy nervioso. Un fracaso en la elecci¨®n parcial de Christchurch, el mes que viene, podr¨ªa acelerar los acontecimientos.
La prensa ya huele sangre. El diario conservador The Times, poco favorable al primer ministro, imprimi¨® ayer a toda portada un titular ominoso: "La amarga venganza de Lamont proyecta una sombra sobre la supervivencia de Major". El moderado Financial Times no se qued¨® atr¨¢s: "Un amargo Lamont destroza a Major". El liberal The Independent titul¨®, a su vez, que Norman Lamont aviv¨® "las dudas tories sobre el liderazgo de Major".
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