Natalia Chaikovski y Sylvia Chopin
Ciclo Chaikovski, en la sala grande; serie Chopin, en la de c¨¢mara. Y en ambas, el manto protector de la Comunidad de Madrid. Tal fue el martes musical madrile?o en el Auditorio Nacional, protagonizado por dos solistas interesantes: la rusa Natalia Gutman, violonchelista situada desde hace tiempo entre las primeras de nuestra ¨¦poca, y Sylvia Tor¨¢n, pianista madrilena, cuya carrera registra un proceso ascendente.La Gutman toc¨® las Variaciones rococ¨® con una elegancia de estilo, un poder¨ªo de medios, un primor de detalle y una expresividad de todo punto admirables. Por momentos nos record¨® los d¨ªas grandes de nuestro Gaspar Cassad¨®, pues la Gutman sabe imprimir a cuanto hace un aire l¨ªrico confidencial y un reverberante latido emocional. Por decirlo en pocas palabras, Natalia Gutman es a la vez una int¨¦rprete creativa y una maestra cuyas versiones resultan aleccionadoras.
Ciclos de la Comunidad de Madrid
Orquesta Sinf¨®nica. Director: G. Provatorov. Natalia Gutman, violonchelista. Sylvia Tor¨¢n, pianista.Auditorio Nacional. Madrid, 22 de junio.
Calidad
Colobor¨® la Sinf¨®nica de Madrid, dirigida por el ruso Guennadi Provatorov, y lo hizo con calidad e identific¨¢ndose con la solista. Antes, maestro y orquesta tocaron la suite del ballet Cascanueces, de tan sorprendente instrumentaci¨®n, y en la segunda parte abordaron Manfredo, opus 58, importante acercamiento de Chaikovski al tema byroniano. Mientras tanto, escuch¨¢bamos a Sylvia Tor¨¢n la maravillosa Sonata n¨²mero 3 en s¨ª menor, de Chopin. En otras ocasiones hemos escrito sobre el talante sensible, nervioso y delicado de la pianista madrile?a, que frecuenta ya, con asiduidad, las salas de concierto europeas y americanas.La sonata en cuesti¨®n supone un dif¨ªcil reto superado por la concertista con su buena, a veces incluso espectacular, t¨¦cnica. A veces quiz¨¢ falt¨® sosiego, aire, lo que, salvo excepciones, se alcanza con los a?os y la experiencia. Pero el alegro qued¨® firmemente construido -con la expresividad como estructura, podr¨ªamos decir- y el final respondi¨® a una intenci¨®n m¨¢s viva por el car¨¢cter que por la exageraci¨®n del tiempo, como debe ser. En cambio, el largo padeci¨® de cierto apresuramiento y si estuvo bien cantado no lleg¨® al ensimismamiento que parece reclamar.
En conjunto, la Sonata en s¨ª menor, en manos de Sylvia Tor¨¢n, nos depar¨® muchas bellezas y el ¨¦xito oblig¨® a la pianista a ofrecer varias propinas entusi¨¢sticamente acogidas.
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