Mapamundi de Bilbao
Proyectos para el s¨¦ptimo centenario: la metr¨®poli vasca se acerca al final del t¨²nel con un cambio urbano radical
Muchos conocen el chiste del bilba¨ªno que pide en una librer¨ªa un mapamundi de Bilbao; pocos saben que la metr¨®poli vasca se ha propuesto hacer el chiste realidad. Dentro de siete a?os, Bilbao celebra el s¨¦ptimo centenario de su fundaci¨®n en 1300 por Diego L¨®pez de Haro, y para entonces est¨¢ prevista la terminaci¨®n de un pu?ado de grandes proyectos que transformar¨¢n el rostro y el esqueleto de la ciudad. Dise?ados por los primeros espadas internacionales, los proyectos -expuestos hasta el d¨ªa 29 de junio en el Museo de Bellas Artes de la ciudad- convertir¨¢n Bilbao en un mapamundi de arquitecturas, contribuyendo al esfuerzo por sacar a la capital vizca¨ªna del largo t¨²nel sombr¨ªo del desmantelamiento industrial, el declive econ¨®mico y la degradaci¨®n urbana.Tras Sevilla y Barcelona, la regeneraci¨®n de Bilbao es una asignatura pendiente de las instituciones espa?olas y vascas, que han puesto en marcha, en colaboraci¨®n con su Ayuntamiento, un vasto programa de obras p¨²blicas que persigue convertir la ciudad en la capital de servicios del arco atl¨¢ntico entre Galicia y Breta?a. En competencia con Burdeos por el liderazgo de esa fachada mar¨ªtima de Europa, la ambiciosa apuesta de Bilbao tiene el respaldo de su privilegiada posici¨®n geogr¨¢fica y su s¨®lida tradici¨®n industrial y comercial; pero est¨¢ gravada por la obsolescencia de su tejido productivo y su estructura urbana, por la decadencia econ¨®mica general de la cornisa cant¨¢brica y, desgraciadamente, tambi¨¦n por la pesada hipoteca del terrorismo abertzale.
El eje vertebral del nuevo Bilbao ser¨¢, desde luego, la r¨ªa del Nervi¨®n, que va poco a poco perdiendo su car¨¢cter ¨¢spero y en¨¦rgico de cauce turbio, industrial y portuario, para convertirse en una arteria fluvial que articula los n¨²cleos de poblaci¨®n de las riberas: desde el casco viejo hasta Algorta, en la margen derecha, pasando por Deusto, Las Arenas y Neguri; y desde el ensanche hasta Santurtzi, en la margen izquierda, a trav¨¦s de Barakaldo, Sestao y Portugalete. La vieja r¨ªa de azufre y astilleros ver¨¢ pronto apagarse el ¨²ltimo horno alto y, desplazada casi toda su actividad portuaria a la boca de El Abra, se transformar¨¢ en una Gran V¨ªa acu¨¢tica, coraz¨®n lineal del territorio metropolitano.
Entrelazada en su trayecto con el nuevo metro, cuyos t¨²neles corren pr¨®ximos al cauce, y atravesada por siete nuevos puentes, la r¨ªa dejar¨¢ de ser una frontera f¨ªsica y social; la recuperaci¨®n de las m¨¢rgenes y el levantamiento de l¨ªneas ferroviarias obsoletas que segu¨ªan el curso del agua permitir¨¢n crear paseos de ribera, y el Bilbao que viv¨ªa de espaldas a la r¨ªa har¨¢ de ¨¦sta su avenida principal. Como sucedi¨® en Barcelona con la supresi¨®n del ferrocarril de la costa y el trazado de la Villa Ol¨ªmpica, que asom¨® la ciudad al mar; y como se hizo en Sevilla con la eliminaci¨®n del ramal ferroviario tangente al cauce fluvial y la construcci¨®n de media docena de puentes sobre el Guadalquivir que reconciliaron a la ciudad con su r¨ªo; de igual manera, y apoy¨¢ndose tambi¨¦n, como Barcelona y Sevilla, en un cintur¨®n viario de circunvalaci¨®n y en un aeropuerto renovado, Bilbao se regenerar¨¢, desde el tr¨¢nsito y el agua, en el flujo caudal de su r¨ªa medular.
Estaciones de Foster
Este formidable programa de renovaci¨®n urbana, contenido en el plan general que redactaron sucesivamente los arquitectos lbon Areso y Mike1 Ocio, y en el que se prev¨¦ la inversi¨®n de 30.000 millones de pesetas anuales durante los pr¨®ximos 10 a?os, tiene su rostro simb¨®lico en las realizaciones arquitect¨®nicas, ninguna de las cuales -con la excepci¨®n de las estaciones del metro, dise?adas por el brit¨¢nico Norman Foster- se ha iniciado a¨²n. Bilbao es, pues, en este momento, una ciudad poblada de maquetas e intenciones: el tiempo, el azar y la voluntad de todos dir¨¢n cu¨¢ntas de ellas llegan a buen t¨¦rmino.Sobre la obra del metro, sin embargo, recae poca incertidumbre, como habr¨¢ podido constatar quien haya recorrido la sombr¨ªa caverna de sus t¨²neles interminables, excavados bajo la ciudad -y en ocasiones bajo la r¨ªa- con el aplomo imponente y sobrio de las grandes obras p¨²blicas. En este empe?o colectivo, al que todav¨ªa faltan varios a?os para ver su culminaci¨®n, la inteligencia ingenieril de los t¨²neles va pareja con el refinamiento proyectual de las estaciones, algunas de las cuales est¨¢n casi terminadas; en ellas, Foster ha colocado los accesos, taquillas y controles en una bandeja ingr¨¢vida sobre las v¨ªas, a modo de entreplanta visible desde los andenes, y enmarcada como ellos por la rigurosa b¨®veda de piezas modulares de hormig¨®n.
La otra gran obra ferroviaria -la estaci¨®n intermodal de Abando, situada estrat¨¦gicamente entre el casco viejo y el ensanche- fue encargada tambi¨¦n a un arquitecto brit¨¢nico, el recientemente fallecido James Stirling, que propuso una soluci¨®n finalmente abandonada. Tras su muerte ha sido su socio Michael Wilford el autor del proyecto que se acept¨® definitivamente para esta estaci¨®n mixta de ferrocarril y autobuses -con algunos usos hoteleros, comerciales y de oficinas-, que hizo necesario el nuevo trazado de las v¨ªas. La propuesta, un tanto vacua y formalista, sit¨²a un cubo inclinado y un cilindro en los dos extremos de una rebajada c¨²pula elipsoidal que cubre los andenes. Es dif¨ªcil saber si en su ejecuci¨®n se mejorar¨¢ lo elemental del planteamiento; pero es seguro que a?oraremos al maestro Stirling.
Para el aeropuerto se ha elegido al inevitable Santiago Calatrava, que construir¨¢ tambi¨¦n una pasarela en Uribitarte. Ninguno de los dos proyectos ofrece grandes novedades. Tanto el amplio vest¨ªbulo aeroportuario en forma de p¨¢jaro como el arco inclinado que sostiene la pasarela curva son recursos habituales en el repertorio del veloz arquitecto hispano-suizo. En contraste con las formas din¨¢micas de Calatrava, el mayor edificio de la Administraci¨®n p¨²blica que se construir¨¢ en la ciudad -el nuevo Palacio de Justicia- se ha proyectado sobre la base de una malla estructural reiterativa y enf¨¢tica; sus autores, los j¨®venes arquitectos de Vitoria Roberto Ercilla y Miguel ?ngel Campo, han primado, con resultado incierto, la expresi¨®n geom¨¦trica sobre la representaci¨®n institucional.
Pol¨¦mico Guggenheim
En los dos grandes edificios culturales del Bilbao futuro -el Museo Guggenheim y el Palacio de Congresos, emplazados ambos al borde de la r¨ªa- se ha producido una combinaci¨®n similar de talentos consagrados y j¨®venes valores. El pol¨¦mico Guggenheim lo construir¨¢, como es sabido, el californiano Frank Gehry, que en la ¨²ltima versi¨®n de su proyecto ha privilegiado a¨²n m¨¢s los componentes escult¨®ricos de su propuesta primera: un pulpo aristado de chapa de acero que extiende un tent¨¢culo hasta el puente de La Salve.El concurso del Palacio de Congresos y de la M¨²sica, por su parte, fue ganado por dos j¨®venes arquitectos madrile?os, Federico Soriano y Dolores Palacios, con un gran volumen de curvas tensas y piel met¨¢lica que recuerda un nav¨ªo en dique seco.
Entre los emplazamientos de estos dos edificios culturales se extiende una banda de terreno ocupada por instalaciones industriales y de transporte en desuso, que separa el ensanche de la r¨ªa; sobre esta zona de Abandoibarra -para la que el norteamericano Pei propuso hace dos a?os una urbanizaci¨®n con un gigantesco rascacielos emblem¨¢tico que no lleg¨® a cuajar- se ha realizado recientemente una consulta internacional al objeto de crear all¨ª un distrito central de negocios que refuerce el papel de Bilbao como capital financiera y de servicios en el arco atl¨¢ntico.
A la consulta, celebrada despu¨¦s de una fase de concurso ganada por los equipos encabezados por Eduardo Arroyo y Francisco Mangado, fueron invitados tambi¨¦n Ricardo Bofill, Jos¨¦ Antonio Fern¨¢ndez Ord¨®?ez y C¨¦sar Pelli, siendo el trabajo de este ¨²ltimo el que obtuvo unos comentarios m¨¢s favorables del jurado.
Toca ahora al Ayuntamiento desarrollar un plan definitivo para la zona, que es una pieza b¨¢sica de su apuesta por la transformaci¨®n de una ciudad industrial en otra de servicios.
Confianza
Seguramente ha llegado la hora de Bilbao. Pero en este momento de euforia proyectual conviene recordar que la arquitectura no salvar¨¢ la ciudad. Las equ¨ªvocas esperanzas alimentadas por la operaci¨®n Guggenheim -de la que se pens¨® que podr¨ªa servir como aval de la ciudad ante el capital extranjero- ocultan la dimensi¨®n esencial del dilema bilba¨ªno: la hemorragia que sufre de su principal riqueza, el capital humano.Mientras Bilbao no recupere la confianza de las ¨¦lites financieras, empresariales y t¨¦cnicas vascas, es in¨²til que trate de mejorar su perfil internacional con arquitecturas de prestigio.
La violencia terrorista, de tan dram¨¢tica actualidad, es sin duda el elemento clave: s¨®lo si el terror se embalsa fluir¨¢ la confianza.
Y el Bilbao de hierro y fuego ser¨¢ de vidrio y agua.
Babelia
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