La RAI reduce el n¨²mero de consejeros para garantizar su independencia
El n¨²mero de miembros del Consejo de Administraci¨®n de la Radiotelevisi¨®n Italiana (RAI) se redujo ayer de 16 a 5, como consecuencia de una reforma urgente aprobada el jueves por el Parlamento con el objetivo b¨¢sico de garantizar que, en lo sucesivo, la televisi¨®n de Estado italiana ser¨¢ independiente de los partidos pol¨ªticos. A pesar de que normas concretas refuerzan esa orientaci¨®n de unas medidas que no se limitan a la reducci¨®n de los consejeros, la ley no convence a todos.
Comunistas, neofascistas e incluso los liberales, que forman parte del Gobierno, unieron sus votos a los de la Liga Norte contra una reforma legal que, en su opini¨®n, s¨®lo servir¨¢ para que la RAI, con sus tres cadenas concebidas para servir precisamente a los intereses de democristianos, socialistas y comunistas, siga siendo la televisi¨®n p¨²blica m¨¢s sometida a los partidos.La nueva ley de la televisi¨®n estatal presenta, sin embargo, algunos recursos para terminar con una dependencia partidista, que ha hecho crisis en el contexto de todo el sistema pol¨ªtico italiano. Entre las motivaciones de la nueva ley est¨¢, en efecto, el reconocimiento expl¨ªcito de que los partidos hab¨ªan ocupado un espacio que no les correspond¨ªa.
En la RAI de la ¨²ltima d¨¦cada, y esto vale tanto para la radio estatal como para la televisi¨®n, ya que ambas responden al mismo esquema organizativo tripartito, los periodistas han solido tener carn¨¦ del partido que controlaba la emisora. El peso de la pol¨ªtica se ha dejado sentir tambi¨¦n sobre el tono de la informaci¨®n, el protagonismo de las noticias y las apariciones de parlamentarios y ministros. Por lo general, cada una de las tres cadenas ha tendido a favorecer la presencia de los partidos que las ha controlado.
Las denuncias de esa situaci¨®n comenzaron a ser asumidas por algunos de los periodistas que trabajan en los informativos aproximadamente hace ocho meses, cuando las cr¨ªticas a la partitocracia hab¨ªan subido de tono en la misma medida en que hab¨ªan avanzado las investigaciones sobre la corrupci¨®n relacionada con la financiaci¨®n ilegal de los partidos. Tales protestas de los profesionales suscitaron, por ejemplo, el relevo del director de informativos de la RAI Uno.
M¨¢s all¨¢ de la reducci¨®n del n¨²mero de consejeros, que, en opini¨®n de los cr¨ªticos, simplificar¨¢ m¨¢s que nada los eventuales intentos de controlar el consejo, est¨¢ el cambio del sistema de elecci¨®n de ¨¦stos. Antes eran nombrados por la comisi¨®n parlamentaria de vigilancia de la televisi¨®n, y eran, por tanto, una emanaci¨®n directa del sistema de partidos. Ahora ser¨¢n designados por los presidentes de la C¨¢mara de Diputados y del Senado.
Incompatibles
El cargo de consejero ser¨¢, por otra parte, incompatible con el de parlamentario y alcalde, as¨ª como con la "titularidad" de intereses econ¨®micos o laborales en empresas relacionadas en el sector televisivo. Otra novedad es que el mandato de consejero no podr¨¢ prolongarse por m¨¢s de dos ejercicios.Este consejo de administraci¨®n, que orientativamente deber¨¢ ser integrado por acad¨¦micos u otros intelectuales de prestigio, pasa a ser el ¨®rgano supremo de la RAI a todos los efectos. Los cinco consejeros elegir¨¢n al presidente, pero tambi¨¦n al director general, que en la reglamentaci¨®n antigua era designado directamente por el presidente del Istituto per la Ricostruzione Industriale (IRI), el gran holding empresarial del Estado que es el accionista mayoritario de la RAI. Siendo su presidente tradicionalmente un democristiano, se explica que tambi¨¦n hayan tenido esa militancia los sucesivos directores de la televisi¨®n p¨²blica.
Como ejecutivo por antonomasia, el director general, responsable de la coherencia entre la l¨ªnea editorial de las emisoras y la marcada por el consejo, de la programaci¨®n en general, de la contrataci¨®n y promoci¨®n del personal, ser¨¢ el garante efectivo de la independecia del ente. De ah¨ª que su personalidad, que probablemente ser¨¢ dada a conocer el lunes, sea esperada como la prueba de fuego de la operatividad del nuevo ente. Si el nuevo director sigue siendo alguien ligado a la vieja pol¨ªtica de los partidos, las protestas se har¨¢n o¨ªr.
Por otra parte, la ley tiende a aproximar el estatuto de la televisi¨®n p¨²blica al de las privadas y, en ese sentido, se establece que se equiparen los c¨¢nones de concesi¨®n que pagan respectivamente. El de la RAI es hoy mucho mayor que el que paga la Fininvest.
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