G¨¹nter Grass publica 13 sonetos antirracistas
El libro del escritor alem¨¢n, "Novemberland", es descalificado por los cr¨ªticos de su pa¨ªs
El escritor alem¨¢n G¨¹nter Grass irrita a sus compatriotas. Le acusan de pesimista, de ser un viejo senil irritado, de falta de riesgo, de maximalismo y -tambi¨¦n- de mal escritor. Su ¨²ltimo libro, Novemberland (Tierra de noviembre), consta de 13 sonetos, acompa?ados por otras tantas ilustraciones de su pluma. Tratan sobre la violencia racista que asuela actualmente Alemania y sobre las secuelas de la unificaci¨®n, y al igual que sucediera con su ¨²ltima novela, Malos presagios, est¨¢ siendo maltratado por la prensa y los medios de comunicaci¨®n, cuando no directamente descalificado.
El pasado 24 de noviembre Grass acudi¨® raudo a M?lln desde la vecina Wewelsfleeth, donde tiene una casa de campo. Una mujer y dos ni?as turcas acababan de morir abrasadas en un atentado neonazi que supon¨ªa el cl¨ªmax de la ola de violencia racista que estaba barriendo Alemania. "Me averg¨¹enzo, me averg¨¹enzo", fueron sus palabras. De vuelta a casa decidi¨® escribir sobre ello y sobre los sentimientos que le inspiraban la situaci¨®n de su pa¨ªs. Pero no en prosa, sino en poes¨ªa. Al igual que ya hiciera Bertold Brecht, Grass decidi¨® utilizar la forma cl¨¢sica -casi arcaica- del soneto para resumir su estado de ¨¢nimo. El resultado son los 13 poemas amargos y tristes, pero tambi¨¦n sat¨ªricos y casi insultantes, que ha publicado la editorial Steidel, de Gotinga.No es la primera vez que Grass se interna en el campo de la poes¨ªa. De hecho podr¨ªa decirse que, con esta entrega, el peso pesado de la novela alemana vuelve a sus ra¨ªces. En 1956 hab¨ªa debutado en el mundo de las letras con un libro de poemas titulado Die vorz¨¹ge der windh¨¹hner (La ventaja de los gallos del viento), en el que ya daba muestras del compromiso social que a?os m¨¢s tarde le llevar¨ªa a involucrarse directamente en la pol¨ªtica con su militancia socialdem¨®crata y, m¨¢s especialmente, con su apoyo incondicional a Willy Brandt en la campa?a electoral que le llev¨® a la canciller¨ªa de Bonn. Pero no fue la poes¨ªa la que le dar¨ªa la fama, sino la novela. El tambor de hojalata revolucion¨® el mundo de las letras alem¨¢n y han quedado como uno de los hitos de la narrativa mundial de este siglo.
Pero ha pasado mucho tiempo, y la verdad es que, en Alemania, su prestigio, tanto literario como de referencia pol¨ªtica e ideol¨®gica, ha bajado mucho. Sus ¨²ltimas novelas han sido muy criticadas. Malos presagios, escrita tras la ca¨ªda del muro, se ocupaba de la unificaci¨®n, criticaba sin paliativos la manera como se llev¨® a cabo y auguraba un futuro siniestro. Ayud¨® a aguar la fiesta a los alemanes. Ahora, Grass, hombre de pocos amigos en el pa¨ªs, vuelve a poner el dedo en las numerosas llagas de Alemania. Y al igual que otros intelectuales germanos antes que ¨¦l, como el mism¨ªsimo Heinrich Heine, el gran poeta jud¨ªo ahora reverenciado, pero que fue maldito durante m¨¢s de un siglo, Grass es acusado de ser un nestbeschutzer (el que ensucia el nido) por criticar a su pa¨ªs.
SONETO N?MERO 9
Crece el cerco
Bald¨ªo yace el pa¨ªs al cuervo hambriento
entregado,
se propaga el topo, hay demasiado, es
sospechoso, perro raro delante del cercado, celoso.
Quieren que paguemos: en la mano y al
contado.
Porque en el centro situado, rico, indefenso, miedo met¨®dico sud¨® un arquitect¨®nico invento:
como baluarte tierra noviembre se quiere asegurar
ante gitanos, negros, jud¨ªos y los de ultramar.
Hacia el Este como marca fronteriza estar¨¢
Polonia;
as¨ª de r¨¢pido y ¨²til nos inventamos la historia.
De siempre construimos castillos por placer
puro,
levantamos murallas, erigimos el muro,
y contra claustrofobia, monoton¨ªa, depre de cuartel un H?lderfin plac¨ªa, en el macuto pan y poes¨ªas de ¨¦l.
SONETO N?MERO 6
En v¨ªsperas del primer adviento
?Encarecer¨¢n: la vida, cr¨¦ditos, la gasolina! En el jard¨ªn pelado escaramujos apenas se adivina.
Entre el gris com¨²n una manchita de color, recordando pleito matrimonial y veraniego amor.
Tan hechos polvo, tan poco placer al fin, encorvada tierra noviembre, por el mot¨ªn angustiada, ya no queda pene, pero mil veces un skin, s¨ªmbolo de violencia y basura no encomendada.
Es listo ¨¦l que el porcentaje cuenta de la parte ajena en la tudesca renta, como si un c¨¢lculo sirviera y uno ya atina de los que callan y sonr¨ªen tras la cortina, cuando afuera est¨¢ M?lln, peque?a ciudad nuestra, que, nadie se lo esperaba, se mont¨® una fiesta.
Novemberland. Trece Sonetos. Editorial Steidl, Gotinga, 1993. (Traducci¨®n: Stefan Scheuermann).
J. M. M. F.,
Noviembre es, sin duda, el mes alem¨¢n por excelencia, y de ah¨ª el t¨ªtulo de esta entrega de Grass. Fue en noviembre de 1918 cuando cay¨® la monarqu¨ªa prusiana; en el de 1923, un tal Adolf Hitler intent¨® su fallido golpe de Estado; en el de 1938, con los nazis ya en el poder, tuvo lugar la terrible kr¨ªstal1nacht, el gran pogromo contra los jud¨ªos que toma su nombre de los cristales rotos que quedaron por las calles. Y el mismo d¨ªa del mismo mes, 51 a?os despu¨¦s, en 1989, cay¨® el muro de Berl¨ªn. Grass a?ade la desgracia de M?lln, la vuelta de los demonios pardos.En uno de los poemas admite su temor a que "los huracanes, como la general locura, podr¨ªan aumentar hasta que, cansados por la unidad, estar¨ªamos excluidos del club de los ricos y hasta el marco se ablandar¨ªa" en caso de seguir la barbarie. En otro critica el papel de los medios de informaci¨®n, la clase pol¨ªtica y la actuaci¨®n de sus conciudadanos. Habla de la sociedad multicultural -uno de los tab¨²s alemanes-, de Europa, de la situaci¨®n econ¨®mica -"viv¨ªamos de prestado"-, de los muertos de noviembre, de la nueva divisi¨®n alemana -"divorciados como hombre y mujer tras corto matrimonio pa¨ªs y gentes, escasa la cosecha, rico el bot¨ªn".
Pero la comedia, el humor en general, no parece tener grandes amigos en la Alemania actual. "Un ego l¨ªrico quiere comunicarse con una ¨¦poca del a?o melanc¨®lica ( ... ). Grass mira a la naturaleza moribunda y ve a la patria moribunda ( ... ). No quiere abandonar ni la nacionalidad alemana ni la culpa coyuntural, quiere seguir sinti¨¦ndose culpable", dice, entre otras cosas, el cr¨ªtico del sesudo Die Zeit. "Contra la xenofobia, la Treuhand, el nuevo muro entre Alemania y Polonia; contra las tertulias televisivas y las modas. Cu¨¢nta raz¨®n tiene y cu¨¢nto nos gusta estar de acuerdo con ¨¦l. Pero aqu¨ª no hay nada correcto, empezando con la estructura de los 13 sonetos", dice el cr¨ªtico del conservador Frankfurter Allgemeine, para quejarse a continuaci¨®n de que Grass no se ajusta exactamente a los endecas¨ªlabos.
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