Jornada de jusfiticaci¨®n en Montpellier
No hay material de desecho en un Tour. No hay jornada despreciable. Impuesta la paz de Indur¨¢in, son muchos quienes han de justificar sueldo y presupuesto. Al menos 13 de los 20 equipos en disputa tienen al patr¨®n descontento. Queda como quien dice una semana de carrera y el jefe llama todas las noches por tel¨¦fono. Y pregunta. Y pide cuentas. Y se enfada. Mientras el l¨ªder desfila entre Marsella y Montpellier a su lado circulan numerosos corredores con la soga al cuello. Una etapa es motivo sobrado para equilibrar el balance. Olaf Ludwig justific¨® ayer la existencia del Telekom; su candidatura a la general por puntos cobra cuerpo y ha dado sentido al trabajo de su equipo.Las 14 etapas disputadas han hecho feliz a unos pocos. Tanto es as¨ª que hay m¨¢s de un equipo que viaja de ciudad en ciudad con la conciencia tranquila, como es el caso del GB-MG italiano, que ha pasado de disfrutar de los ¨¦xitos de Cipollini a defender ahora la candidatura del Polaco Jasktila. Felizmente preocupados est¨¢n desde el Banesto hasta el Clas pasando por el Nov¨¦mail (Nelissen), el Lampre (Abduyap¨¢rov), el TVM (Skibby) o el Ariostea (R?js). El Tour les ha reportado ciertos beneficios a estas alturas y maniobran con la seguridad de que la decepci¨®n nunca ser¨¢ absoluta. No es ese el caso del ONCE o del Carrera para quienes los triunfos parciales de Bruyneel o Roscioli no supone alcanzar un m¨ªnimo grado de: satisfacci¨®n.
Dada la situaci¨®n de la general, el Tour est¨¢ bloqueado hasta que aparezcan por el horizonte los Pirineos. Ser¨¢ entonces cuando afloren algunas ambiciones ocultas y tome cuerpo un deseo de ajustar cuentas entre algunos protagonistas. Hasta entonces se ha impuesto el sentido pr¨¢ctico y el pelot¨®n entiende que las llamadas jornadas de transici¨®n son susceptibles del reparto de algunas recompensas. Indur¨¢in desfila en cabeza como quien gu¨ªa la manada del Tour. Su presencia obra el efecto deseado (que no es otro que man?festar que no hay posibilidad de transgresi¨®n. Este Tour es el m¨¢s ordenado que se recuerda. Tambi¨¦n el m¨¢s previsible.
Indur¨¢in permiti¨® el viernes una escapada salvaje para que el pelot¨®n pudiera descansar. Nada hab¨ªa que hacer ante un corredor que marchaba veinte minutos por delante. Ayer la situaci¨®n gir¨® hacia una mayor racionalidad. Dadas las ambiciones de los sprinters supervivientes se acept¨® como buena una llegada masiva. La vigilancia del tr¨¢fico qued¨® bajo la responsabilidad de dos equipos, Lampre (Abduyap¨¢rov) y Telekoni (Ludwig). Los aventureros vieron el camino repleto de dificultades. Por ah¨ª anduvo el bueno de Murguialday. Nada que hacer.
Un tir¨®n de Rominger en las cercan¨ªas de la meta signific¨® una imprevista rotura del alto el fuego. El pelot¨®n se parti¨® por unos minutos. Quedaron aislados ante las c¨¢maras de televisi¨®n algunos actores de primera fila pero la presencia de Indur¨¢in garantizaba la levedad de los acontecimientos. No era un ataque subversivo, no hab¨ªa raz¨®n para una movilizaci¨®n general. El l¨ªder vigilaba a cada momento, cooperaba por un lado pero estaba pendiente tambi¨¦n de la reacci¨®n. No era de su agrado lo que estaba sucediendo. Los hombres del Telekom cerraron filas y neutralizaron la escapada.
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