La venganza del Misisip¨ª
El viejo y gigantesco rio se traga la tierra que sus aguas enriquecieron en el medio oeste de Estados Unidos
El viejo r¨ªo Misisip¨ª, la fuente de fertilidad del medio oeste norteamericano, el escenario de las dulces aventuras imaginadas por Mark Twain, ha vuelto a ser protagonista de la vida de Estados Unidos. Auque esta vez de forma dram¨¢tica, vengativa, recuperando las tierras que se le robaron a?o tras a?o para provocar las peores inundaciones de la historia de este pa¨ªs y una de las mayores cat¨¢strofes naturales que se recuerdan.Las aguas no han respetado siquiera el pueblo natal del famoso escritor, Hannibal (Misuri), ni otros s¨ªmbolos de las haza?as de Tom Sawyer y Huckleberry Finn. Todo ello y muchas otras poblaciones de los ocho Estados azotados por los temporales del principio del verano han sido cubiertos por las aguas en busca de su cauce natural.
"Es como si otro Gran Lago hubiera sido a?adido de repente al mapa de Estados Unidos", dijo el vicepresidente, Al Gore, al recorrer el pasado fin de semana parte de las tierras afectadas junto al presidente, Bill Clinton.
Cientos de miles de hect¨¢reas de la mejor tierra de cultivo del medio oeste ha sido cubiertas por las inundaciones. M¨¢s de 8.000 casas han sido destruidas. Treinta mil personas han tenido que abandonar sus hogares y buscan ahora refugio en construcciones prefabricadas. Veintisiete personas han muerto por las corrientes, que han causado p¨¦rdidas valoradas por encima de los 10.000 millones de d¨®lares.
Los pueblos son pantanos
Granjas, f¨¢bricas, carreteras, m¨¢s de una docena de puentes, almacenes y edificios del centro de una gran ciudad como Des Moines (la capital del Estado de Iowa) se encuentran cubiertos por las aguas, que han convertido pueblos enteros en nuevos pantanos sobre los que hoy se circula en barca y s¨®lo submarinistas pueden recuperar algo de lo perdido. Varias l¨ªneas de ferrocarril han sido suspendidas, lo que hace a¨²n m¨¢s dif¨ªcil la comunicaci¨®n con ciertas zonas accesibles ¨²nicamente por helic¨®ptero.El secretario de Agricultura, Mike Spy, calcula que 10 millones de hect¨¢reas donde se siembra la mayor¨ªa del grano del pa¨ªs han sido afectadas por las riadas, y que unos cuatro millones de hect¨¢reas se encuentran totalmente bajo las aguas. El secretario de Transportes, Federico Pe?a, dijo que unas 2.000 embarcaciones que serv¨ªan para el tr¨¢nsito de mercanc¨ªas a lo largo del r¨ªo han sido destruidas, con p¨¦rdidas de unos tres millones de d¨®lares por d¨ªa en ese negocio.
El arco que distingue a la ciudad de San Luis, donde se re¨²nen los gigantescos r¨ªos Misisip¨ª y Misuri -dos de los m¨¢s grandes del mundo-, est¨¢ parcialmente tapado por las aguas. El domingo, el r¨ªo lleg¨® a crecer en ese punto por encima de los 15 metros.
El presidente Clinton, que ha visitado esa regi¨®n tres veces en los ¨²ltimos d¨ªas, ha prometido pedirle al Congreso 2.500 millones de d¨®lares para acudir en ayuda de los damnificados, casi todos granjeros y peque?os empresarios que tendr¨¢n que empezar de nuevo de cero.
Clinton ha anunciado tambi¨¦n la posibilidad de enviar a la zona tropas del Ej¨¦rcito federal para reemplazar a los agotados soldados de la Guardia Nacional y a los miles de voluntarios que tratan d¨ªa y noche de contener las aguas. El presidente ha advertido, sin embargo, que "todo lo que se haga ser¨¢ poco si no colabora la madre naturaleza".
Pero la madre naturaleza no colabora. En las dos ¨²ltimas noches, las aguas extendieron su dominio hacia otras calles de Des Moines y de otras poblaciones en las que, en una muestra conmovedora de solidaridad, los habitantes y voluntarios de muchos otros Estados hab¨ªan construido cientos de metros de muro con sacos terreros. El pron¨®stico del tiempo anuncia, adem¨¢s, nuevas lluvias y tormentas para los pr¨®ximos d¨ªas.
La Cruz Roja, C¨¢ritas y diversas iglesias y organizaciones humanitarias han abierto cuentas para recaudar fondos para los afectados. Incluso las reservas naturales de la regi¨®n han sido destruidas por unas inundaciones que pueden afectar tambi¨¦n al ecosistema de la zona.
Cientos de miles de personas llevan m¨¢s de una semana sin agua, luz y tel¨¦fono. Los camiones cisternas apenas sirven para combatir la sed. Las autoridades han advertido que, en algunas partes, el agua estancada puede provocar enfermedades a los ciudadanos que las recorren en busca de sus pertenencias.
Tres meses inundados
Los c¨¢lculos m¨¢s optimistas estiman que las aguas tardar¨¢n en retirarse de algunas ¨¢reas m¨¢s de tres meses. El Gobierno federal y los Gobiernos estatales discuten ahora la mejor forma de reconstruir las zonas afectadas. La mayor¨ªa de los expertos aconsejan dejarle esas tierras al r¨ªo y ocupar espacios m¨¢s alejados del viejo curso fluvial. Los responsables de la Escuela de Geolog¨ªa de la Universidad de San Luis creen que el poder destructivo de las aguas hubiera sido menor si no se hubieran construido los diques levantados tras las inundaciones de 1973.Los m¨¢s antiguos granjeros de la zona tambi¨¦n advierten que al Misisip¨ª y a sus dos poderosos afluentes, el Misuri y el Des Moines, les gusta ense?ar sus m¨²sculos cada 20 o 30 a?os. Aunque los habitantes de las zonas afectadas saben lo dif¨ªcil que ser¨¢ levantar sus vidas y sus negocios de nuevo en otras tierras.
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