Racionalizar los recursos
EN TIEMPOS de profunda crisis econ¨®mica, todo intento de racionalizaci¨®n del gasto p¨²blico, sin que ello conlleve la indefensi¨®n de derechos adquiridos, debe ser apoyado sin discusi¨®n, y de haberla, deber¨¢n exponerse los argumentos sin subterfugios ni enga?os. El Decreto de Financiaci¨®n Selectiva de Medicamentos, que acaba de entrar en vigor, busca la contenci¨®n de un concepto que ya supone cerca del 20% del gasto sanitario total y que se cuantifica en torno al medio bill¨®n de pesetas anuales. El decreto supone que la Seguridad Social deja de subvencionar 740 esecialidades farmac¨¦uticas destinadas a s¨ªndromes banales y con un precio medio de 400 pesetas.La lista de los medicamentos que se excluyen se integra por complejos vitam¨ªnicos, antigripales, antidiarreicos, productos de higiene, antihistam¨ªnicos y digestivos. La Seguridad Social calcula en 23.000 millones de pesetas la cantidad que se puede ahorrar al gasto sanitario; sin embargo, las autoridades se?alan que es m¨¢s importante su efecto educativo, que incidir¨¢ directamente en la contenci¨®n del crecimiento. Si la Cifra de incremento del gasto prevista para el pr¨®ximo a?o era de un 16%, con la aplicaci¨®n del decreto se espera se detenga en un 7%. Tambi¨¦n, por primera vez, se separa el registro de medicamentos de su inclusi¨®n autom¨¢tica en la Financiaci¨®n p¨²blica.
En toda esta historia de intento de racionalizar el gasto se ha llegado a situaciones que bordean lo esperp¨¦ntico. Dif¨ªcilmente se puede calificar de otra manera la decisi¨®n del Colegio Oficial de Farmac¨¦uticos de Madrid de pedir, la v¨ªspera de la entrada en vigor, apoyo a la Polic¨ªa Municipal, al Ayuntamiento y a la Delegaci¨®n del Gobierno por si se registrara alg¨²n percance de orden p¨²blico ante los establecimientos del ramo. Resulta dif¨ªcil concebir disturbios por tener que pagar, por ejemplo, champ¨²s anticaspa. Quiz¨¢ el presidente de los farmac¨¦uticos madrile?os deber¨ªa dar una explicaci¨®n suficiente de su desconfianza sobre el comportamiento c¨ªvico de los habitantes de la Comunidad en el previsible supuesto de que su petici¨®n no est¨¦ justificada en la pr¨¢ctica.
Sin embargo, lo m¨¢s sorprendente de las cr¨ªticas al decreto es que no provienen mayoritariamente ni de las asociaciones de pensionistas, ni de los enfermos cr¨®nicos, ni de los sindicatos. Ciertamente, los colectivos de m¨¦dicos y farmac¨¦uticos criticaron en su momento la falta de di¨¢logo y contraste suficiente para tratar de aunar criterios, pero las diatribas m¨¢s feroces contra la medida surgen desde la caverna, un ¨¢mbito en el que las contradicciones ideol¨®gicas se entremezclan con la demagogia. Partidarios del liberalismo econ¨®mico a ultranza no desprecian en absoluto, m¨¢s bien lo exigen, el paraguas estatal que hasta ahora cubr¨ªa autom¨¢ticamente cualquier iniciativa de los laboratorios farmac¨¦uticos. Llamadas iracundas contra el despilfarro, pero oposici¨®n a los intentos de racionalizar el gasto. Un disparate s¨®lo explicable por los enormes intereses econ¨®micos que mueve.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.