La urgencia del pacto
CABEN POCAS dudas sobre la necesidad de afrontar sin demora las prioridades que la situaci¨®n econ¨®mica aconseja. La recesi¨®n por la que atraviesa la econom¨ªa espa?ola -con elementos comunes a la del resto de las econom¨ªas industrializadas- exhibe rasgos peculiares cuya adversidad puede hipotecar las posibilidades de recuperaci¨®n y, en consecuencia, aplazar la reducci¨®n de la gravedad de su principal problema: el paro. Eso explica que ayer comenzaran los primeros contactos entre el Gobierno, los sindicatos y los empresarios para tratar de elaborar un diagn¨®stico de la situaci¨®n y, consecuentemente, buscar las posibles soluciones aceptadas por todos.El intenso descenso de la producci¨®n y del empleo coexiste en nuestro pa¨ªs con tasas de inflaci¨®n m¨¢s elevadas que las del resto de las econom¨ªas industrializadas, lo que demuestra el ineficiente funcionamiento de algunos sectores y mercados. Su eliminaci¨®n es indispensable para que las empresas espa?olas puedan sobrevivir en un contexto internacional cada vez m¨¢s competitivo y, de esta forma, poner freno a la preocupante destrucci¨®n de puestos de trabajo.
Si limitada es la autonom¨ªa de las autoridades espa?olas para estimular aisladamente el crecimiento econ¨®mico, no lo es en modo alguno para propiciar la eliminaci¨®n de esos obst¨¢culos que impiden no s¨®lo que la econom¨ªa crezca, sino que funcione correctamente. De ah¨ª que, entre las tareas que ha de afrontar el nuevo Gobierno, sean prioritarias las reformas de algunos mercados y de las condiciones que regulan determinados sectores de nuestra econom¨ªa. Tambi¨¦n es un hecho asumido que uno de los m¨¢s importantes obst¨¢culos, aunque en modo alguno el ¨²nico, se localiza en el funcionamiento del mercado de trabajo. Pese a todo, lo que quiz¨¢ resalte m¨¢s en estas circunstancias recesivas tan serias sea la ausencia de una exposici¨®n de criterios sobre los planes econ¨®micos de un Gobierno en el que existe un vicepresidente encargado de la pol¨ªtica econ¨®mica y un equipo que deber¨ªa llevar a la pr¨¢ctica dichos criterios.
El excesivo crecimiento de los costes laborales constituye hoy uno de los principales factores que alimentan esa tendencia a la destrucci¨®n de empleo. Junto a esas condiciones en las que negocian los que tienen empleo, la insuficiente movilidad geogr¨¢fica y funcional o el encarecimiento del cese en la relaci¨®n laboral inhiben la creaci¨®n de puestos de trabajo en la econom¨ªa espa?ola en mayor medida que en las de nuestro entorno. El resultado no puede ser otro que un impacto mucho mayor del debilitamiento de la econom¨ªa sobre el empleo en nuestro pa¨ªs y la exigencia de tasas m¨ªnimas de crecimiento econ¨®mico superiores a las de aquellos otros pa¨ªses para que se empiece a absorber desempleo.
El cuadro se completa con un creciente gasto p¨²blico en prestaciones por desempleo y la existencia de importantes bolsas del propio sistema de protecci¨®n, lo que, desde luego, reduce la asignaci¨®n de recursos p¨²blicos a pol¨ªticas destinadas a incentivar la creaci¨®n de puestos de trabajo, ya sea mediante una mayor cualificaci¨®n de los trabajadores o directamente mediante subvenciones a la creaci¨®n de puestos de trabajo. La definici¨®n de una pol¨ªtica de rentas -en la que, junto a la contenci¨®n de los salarios, se estipulen las condiciones para la reinversi¨®n productiva de los excedentes empresariales- y la flexibilizaci¨®n de las condiciones laborales ser¨¢n los elementos b¨¢sicos en la agenda de las negociaciones que sindicatos y patronal han iniciado tras la convocatoria del Gobierno piara la suscripci¨®n de un pacto social.
Sin duda, nos encontramos en una de esas situaciones que s¨®lo pueden superarse con la responsabilidad solidaria de todos los implicados. Al Gobierno le corresponde, en primer t¨¦rmino, definir la pol¨ªtica presupuestaria que frene el espectacular crecimiento del d¨¦ficit p¨²blico y acometer las restantes reformas estructurales. Pero no habr¨¢ forma de salir pronto y con el menor desgaste posible de la crisis si los agentes sociales no se comprometen seriamente en la tarea. S¨®lo as¨ª se sentar¨ªan la bases del clima social y pol¨ªtico capaz de generar nuevamente la confianza de las fuerzas econ¨®micas nacionales e internacionales.
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