La maestr¨ªa de Gonzalo Olavide
El 42? Festival Internacional de Santander, inaugurado el s¨¢bado y domingo, ha definido sus perfiles desde el primer momento: una gran obra sinf¨®nico-coral como es el R¨¦quiem de Verdi, junto a los pentagramas espa?oles y actuales de Gonzalo de Olavide. Tras la emblem¨¢tica actuaci¨®n en la capital, vino la presencia regional en la Bien Aparecida con la m¨²sica antigua y moderna del Coro Madrigal de Bucarest.La Orquesta Sinf¨®nica Nacional de la RTV rumana, dirigida por Horia Andreescu, interpret¨® en el Palacio de los Festivales Tr¨¢nsito, de Olavide (Madrid, 1934), escrita el a?o pasado para el festival de Alicante. A lo largo de 10 o 12 minutos de m¨²sica flexible, coherente y bella, Olavide, un verdadero maestro en la ideaci¨®n y realizaci¨®n de sus obras, nos da muchas claves de su estilo, precisamente por tratarse de arte objetivo y sin referencia extramusical alguna, cuyo t¨ªtulo alude tan s¨®lo al devenir fugaz de las ideas sonoras sometido a un orden que les otorga significaci¨®n.
Sin un solo tic servilmente modernista, Tr¨¢nsito es plenamente actual en su sustancia y en un lenguaje que tiene mucho que ver con el que practican los autores m¨¢s j¨®venes o el repescado por algunos menos j¨®venes. Tampoco en la orquestaci¨®n cae Olavide en excesos de ning¨²n g¨¦nero, ni espectaculares ni minuciosamente preciosistas; Tr¨¢nsito me parece un ejemplo de naturalidad, nobleza y rigor llevado a cabo por una mente y una mano que dominan la polifon¨ªa de anta?o y la heterofon¨ªa de nuestros d¨ªas; la t¨ªmbrica como elemento estructural y la libertad como v¨ªa para dar con soluciones expresivas, casi imagineras por su radical castellan¨ªa. La acogida de Tr¨¢nsito por parte del p¨²blico fue totalmente positiva y Olavide debi¨® saludar repetidas veces.
Oleadas emocionales
La orquesta rumana y el Orfe¨®n Donostiarra levantaron luego, bajo la inquieta e imaginativa direcci¨®n de Andreescu las oleadas emocionales del R¨¦quiem para Manzoni, una de las cimas del arte verdiano y partitura recurrente en la historia del Festival Internacional de Santander.Con un buen cuarteto solista (Roma Owsinska, Bogna Bartosz, Malovany y Nowacki), y contando con la insuperable labor del coro de San Sebasti¨¢n y de su maestro titular, Sainz Alfaro, el R¨¦quiem lleg¨® a todos con fidelidad y fluidez en el contraste de sus luces y sus sombras, el color de su oro viejo, el belcantismo de sus melod¨ªas y la prodigiosa agilidad de sus polifon¨ªas.
?xito completo en el Palacio de Festivales, como lo hubo el domingo en el santuario de la Bien Aparecida. El Coro Madrigal y su director, Mart¨ªn Constantin, abordaron con absoluta perfecci¨®n La m¨²sica ortodoxa del monte Athos, al lado de diversas obras del siglo XX, entre las que destac¨® el Ritualpara la sed de la tierra, de Miriam Marbe (Rumania, 1931), algo moderno logrado con elementos tradicionales.
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