La 'mezzosoprano' Christa Ludwig se despide en la semana grande del Festival de Salzburgo
La ¨®pera y el teatro transforman la ciudad austriaca en una feria de vanidades

La semana grande del Festival de Salzburgo comenz¨® con una retirada, la de la inolvidable mezzosoprano Christa Ludwig, de 65 a?os, que el lunes dijo "buenas noches" entre ovaciones como fin a su recital de despedida. Se fue una gran cantante y llegan las figuras de la batuta: el anciano Georg Solti, para dirigir el Falstaff de Verdi, y Harnoncourt, L'incoronazione di Poppea, de Monteverdi. La buena m¨²sica parece as¨ª calmar la guerra que el audaz di rector del festival, G¨¦rard Mortier, mantiene abierta contra las todopoderosas multinacionales del disco. Manadas de turistas de d¨ªa dejan paso a rancios millonarios mel¨®manos durante la noche. En los hoteles de lujo, los ladrones hacen el agosto.
Desde los jardines de Mirabell, que el pr¨ªncipe-arzobispo Wolf Dietrich von Raitenau mand¨® construir para su amante jud¨ªa Salom¨¦ Alt, con la que tuvo 15 hijos, las torres de Salzburgo, con el castillo sobre la monta?a como fondo, crean un panorama apote¨®sico que s¨®lo las ciudades barrocas pueden alcanzar. En la parte vieja, donde se encuentra el Palacio de Festivales con sus tres salas, los visitantes de a pie lo invaden todo: entran en la casa donde naci¨® Mozart, comen bombones envueltos en la figura de Mozart y descansan en la plaza principal bajo la atenta mirada de la estatua de Mozart. Eso s¨ª, nunca podr¨¢n ver en Salzburgo La flauta m¨¢gica, de Mozart.Las ¨²ltimas entradas para la representaci¨®n del pasado domingo, dirigida por Bernard Haitink con la Filarm¨®nica de Viena, costaban cerca de 50.000 pesetas cada una. S¨®lo para ricos. En un intento democratizador, G¨¦rard Mortier, aunque mantiene la calidad de las costosas representaciones oper¨ªsticas, apuesta por el teatro hablado. La idea es que, de esta forma, con montajes m¨¢s baratos, el festival se abra a espectadores menos cargantes que los que tanto a?oran al padre fundador de la jet-set musical, el fallecido Herbert von Karajan, quien hizo de Salzburgo su feudo y cuyo nombre ahora es invocado contra Mortier.
Aires modernos
"Podr¨¢ haber cambios, pero Mortier tambi¨¦n sabe que nadie permitir¨¢ que Salzburgo deje de ser el conservador refugio veraniego de los ricos b¨¢varos y austriacos", dice un cr¨ªtico brit¨¢nico. "Se acab¨® la rutina", exclama una francesa que viaja desde hace m¨¢s de veinte a?os al festival y que ha comprobado ya, tras ver a Orfeo y Eur¨ªdice darse un revolc¨®n sobre el escenario, que corren aires esc¨¦nicos m¨¢s modernos en los montajes. "Lo ¨²nico preocupante es que el nivel baje".Durante est¨¢s fechas, la ciudad, con 3.000 personas empleadas s¨®lo en el festival, se convierte en la Babel de la m¨²sica cl¨¢sica: en teatros e iglesias se desarrolla la amplia y selecta programaci¨®n oper¨ªstica, sinf¨®nica y de m¨²sica de c¨¢mara; los poderes de la industria del disco hacen negocio y tratan de reconquistar las ¨¢reas de influencia en la programaci¨®n de las que Mortier intenta expulsarles; se presentan nuevas grabaciones y los artistas buscan hacerse notar un poco.
Esta Babel tiene tambi¨¦n su toque de Disneylandia, con la mayor¨ªa de los escaparates de las tiendas decorados con la publicidad de las figuras de los grandes divos. Jessye Norman, rodeada de figuritas estilo Lladr¨®; Cheryl Studer, entre bater¨ªas de cocina, y Claudio Abbado y Christa Ludwig, junto a trajes de raso. El premio se lo lleva la Salom¨¦ de Catherine Malfitano, que se anuncia con fotograf¨ªas entre faldas tirolesas y, para darle mayor realismo al escaparate, una cabeza peluda de madera sobre una bandeja representando al decapitado Jochanaan.
A juzgar por la cantidad de comercios que ocupa su retrato, una figura en alza es Nikolaus Harnoncourt, considerado como s¨ªmbolo del nuevo esp¨ªritu del festival y que hoy estrenar¨¢ un nuevo montaje de la L'incoronazione di Poppea con un reparto que incluye a Sylvia McNair, Marjana Lipovsek y Kurt Moll. "Es una.obra incre¨ªblemente moderna", en opini¨®n de Harnoncourt, "porque indaga en la fascinaci¨®n del car¨¢cter humano, que rara vez utiliza el bien como potencia en su manera de actuar; no hay un solo personaje, salvo una peque?a muchacha, Damijella, que posea un car¨¢cter intachable".
Expectativas satisfechas
Hamoncourt, el Orfeo de Monteverdi dirigido al aire libre por Ren¨¦ Jacobs, m¨¢s el Falfistaff de Solti con escenograf¨ªa de Luca Ronconi, y la Salom¨¦ de la Malfitano (estos dos ¨²ltimos t¨ªtulos con la Filarm¨®nica de Viena), llenan en una sola semana las expectativas de cualquier aficionado.Y aunque por las calles de Salzburgo se ven al atardecer parejas elegantes, trajes oscuros, algunos modelos de alta costura, Rolls-Royces descapotables y otras lujosas marcas de veh¨ªculos camino del teatro, la ciudad natal de Mozart tambi¨¦n se muestra en otros ¨¢ngulos. La polic¨ªa de Salzburgo inform¨® a una visitante espa?ola al festival sobre la actividad de una banda de ladrones de guante blanco. Pero era tarde. Ya le hab¨ªan robado todas las joyas y varios cientos de miles de pesetas de su habitaci¨®n del hotel minutos despu¨¦s de su llegada, mientras tomaba en el piso de abajo un caf¨¦ cobrando fuerzas para deshacer el equipaje. El mundo del hampa no descansa.
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