Daniel Barenboim logra con 'Trist¨¢n e Isolda' mas de 20 minutos de aplausos en Bayreuth

Trist¨¢n e Isolda no se representaba en el templo sagrado de Bayreuth desde 1987. No es de extra?ar, pues, la enorme expectaci¨®n creada ante la versi¨®n de Daniel Barenboim, que ofreci¨® el jueves una lectura I¨ªrica y c¨¢lida de esta ¨®pera de Wagner. La escenograf¨ªa, del dramaturgo Heiner M¨¹ller con la colaboraci¨®n del escen¨®grafo Erick Wonde, es futurista y atemporal. Apost¨® por el riesgo. El p¨²blico, puesto en pie, aplaudi¨® durante m¨¢s de 20 minutos. Las entradas costaron en la reventa entre 82.000 y 120.000 pesetas.

Wolfgang Wagner, nieto del compositor y director del Festival de Bayreuth, ha afirmado que "la concesi¨®n de las modernas puestas en escena de Bayreuth es como un puente entre el teatro en vivo y el v¨ªdeo, haciendo justicia a ambos medios".En efecto, Bayreuth est¨¢ excelentemente equipado desde un punto de vista tecnol¨®gico y busca una est¨¦tica que mira m¨¢s al siglo XXI y al momento actual del mundo que a los registros po¨¦ticos y, luminosos de Wieland Wagner en los cincuenta o los materialistas-marxistas de Chereau-Boulez en los setenta. Adem¨¢s esta mirada est¨¢ con un ojo puesto en la difusi¨®n masiva por los medios audiovisuales (alta definici¨®n, l¨¢ser, etc¨¦tera). A Bayreuth llega solamente un reducido n¨²mero de elegidos (demanda m¨¢s de cinco veces superior a la oferta). La ¨®pera busca una salida en la peque?a o gran pantalla que rentabilice costes y divulgue sus conquistas de lenguaje. Isolda no solo debe cantar sino tambi¨¦n ser atractiva f¨ªsicamente.

Apuesta por el riesgo

El equipo esc¨¦nico de esta producci¨®n dirigida por Daniel Barenboim apost¨® por el riesgo. Heiner M¨¹ller, dramaturgo alem¨¢n muy frecuentado hace unos a?os por los grupos de teatro de vanguardia en Espa?a (donde incluso se represent¨® Hamletmachine en el Festival de Oto?o de Madrid de 1987 con el Teatro Almeida de Londres y Robert Wilson), apoy¨¢ndose en el escen¨®grafo Erick Wonde (Khovantchina) con Kirchner en Viena, Anillo del Nibelungo con Lenhoff en M¨²nich y la actual Salom¨¦ de Salzburgo con Bondy) y en el dise?ador de vestuario japon¨¦s Y. Yamamoto, plante¨® un concepto futurista, atemporal y pl¨¢stico de la obra, lleno de referencias pict¨®ricas (Rotthko) simb¨®licas (armaduras y collares de sujeci¨®n que impiden la explosi¨®n de un amor latente) y cinematogr¨¢ficas en encuadres y composici¨®n.En esta producci¨®n estrenada en en el Festival de Bayreuth, Trist¨¢n e Isolda se aman con m¨¢s ternura y piedad que pasi¨®n, pero su amor evoluciona hasta los escombros adoptando una amplitud de registros y comportamientos m¨¢s mentales que impetuosos.

Una parte de la prensa especializada alemana e inglesa ha criticado con dureza este montaje, pero no se puede negar su orginalidad, una capacidad de persuasi¨®n perturbadoramente amarga y una sutil conexi¨®n con aspectos esenciales y eternos de Trist¨¢n e Isolda.

En ese universo, Barenboim ofreci¨® una lectura l¨ªrica y c¨¢lida con una paleta orquestal amplia en sonoridades y din¨¢micas, flexible en los tempos e intimista en los momentos que la obra requiere especialmente. Siendo meritorio el trabajo de la pareja vocal protagonista (Siegfried Jerusalem y Waltraud Meier) , tuvo irregularidades y alg¨²n desacierto. Jerusalem oscil¨® entre la impotencia del segundo acto (donde fue abucheado por un sector del p¨²blico) hasta un tercero voluntarioso y desgarrado, con gran profesionalidad, y recursos.

Meier, sin grandeza en el Liebestod, con dificultades en la zona alta y mon¨®tona de expresi¨®n en el primer acto, tuvo frases y escenas de una gran belleza, con lo que es de esperar que con el paso del tiempo y un mayor asentamiento de su tesitura, cristalice en una gran Isolda. De momento, no lo es. El resto del reparto (Toinfinson, Priew, Elming, Struckmann) se mantuvo a un buen nivel.

Colas apabullantes

Las entradas de 250 marcos (las m¨¢s caras, unas 20.000 pesetas) se vend¨ªan en la reventa a 1.000 marcos (m¨¢s de 82.000 pesetas) y hasta 1.500 marcos (120,000 pesetas), y las colas de aspirantes a una cancelaci¨®n era apabullantes con pizarras, carteles y hasta una bolsa de esperanza con otra ropa en una mano, por si el milagro se produc¨ªa a ¨²ltima hora y hab¨ªa que cambiarse precipitadamente en los servicios.El ¨¦xito, quiz¨¢ excesivo, super¨® los 20 minutos de clamorosos aplausos con el p¨²blico puesto en pie. Es l¨®gico. Espectadores venidos de todo el mundo viven en la ac¨²stica del teatro y en las calles de Bayreuth un gran sue?o. Los grupos de turistas-peregrinos visitan la casa-museo Wahnfried, aplauden en la tumba del compositor y se recrean con los nombres de las calles (Cosima, Sigfrido, Nibelungos, Knappertsbuch) y hasta de las farmacias (Richard Wagner, Parsifal).

Aunque no son los f¨¢rmacos sino la m¨²sica del propio Wagner la que posee valores medicinales eficaces y consoladores para muchos espectadores, cuando se entra en su mundo de sonoridades donde "el espacio nace del tiempo", atrayendo con la fuerza de un seductor e irresistible abismo.