No caridad

Con recortes presupuestarlos h¨¢bilmente realizados, el Ayuntamiento de Madrid responde a la crisis; la maquilla, aqu¨ª no pasa nada, pero s¨ª que pasa, se recortan presupuestos sociales de vital importancia. ?Ya! ?Qu¨¦ importan todos esos sidosos enfermos, maricones, drogadictos, escoria urbana? Madrid se nombra ciudad hostil a la droga (hostil, vehementemente hostil, no hay comprensi¨®n en el lema), la que aspir¨® a convertirse en mujer de mundo reacciona como una solterona de provincias. Lo -que recort¨® de un presupuesto municipal, bien del pueblo y para el pueblo, digno, honorable, porque es de todos, sana contribuci¨®n a la -soluci¨®n conjunta de los problemas, al desarrollo, a la mejora urbana, lo trata de suplir ahora el conservador Ayuntamiento, como gestor, con la caridad. Asistimos y pensamos desde nuestros bolsillos: ?qu¨¦ bien, estamos ayudando a esos pobres perdidos! No y no, esto es algo m¨¢s serio, una organizaci¨®n social que pretenda la solidaridad y el desarrollo de sus individuos en todos los sentidos (otra cosa es que no se pretenda) no puede buscar en la beneficencia el medio de afrontar la realidad, no se pueden pretender puntuales cruzadas del ej¨¦rcito de salvaci¨®n para alcanzar los prop¨®sitos sociales. El presupuesto como proyecci¨®n de unas directrices pol¨ªticas debe ser el medio, debe reflejar el inter¨¦s por los problemas; una vez establecido, ya no concienciaremos con interesantes actos sociales que ser¨¢n recibidos como agua de mayo para un cauce existente. Pero no hagamos de la beneficencia la forma de enfrentar los problemas o estaremos dando un paso atr¨¢s en la humanidad en general y en nuestro desarrollo urbano en particular.-