Tiempo muerto
Buend¨ªa / Ortega, Rinc¨®n, Finito
Cuatro toros de Joaqu¨ªn Buend¨ªa (dos fueron rechazados en el reconocimiento), lo, bravo y encastado; 2?, 5? y 6?, mansos y sosos; dos de Herederos de Felipe Bartolom¨¦: 3?, manso; 4?, noble y encastado.
Jos¨¦ Ortega Cano: casi entera ca¨ªda (vuelta); pinchazo -aviso- pinchazo y dos descabellos (ovaci¨®n). C¨¦sar Rinc¨®n: estocada tendida y ca¨ªda (ovaci¨®n); estocada (palmas). Juan Serrano, Finito de C¨®rdoba: tres pinchazos y dos descabellos (ovaci¨®n); casi entera (palmas).
Plaza de toros de M¨¢laga, 19 de agosto. S¨¦ptimo festejo de feria. Lleno.
Jos¨¦ Ortega Cano necesita tiempo. Cada d¨ªa m¨¢s. El problema es que queda exhausto y aburre a las ovejas. Pero da la impresi¨®n de que le gustar¨ªa estar en una cancha de baloncesto para pedir tiempo muerto y estudiar con su cuadrilla la pr¨®xima jugada. Pero, con la claridad de ideas que luce, seguro que perder¨ªa el partido por un abultado tanteo. No ser¨¢ que el hombre no se toma inter¨¦s. Parece pose¨ªdo por una ilusi¨®n desbordante, ordena y dirige la lidia, mira atentamente las evoluciones del toro, estudia terrenos y distancias, brinda al p¨²blico y desaf¨ªa a su oponente. Ah¨ª se acaba casi todo. Bueno, ah¨ª empiezan las dudas y las inquietudes. Prueba una y otra vez, habla con el p¨²blico y, cuando parece que la faena comienza, a¨²n sigue de probaturas.
Su primero, noble y encastado, fue el mejor de una sosa y deslucida corrida; pero el torero se mostr¨® desconfiado, nervioso, envarado y encogido. Hasta la quinta serie no lig¨® tres buenos naturales; continu¨® bien por el mismo lado, pero la dicha dur¨® poco. La faena fue eterna. Tras el fracaso, dio una vuelta al ruedo muy sonriente.
Muy decidido volvi¨® al cuarto, el otro toro bueno. Muy decidido, sobre todo, a agotar al p¨²blico. El animal, blando, noble y con recorrido, facilit¨® una labor que fue incapaz de hilvanar. Larga, tediosa y desigual fue su actuaci¨®n. Sobre todo, larga, o sea que no entendi¨® nada o no est¨¢, ahora, en condiciones de entender
De vac¨ªo
Rinc¨®n se va de vac¨ªo. Si a ¨¦l le pesa, m¨¢s les duele a los que han pagado y esperaban ver a una figura capaz de resolver las dificultades y con un repertorio m¨¢s variado que el derechazo y el natural. No fue bueno su lote, pero tampoco su disposici¨®n es elogiable. La soser¨ªa debe de ser contagiosa. Rinc¨®n, como sus toros, estuvo soso y, peor a¨²n, sin ideas. Un intento de derechazo, otro con la zurda; es evidente que el toro no va, pero ¨¦l vuelve a empezar. Lamentable.
Finito de C¨®rdoba va para artista y, como tal, no ha nacido para trabajar con todos los toros. Su primero no ten¨ªa clase, embest¨ªa con la cara alta y no era c¨®modo. El torero estuvo animoso, pero sin hacer locuras. El sexto era grande, con escaso recorrido, fuera de tipo, al que el p¨²blico protest¨® por manso, y Finito no se confi¨® ni ten¨ªa necesidad. Ya vendr¨¢n toros mejores, se dir¨ªa. Cuando acab¨®, le aplaudieron sus dudas. O su brevedad, vaya usted a saber.
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