Los ¨²Itimos exiliados
Toulouse, llamada la ville rouge por el color del ladrillo de sus casas, tuvo tambi¨¦n, a lo largo de casi medio siglo, una poblaci¨®n roja. Una poblaci¨®n llegada desde el otro lado de los Pirineos y que, tras la masacre de la guerra civil espa?ola, hu¨ªa del terror franquista con la esperanza de sobrevivir y de reorganizar sus fuerzas de lucha en un pa¨ªs libre. Era una poblaci¨®n integrada por republicanos, comunistas y anarquistas espa?oles, y se sospechaba que las primeras puertas que le abrir¨ªa el pa¨ªs libre al que llegaba no ser¨ªan las de la supervivencia, sino las de los campos de concentraci¨®n. Tampoco que aquel pa¨ªs, Francia, pronto dejar¨ªa de ser libre y que ellos, los vencidos y perseguidos por el franquismo, iniciar¨ªan otra lucha feroz, esta vez contra la ocupaci¨®n nazi en suelo franc¨¦s. Miles de esos hombres y mujeres perecieron en aquella historia de deportaciones, torturas y militancias en el maquis y en otros grupos de resistencia. Los que lograron salvarse se instalaron en un exilio que cre¨ªan provisional, pero que se prolong¨® 40 a?os.Toulouse, la ville rouge, guarda a¨²n hoy recuerdo de los miles de espa?oles que all¨ª recalaron despu¨¦s de la guerra civil. Sus calles son un triste registro de una emigraci¨®n cuya honrosa memoria nadie reclama: Rue des Martyres, sede de la Gestapo, en cuyos locales sufrieron tortura y muerte muchos resistentes de filiaci¨®n anarquista; 4 Rue Belfort, c¨¦lebre direcci¨®n de la CNT en el exterior; Place Wilson, llamada todav¨ªa hoy plaza de los Espa?oles por haber sido lugar de encuentro de nuestros exiliados; 29 Rue des Coutelliers, donde se encontraban las Ediciones Universo, que dieron a la imprenta una larga serie de obras prohibidas en Espa?a, entre otras las de Federica Montseny, figura legendaria no s¨®lo del pensamiento libertarlo, sino de la historia pol¨ªtica espa?ola del presente siglo. Personalidad controvertida del anarquismo espa?ol por su opci¨®n conciliadora y activa dentro de los partidos de izquierda durante los a?os de la Rep¨²blica, de la que fue ministra de Sanidad, Federica Montseny sali¨® de Espa?a en 1939 y no regres¨® hasta 1975, a?o en que, tras una emotiva aparici¨®n p¨²blica en Barcelona, volvi¨® a Toulouse, donde sigue viviendo.
Floreal Samitier, actual secretario de la CNT en Toulouse, confirma la desoladora decisi¨®n de los familiares de Federica Montseny: "Creen que es mejor que no reciba a nadie. Su estado es el propio de una persona de su edad". Ochenta y ocho a?os. "No sufre ninguna enfermedad grave, pero no puede sostener una conversaci¨®n.". No insistimos. En caso de ser cierto que su estado no le permite hablar con la pasmosa lucidez de que siempre hizo gala, ?para qu¨¦ importunar su retiro? Hemos llegado tarde, demasiado tarde, para saber qu¨¦ opina Federica Montseny sobre la partidocracia que azota la vida pol¨ªtica de las democracias actuales. Es tarde para preguntarle sobre el futuro de las izquierdas despu¨¦s de la ca¨ªda del comunismo totalitarista. Es tarde para que nos hable del papel del anarcosindicalismo en el destartalado mundo de hoy, con el fracaso de la socialdemocracia convertida en recambio del liberalismo burgu¨¦s. Hemos llegado tarde. Hay que renunciar al prop¨®sito que nos ha conducido hasta aqu¨ª y resignarnos a gozar del pensamiento de Federica Montseny a trav¨¦s de sus libros. ?Sigue vigente su pensamiento para la actual CNT? Floreal Samitier, que nos ha recibido en su casa, cede la palabra a Tom¨¢s Marcell¨¢n, director de la revista CeNiT.- "Una cosa es Federica y otra la CNT, cuya fuerza ha sido siempre la solidaridad y la lucha de miles y miles de hombres y mujeres an¨®nimos, que no son los intelectuales del movimiento libertario".
El circunstancialismo sembr¨® la divisi¨®n en el seno del movimiento libertario en una ¨¦poca, 1936, en que el anarcosindicalismo ten¨ªa un mill¨®n y medio de afiliados (el partido comunista, 20.000), y dicha divisi¨®n sigue existiendo. En el decenio de los ochenta surgi¨® en Espa?a la CGT, escisi¨®n de la CNT-AIT, y en el 57? Anniversalre de la R¨¦volution Espagnole, celebrado recientemente en Toulouse, pudimos comprobar que la cuesti¨®n sobre la participaci¨®n en comit¨¦s de empresas y en elecciones sindicales centraba las pol¨¦micas del acto. Tom¨¢s Marcell¨¢n se manifiesta partidario de la no participaci¨®n: "Hasta ahora, aqu¨ª en Francia, la actividad sindical se. ha encuadrado alrededor del PCF, y la lucha obrera se ha asentado en la aceptaci¨®n de unas normas determinadas. ?De qu¨¦ ha servido acatarlas?".
Marcell¨¢n lleg¨® a Francia en 1939; Floreal Samitier, algo m¨¢s tarde. En Toulouse quedan unos 300 afiliados a la CNT, y los que se reunieron en la ¨²ltima celebraci¨®n de julio ten¨ªan una media de edad de 75 a?os. Floreal Samitier, como organizador, no cesaba de ir y venir de la estaci¨®n al local donde ten¨ªa lugar el mitin. "Ya han visto el promedio de edad de los compa?eros. Cada a?o llegan desde diversas ciudades francesas para pasar la jornada juntos. Algunos vienen con su familia, pero los que viven solos...". Hay que ir a recogerles a la estaci¨®n o a las paradas de los autocares, hay que acompa?arles... La CNT carece de subvenciones, no dispone de medios para trasladar a sus ancianos afiliados desde su lugar de residencia al mitin anual, que no quieren perderse por nada del mundo. Y llegan, solos, desde otras ciudades, desde asilos geri¨¢tricos, desde donde sea y como sea. Jes¨²s, un anciano de 90 a?os que hab¨ªa llegado a Toulouse en tren haciendo varios transbordos, recordaba con un compa?ero de su misma edad otros encuentros anuales de anta?o, cuando el mitin de julio era tan multitudinario que los asistentes se contaban por miles. "En realidad", explica Floreal Samitier, "era una ocasi¨®n de reencuentro entre exiliados. Hab¨ªa compa?eros que sal¨ªan de los campos de concentraci¨®n, o de la c¨¢rcel, desconectados del mundo, y acud¨ªan al mitin para reencontrarse con los suyos. Se produc¨ªan escenas realmente tremendas. Amigos o familiares que no se hab¨ªan visto en a?os se reconoc¨ªan inesperadamente y volv¨ªan a establecer sus relaciones. Otros acud¨ªan en busca de contactos para encontrar trabajo, vivienda o simplemente compa?¨ªa". La sede de la CNT en Toulouse fue un lugar clave para proporcionar este apoyo. "Yo nac¨ª en Zuera, un pueblo de Zaragoza, donde viv¨ª hasta los 14 a?os. All¨ª era el hijo del rojo. Cuando llegu¨¦ aqu¨ª, a Toulouse, y entr¨¦ en contacto con la CNT me convert¨ª en el hijo de un compa?ero ". A partir de los a?os setenta, los exiliados espa?oles fueron regresando a su pa¨ªs: republicanos, comunistas, nacionalistas... "Como colectividad, la muerte de Franco nos lleg¨® tarde para volver a Espa?a. Al principio, ninguno de nosotros quer¨ªa comprar un piso, por ejemplo. ?Para qu¨¦?, dec¨ªa el que ten¨ªa oportunidad de hacerlo. ?Para qu¨¦, si la dictadura est¨¢ a punto de caer y podremos volver? Pero los a?os fueron transcurriendo y en 1975 ya era tarde. Era tarde para los que hab¨ªan muerto y para los que segu¨ªamos vivos, porque no bastaba con poder entrar legalmente en Espa?a: hab¨ªa problemas de vivienda, de trabajo, de escolarizaci¨®n de ni?os, de coberturas sociales... Adem¨¢s, los anarquistas seguimos apareciendo como seres ca¨®ticos y demoniacos. ?Viste una serie de televisi¨®n titulada La vieja memoria? Aparec¨ªamos como seres salvajes".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Anarquismo
- Espa?oles extranjero
- Federica Montseny
- CNT
- Comunismo
- Guerra civil espa?ola
- Franquismo
- Sindicatos
- Segunda Rep¨²blica Espa?ola
- Sindicalismo
- Francia
- Migraci¨®n
- Europa occidental
- Dictadura
- Pol¨ªtica exterior
- Demograf¨ªa
- Relaciones laborales
- Gobierno
- Historia contempor¨¢nea
- Ideolog¨ªas
- Historia
- Administraci¨®n Estado
- Europa
- Pol¨ªtica
- Trabajo