Carmen Alborch
El calor canicular, aplastante, dir¨ªase que no hace mella en la nueva titular del Ministerio de Cultura, Carmen Alborch, que nos recibe en su despacho, puntual, ni un minuto m¨¢s de la hora acordada, activa, desplegando energ¨ªa y buen humor. Valenciana, de 45 a?os, llega a este ministerio precedida por el prestigio de su labor realizada al frente del IVAM. "Fue una aventura preciosa, y seguir¨¢ si¨¦ndolo, ya que el buen resultado del proyecto se debe a la labor del equipo, que reun¨ªa personas muy competentes, con personalidad y criterio. Yo siempre digo que no tengo varitas m¨¢gicas". Pues da la impresi¨®n de que con su nombramiento se espera que en este ministerio ocurran milagros. "No, no, espero que no sea as¨ª. Primero, porque los milagros no existen: hay que contar no s¨®lo con las horas de trabajo y la energ¨ªa que pueda haber en este despacho y en esta casa, sino tambi¨¦n con la energ¨ªa que puedan aportar los dem¨¢s a un proyecto cultural que nos parezca interesante y viable. Soy muy consciente de que un ministerio es algo mucho m¨¢s complicado que lo que he hecho hasta ahora. De esta casa dependen 2.865 personas, m¨¢s la relaci¨®n con las autonom¨ªas, la relaci¨®n con el exterior, tanto con la Comunidad Europea como con Iberoam¨¦rica, fundamentalmente. Hay que hacer un esfuerzo para introducir racionalidad al proyecto cultural, para planificar las cosas con sensatez". Carmen Alborch posee una simpat¨ªa arrolladora y una naturalidad que, en nuestro caso, habituados al lenguaje entre ret¨®rico y cabal¨ªstico de los pol¨ªticos, nos tranquiliza.En tiempos de crisis, como los que atravesamos, los primeros recortes presupuestarios son para cultura. ?Le preocupa iniciar su gesti¨®n con trabas econ¨®micas? "Me preocupa la crisis en s¨ª, no en relaci¨®n con mi gesti¨®n... Y bueno, espero que no recibamos un trato discriminatorio". Se r¨ªe. "Los tiempos no son s¨®lo malos para la l¨ªrica... Siempre digo, y no porque esta mos cumpliendo el aniversario del Mayo del 68 franc¨¦s, que estamos en un momento en que debemos recurrir a la imaginaci¨®n, afinar en el contacto con lo dem¨¢s y controlar much¨ªsimo el gasto. Creo que el dinero es muy importante, pero no suficiente". En los ¨²ltimos a?os, los c¨ªrculos culturales de este pa¨ªs han ofrecido una imagen de derroche y de nuevo rico bastante grotesca. Presentaciones de libros y congresos en hoteles de cinco estrellas donde solo se o¨ªa hablar de cifras de dinero... ?Qu¨¦ opina de ese yupismo cultural que ha azotado el pa¨ªs y ... ? "Eso del yupismo, el hombre light y las marcas ha pasado a la historia. No tiene ning¨²n sentido. Y menos en un momento como el que estamos viviendo, rodeados de guerras, de racismo, de xenofobia y de crisis econ¨®mica. Hay que entrar en un proceso de revitalizaci¨®n cultural. Es cierto que ha habido un periodo de euforia, pero no ha servido para asentar unas bases reales. Y cuando han empezado a surgir problemas ha faltado solidez. Hay que revitalizar el mundo de la cultura, hay que volver a las librer¨ªas, a las galer¨ªas de arte... La cultura es un patrimonio de la izquierda, lo cual no significa que en la derecha no existan personas cultas, y, en este sentido, es un factor de democratizaci¨®n social. Hay que procurar que todos los ciudadanos tengan acceso a la cultura, no s¨®lo a los museos. Un editor me dec¨ªa hace poco que hay que introducir el libro en la conversaci¨®n, y estoy de acuerdo con ¨¦l. Hay que introducir el libro, y la cultura en general, en la vida cotidiana", Carmen Alborch ha declarado en m¨¢s de una ocasi¨®n que la cultura tiene que ser rentable socialmente, no econ¨®micamente. "En este pa¨ªs no hab¨ªa infraestructuras culturales, y se ha hecho un esfuerzo enorme que hay que consolidar. Pero lo importante, independientemente de las operaciones estrella que se puedan hacer de vez en cuando, es la normalizaci¨®n del hecho cultural, lo diario: que los teatros y los museos funcionen con normalidad, que las pel¨ªculas que se hacen en el pa¨ªs se proyecten, que se creen bibliotecas...".
Encima de una mesa, un mont¨®n de libros esperan que Carmen Alborch se tome unos d¨ªas de vacaciones. "S¨ª, s¨ª, espero poder seguir disponiendo de tiempo para leer, por supuesto, y para ir al cine, que me encanta, y para escuchar m¨²sica. ?Preferencias? No tengo un gusto ni una sensibilidad unidireccional. El otro d¨ªa, en un cuestionario, dije que me encantaba Camar¨®n, y un peri¨®dico public¨® una columna diciendo que se esperaba que a la ministra de Cultura le gustara algo m¨¢s. Pues s¨ª, me gusta Mozart y Beethoven y Eric Satie, pero Camar¨®n tambi¨¦n. En literatura me ocurre lo mismo: puedo leer una novela de Paul Auster y, a la vez, releer Rojo y negro o Madame Bovary... Ya te digo, no tengo una sensibilidad unidireccional". Este t¨¦rmino... "S¨ª, en mi ¨¦poca universitaria le¨ª mucho a Marcuse, claro... Era la ¨¦poca en que le¨ªamos muchos a Sartre y a Simone de Beauvoir, el Libro Rojo de Mao, Kafka, Virginia Woolf, que releo con frecuencia, y mucho feminismo... Admiro profundamente a Juan Gil-Albert y a Andr¨¦s Estell¨¦s".
Las tres ministras nombradas para el nuevo Ejecutivo han coincidido en decir que los pol¨ªticos tienen que salir m¨¢s de sus despachos y vivir la calle... ?Coincidencia de criterios o el hecho de ser mujer implica un mayor contacto con la realidad? "Es posible. Aunque no estoy muy segura de que este deseo responda a una sensibilidad espec¨ªfica de las mujeres o de un cierto tipo de personas que llegamos a la pol¨ªtica sin haber hecho estrictamente carrera pol¨ªtica y nunca hemos perdido el contacto con la realidad, ni queremos perderlo, porque somos conscientes de que es imprescindible. Adem¨¢s, el contacto con la gente me gusta, lo necesito, no podr¨ªa vivir aislada".
Carmen Alborch fue profesora de Derecho Mercantil. "Di clases hasta el 86, y me encantaba hacerlo. De hecho, era mi verdadera profesi¨®n, la que eleg¨ª. El contacto con los alumnos es algo muy gratificante, es esencial para saber por d¨®nde van las inquietudes de la gente y la vida del pa¨ªs. Entre otras cosas, te das cuenta de que la imagen del joven pasota, desinteresado, es un t¨®pico". Los j¨®venes suelen quejarse de la falta de apoyo institucional. "Tengo especial empe?o en poner en marcha un programa de ayuda a creadores j¨®venes. Ya he hablado con la ministra de Asuntos Sociales, Cristina Alberdi, para intentar coordinar este proyecto con el Instituto de la Juventud, por ejemplo. Se tratar¨ªa de facilitar que los artistas j¨®venes pudieran completar su formaci¨®n en el extranjero". ?Habr¨¢ m¨¢s colaboraci¨®n entre los distintos ministerios? "Es una cuesti¨®n que ya hemos planteado. Es una manera de concentrar esfuerzos y de racionalizar inversiones. Lo mismo hay que hacer con las distintas autonom¨ªas: existe un desconocimiento mutuo que pide soluciones". En Suram¨¦rica existe la imagen de una Espa?a que, desde que ha entrado en la Comunidad Europea, le ha dado la espalda y se averg¨¹enza de los parientes pobres. "Los pa¨ªses iberoamericanos se han sentido abandonados, es cierto; pero hace ya un par de a?os que se ha cobrado una mayor, conciencia pol¨ªtica de la cuesti¨®n. Y tengo que decir que Felipe Gonz¨¢lez est¨¢ interesad¨ªsimo en el tema y es de lo que me ha hablado m¨¢s".
Energ¨ªa, revitalizaci¨®n, racionalizaci¨®n, esfuerzo... son palabras que Carmen Alborch pronuncia frecuentemente, y su expresividad f¨ªsica hace entrever que no las considera meras palabras. El hecho de ser mujer, guapa y simp¨¢tica, ya ha creado una gran expectaci¨®n en tomo a su nombramiento. ?No se siente como "bajo continua vigilancia? "A una mujer se le exige m¨¢s que a un hombre. Y tenemos m¨¢s responsabilidad: un fracaso supone el fracaso del g¨¦nero al que pertenece. Un hombre fracasa en un cargo p¨²blico y quien fracasa es ¨¦l, personalmente. Si quien fracasa es una mujer, dicen 'claro, las mujeres no est¨¢n preparadas para seg¨²n qu¨¦ cargos".
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