El Festival de Cine de Edimburgo toma el pulso a los ¨²ltimos filmes brit¨¢nicos

La 47? edici¨®n del Festival de Cine de Edimburgo, dirigido por Penny Thomson y presidido, honor¨ªficamente, por un hijo predilecto de esta ciudad, el actor Sean Connery, llega a su fin esta tarde. Barriendo ligeramente para casa, la gala de clausura, en la que se entregar¨¢n los correspondientes premios, se centra en una pel¨ªcula brit¨¢nica, Naked, de Mike Leigh, que muestra un pa¨ªs de un paisanaje en avanzado estado de descomposici¨®n. Edimburgo, ha supuesto adem¨¢s la consagraci¨®n de Robert Rodr¨ªguez, el hispano autor de Mariachi.

A Mike Leigh, como a su colega Ken Loach, le duele Inglaterra. Pero hasta ahora encontraba en el humor y la iron¨ªa una manera de hacer frente a la realidad: as¨ª, obras como High hopes o Life is sweet. Sus personajes, una colecci¨®n de infelices, v¨ªctimas inocentes de la larga era Thatcher, no ten¨ªan donde caerse muertos, pero intentaban sobrevivir como buenamente pod¨ªan. En Naked se han acabado las componendas y el espectador se encuentra ante un drama puro y duro protagonizado por un nuevo grupo de v¨ªctimas que ya no encuentra paliativo alguno a su infortunio.A diferencia de gente como Leigh o Loach, a su colega Stephen Frears ya no le duele Inglaterra. Frears ha estado presente en el festival con The snapper, una adaptaci¨®n de la novela hom¨®nima de Roddy Doyle, que, como todas las suyas, consiste en un canto a la alegr¨ªa de vivir de los irlandeses, siempre dispuestos, al parecer, a ahogar sus penas en un a pinta de Guinness y a poner se a cantar, sin venir a cuento, canciones lacrim¨®genas modelo Sonny boy.

Aunque los realizadores brit¨¢nicos no le ven hoy d¨ªa mucha magia a su industria. El escoc¨¦s Michael Caton-Jones, que ha presentado una correcta adaptaci¨®n de la novela autobiogr¨¢fica de Toblas Wolff This boy's life,ha dicho que en este pa¨ªs al que destaca se le corta la cabeza.

Durante estos ¨²ltimos d¨ªas, cada vez que un realizador brit¨¢nico abr¨ªa la boca en p¨²blico era para decir que todo est¨¢ muy mal y que el que pueda emigre a Estados Unidos, lugar donde, como ha demostrado el tejano Robert Rodr¨ªguez, se pueden hacer pel¨ªculas por la m¨®dica suma de 7.000 d¨®lares.

Robert Rodr¨ªguez, de 25 a?os, se ha convertido en toda una estrella del festival gracias a su primera pel¨ªcula Mariachi. Para los cineastas brit¨¢nicos, que sobreviven a trancas y barrancas, Rodr¨ªguez es su ¨ªdolo, un hombre dispuesto a cualquier cosa para rodar una pel¨ªcula.

El dinero, por ejemplo, lo consigui¨® ofreci¨¦ndose a un hospital como conejo de indias. Su amigo Carlos Gallardo, protagonista del filme, le prest¨® el rancho de su familia en Acu?a, M¨¦xico, para que rodara en ¨¦l. La polic¨ªa de la localidad le prest¨® las armas. Y a falta de steadycan, el bueno de Rodr¨ªguez utiliz¨® una silla de ruedas gentilmente cedida por una cl¨ªnica de los alrededores. As¨ª es como este hombre pudo rodar su delirante thriller sobre un m¨²sico que es confundido con un asesino y convertido en centro de varios tiroteos.

Rob Weiss, por su parte, consigui¨® rodar Among friends sableando a su padre, quien, a su vez, aplic¨® el estoque a unos amigos de Las Vegas. Aclamado como el nuevo Quentin Tarantino, Weiss apunta maneras, pero su primera cinta no tiene, ni de lejos, la contundencia de Reservoir dogs. Algo falla en los personajes, tres amiguetes jud¨ªos delincuentes de poca monta.

Basura

La presencia espa?ola se ha limitado a la la ¨®pera prima de Alex de la Iglesia, Acci¨®n mutante, definida por los responsables del certamen como "basura fanta-cient¨ªrica de culto del establo Almod¨®var". Para compensar, tal vez, la falta de productos espa?oles, el festival ha encontrado el inevitable toque de exotismo en el nuevo cine mexicano. As¨ª se han visto pel¨ªculas como Dama de noche, S¨®lo con tu pareja, La mujer de Benjam¨ªn o La vida conyugal.Para un espa?ol resultaba mucho m¨¢s ex¨®tica la norteamericana Mi vida loca, de Allison Anders. Centrada en un grupo de muchachas chicanas en el barrio angelino de Echo Park, Mi vida loca ofrece, en forma de mosaico, una serie de estampas sobre la dura vida de las novias de los pandilleros que se quedan embarazadas jovenc¨ªsimas y ven c¨®mo los padres de sus hijos est¨¢n, con poco m¨¢s de 20 a?os, en la c¨¢rcel o en el cementerio.