El Madrid siembra el desconcierto entre su p¨²blico
![Luis G¨®mez](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F2ce46456-ac54-4700-96db-0b8f394a4fda.jpg?auth=77002eb2305650451646ff522b8a51b014f7c806758a28329fafa3c3944a40f6&width=100&height=100&smart=true)
El p¨²blico del Bernab¨¦u no sabe a estas alturas qu¨¦ puede esperar del Madrid. La temporada de verano se cerr¨® con una desconcertante exhibici¨®n de sus huestes, que se quedaron a medio camino de una victoria aseada para dibujar finalmente una actuaci¨®n ca¨®tica, casi terminal, sumido el equipo en un imprevisto per¨ªodo de descomposici¨®n. El aficionado se qued¨® desamparado, en la tesitura de tener que jalear las intervenciones de Buyo. Fue un aperitivo indigesto a tres d¨ªas del comienzo de la Liga.La salida de Mart¨ªn V¨¢zquez coincidi¨® con el descalabro, pero parece un argumento exagerado para justificar el tama?o de lo que sucedi¨® durante la ¨²ltima media hora. Hasta ese momento, el Madrid hab¨ªa controlado sin brillantez el encuentro, facilitada su labor por la actitud del Inter. El cuadro italiano visitaba el Bernab¨¦ii con actitud excesivamente formalista, m¨¢s dispuesto a cumplir con la letra del contrato que con su esp¨ªritu. Su juego se limitaba a presentar una oposici¨®n ordenada, con vocaci¨®n conservadora y talante administrativo. Ni una palabra de m¨¢s, ninguna carrera fuera de contexto, demasiada econom¨ªa de esfuerzos en su despliegue. El Madrid encontr¨® cierta facilidad para moverse a gusto por el campo y limit¨® el principal problema a lo que fueran capaces sus hombres de hacer en las proximidades del ¨¢rea contraria. El paso del tiempo y una actuaci¨®n m¨¢s voluntarista que inspirada propiciaron varias ocasiones y un par de goles. Hasta ah¨ª, todo correcto.
La sustituci¨®n de Mart¨ªn V¨¢zquez permiti¨® el estreno de Dubovsky, posiblemente una decisi¨®n m¨¢s comercial que t¨¢ctica. Hombre por hombre, la raz¨®n apuntaba a que Prosinecki deb¨ªa ser el elegido para ingresar en el banquillo. Sin raz¨®n aparente, cuando el p¨²blico demandaba m¨¢s goles y el Inter persist¨ªa en su rutina, el Madrid comenz¨® a romperse en pedazos. Poco despu¨¦s, expulsaban a Alkorta. Desde la defensa hasta la delantera, se transmiti¨® un pernicioso germen cuyos s¨ªntomas manifestaban un desorden espectacular. El Inter encontr¨® tantas facilidades que un par de jugadas de primitiva elaboraci¨®n le permitieron igualar el marcador. Pocas veces le habr¨¢ resultado tan sencillo cumplir con el esp¨ªritu de un contrato atendiendo escrupulosamente a la letra.
Y ah¨ª qued¨® el Madrid, expuesto a la generosidad del socio, que poca gana ten¨ªa de comenzar la temporada protagonizando una bronca en toda regla. El p¨²blico fue a la deriva tratando de ampararse en algunos apellidos, buscando razones con las que alimentar su esperanza. Primero fue Mart¨ªn V¨¢zquez, pero se march¨®. Le sucedi¨® el brasile?o Vitor, el morenito en el argot castizo, pero una lesi¨®n interrumpi¨® la reci¨¦n iniciada comunicaci¨®n entre jugador y respetable. Luego repar¨® en Butrague?o, que parec¨ªa dispuesto a dialogar con Michel. M¨¢s tarde, hubo de inclinarse ante el propio Michel, tenaz en su monol¨ªtica labor de asistente. Pasaban los minutos y el tablero se fue quedando sin piezas. Creci¨® la sensaci¨®n de que la presentaci¨®n pod¨ªa terminar en tormenta dado que se sospechaba que muchos jugadores se hab¨ªan quedado sin gasolina. Nadie era capaz de echarle genio al asunto, la cohesi¨®n entre las l¨ªneas se hab¨ªa interrumpido, hab¨ªa jugadores en paradero desconocido. Puede citarse entre ellos a Dubovsky, sumido en el anonimato. No hubo m¨¢s remedio que agarrarse a Buyo, una opci¨®n indeseable para un simple amistoso.
La pretemporada, un per¨ªodo del que no caben extraer conclusiones precipitadas a la vista de la experiencia, ha sido un fiasco en el haber del madridismo. La Liga comienza para el Madrid envuelta en la incertidumbre. Ahora mismo hay caldo de cultivo para la desconfianza, un punto de mala espina. No es frecuente una exhibici¨®n como la de ayer, un salto en el vac¨ªo como el protagonizado ante el Inter. El Madrid cambi¨® de itinerario cuando anticipaba una goleada decorosa. Lo malo es que el p¨²blico no encontr¨® argumentos para explicarse lo sucedido. De ah¨ª a la sospecha hay poco trecho. La pr¨®xima cita tendr¨¢ car¨¢cter de examen.
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