Colombia recibe con delirio a sus h¨¦roes
Bogot¨¢, la parsimoniosa e introvertida capital andina de Colombia, se volvi¨® festiva y caribe?a hasta el delirio para recibir a la selecci¨®n de f¨²tbol que el domingo derrot¨®por 5-0 a Argentina en el estadio River Plate de Buenos Aires. Esta ciudad de seis millones de personas, que no tiene carnaval como Barranquilla ni feria de las flores como Medell¨ªn, fundi¨® todos los jolgoriosen uno para dar la bienvenida al equipo que simboliza el ¨¦xito deportivo y el orgullo nacionalista tantas veces mancillado por la violencia. El f¨²tbol, una vez m¨¢s, ha sido el aran protagonista.
Los 30 kil¨®metros de avenidas que separan al aeropuerto El Dorado del estadio El Camp¨ªn se convirtieron en un estrecho callej¨®n humano donde apenas hab¨ªa espacio para el lento y ceremonial desplazamiento del autob¨²s que condujo a los 22 jugadores de la selecci¨®n dirigida por el odont¨®logo Francisco Maturana.?Pibe, pibe, Tino, Tino' gritaba la gente emocionada exaltando a Carlos Valderrama, capit¨¢n del equipo, y a Faustino Astrilla, autor de dos de los cinco goles que catapultaron a Colombia al Mundial de f¨²tbol de Estados Unidos en 1994.
Dos horas y media tard¨® la caravana en completar un recorrido que habitualmente se cubre en 20 minutos hasta llegar al estadio, donde 50.000 euf¨®ricos aficionados esperaron desde el mediod¨ªa la aparici¨®n, ya entrada la noche, de los ¨ªdolos, negros en su mayor¨ªa, como son 11 millones de colombianos que representan la tercera parte de la poblaci¨®n del pa¨ªs.
Familias enteras, escolares, oficinistas y desempleados que aprovecharon el d¨ªa festivo decretado por la alcald¨ªa de Bogot¨¢, apaciguaron la ansiedad de ver a los art¨ªfices del triunfo deportivo al son de los tambores y trombones de las cuatro orquestas contratadas para la m¨¢s multitudinaria celebraci¨®n de que tenga recuerdo la ciudad.
Hasta el nombre de Higuita, el carism¨¢tico guardameta actualmente en la c¨¢rcel desde el pasado mes de mayo por haber mediado en la liberaci¨®n de una muchacha secuestrada, fue coreado por todas las gargantas mientras el presidente del pa¨ªs, C¨¦sar Gaviria, abrazaba y condecoraba a los jugadores con la Orden de Boyac¨¢, el m¨¢ximo galard¨®n oficial que, se concede en Colombia a los ciudadanos distinguidos.
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