De nobles y plebeyos
"Soy un director popular y hago pel¨ªculas populares, que son, me parece, las mejores. Quiero buscar al p¨²blico y no lo oculto". Quien as¨ª habl¨® a Cahiers du Cin¨¦ma es Jean Marie Poir¨¦, compositor, m¨²sico de rock, fot¨®grafo, guionista y director, desde 1977, de nueve pel¨ªculas que hasta la fecha hab¨ªan pasado casi inadvertidas para la cr¨ªtica seria del pa¨ªs vecino; aqu¨ª no conocemos ninguna. Es la suya una declaraci¨®n cuando menos honesta, que no oculta la principal preocupaci¨®n del cineasta: que sus pel¨ªculas se vean, y a cualquier coste. Y a fe que lo ha logrado con la ¨²ltima: Los visitantes es uno de los mayores fen¨®menos de la reciente historia del cine europeo, con cifras de recaudaci¨®n sencillamente asombrosas. Que m¨¢s de 10 millones de franceses hayan visto el filme no es un dato balad¨ª, puesto que ninguna pel¨ªcula americana ha logrado algo parecido.?Qu¨¦ tiene el filme que provoque tan arrebatadas adhesiones que han llevado a que los arca¨ªsmos que emplean sus dos principales personajes sean hoy moneda corriente en el lenguaje de la calle francesa? Sinceramente, resulta dif¨ªcil de explicar. Nada tiene que no haya sido ya visto antes, y mucho m¨¢s imaginativamente contado (por poner un ejemplo, por los Monty Python en Los h¨¦roes del tiempo). La puesta en escena, es de una torpeza descomunal: la direcci¨®n de actores no es tal, puesto que cada uno campa a sus anchas -en especial el excesivo Clavier-; d¨®nde y por qu¨¦ se pone la c¨¢mara resulta siempre una operaci¨®n caprichosa. Por no hablar del montaje, que parece hecho por un epil¨¦ptico.
Los visitantes ?no nacieron ayer!
Les visiteurs. Direcci¨®n: Jean-Marie Poir¨¦. Gui¨®n: Christian Clavier y J. M Poir¨¦. Fotografia: Jean-Yves Le Mener. M¨²sica: Eric L¨¦vi. Producci¨®n: Alain Terzian. Francia, 1993.Int¨¦rpretes: Christian Clavier, Jean Reno, Valerie Lemercier, Marie-Anne Chazel. Estreno en Madrid: Alcal¨¢ multicines, Parquesur, Palacio de la M¨²sica, Benlhure, Cartago, Aluche, Ideal (V. 0.).
Y si desde el punto de vista formal nada hay en el filme que resulte siquiera competente, otro tanto se puede decir de la trama y de los personajes. Que dos seres medievales caigan por el error de un mago incompetente en el siglo XX, y no un poco antes del 1123 en que viven, da lugar a una catarata de previsibles situaciones y anacronismos, casi siempre contados con abundancia de excesos: aqu¨ª no s¨®lo el mago se equivoca en la dosis de su p¨®cima. Entre vomitonas, chistes sobre la halitosis y el mal olor de los visitantes y un derroche de destrucciones en cadena que, hay que ver, ha causado la admiraci¨®n de los otrora serios cr¨ªticos cahieristas, la pel¨ªcula va mostrando las peripecias del caballero Godefroy y su escudero.
?Qu¨¦ es, pues, lo que atrae del filme? Es de temer que su mayor logro sea s¨®lo satisfacer primariamente el gusto destragado de un p¨²blico habituado al humor de las teleseries y del cine comercial americano. Si tiene que ser ¨¦ste el camino a seguir por el cine europeo en su pugna contra el cada vez m¨¢s hambriento competidor yanqui, vale m¨¢s que nos dediquemos a otra cosa.
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