Rutks¨®i se echa a la calle para arengar a sus partidarios
El vicepresidente de Rusia, Alexandr Rutsk¨®i, nost¨¢lgico de las acciones heroicas de agosto de 1991, quiso emular a Bor¨ªs Yeltsin y, como ¨¦ste en aquellos tr¨¢gicos d¨ªas, sali¨® de la Casa Blanca (edificio que alberga en Mosc¨² la sede del Parlamento ruso) para arengar a sus partidarios. Pero hab¨ªa un peque?o detalle distinto: no ten¨ªa un tanque al que subirse, como hizo en aquella fecha su rival de hoy.
Desde el centro de un remolino de personas sal¨ªa intermitentemente una voz. Era la de Rutsk¨®i: se dirig¨ªa a los polic¨ªas que rodean la Casa Blanca impidiendo el paso de la gente que desea acercarse al edificio. A ellos y a todos los soldados les dio una ¨²ltima oportunidad: ten¨ªan de plazo, hasta las seis de la tarde para mostrarle su lealtad a ¨¦l, el presidente leg¨ªtimo de Rusia y, como tal, comandante supremo de las Fuerzas Armadas. Y si los uniformados reconoc¨ªan su autoridad, entonces les liberar¨ªa de toda responsabilidad por haber servido al "r¨¦gimen fascista" de Bor¨ªs Yeltsin.Los polic¨ªas a quienes se dirig¨ªa, adem¨¢s de que apenas ve¨ªan a Rutsk¨®i, probablemente tampoco lo pod¨ªan o¨ªr: un ruidoso mar de periodistas y de guardianes rodeaba al vicepresidente, quien se hab¨ªa detenido a una veintena de pasos del cord¨®n policial.
"Me dirijo a vosotros, a quienes llev¨¢is galones, a los soldados, a los polic¨ªas, a los agentes de Seguridad. ?Recordad vuestro juramento, la promesa de servir a la Patria! Jur¨¢steis defender el Estado y servir al pueblo. ?Qu¨¦ ¨®rdenes cumpl¨ªs vosotros ahora? ?Reflexionad!", dijo Rustk¨®i en un ardiente discurso.General sin Ej¨¦rcito
El vicepresidente calific¨® a los actuales dirigentes de Rusia de "camarilla fascista". Y pregunt¨®: ??Acaso no os d¨¢is cuenta de que hab¨¦is sido colocados en una situaci¨®n humillante?". "Ante vuestros ojos fue destruida nuestra patria: la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Ante vuestros ojos ahora se desarrollan guerras locales: en Georgia, en Tayikist¨¢n, en Armenia, en Azerbaiy¨¢n. ?Acaso quer¨¦is que tambi¨¦n ahora estalle en Rusia? ?Acaso no v¨¦is en qu¨¦ estado est¨¢ el pueblo, el Ej¨¦rcito. Hemos perdido la capacidad defensiva del pa¨ªs y vosotros ahora no cumpl¨ªs las ¨®rdenes de una persona cualquiera, sino de un criminal que, con el pretexto de la democracia, os ha obligado a actuar contra el pueblo", dijo Rutsk¨®i, reconociendo indirectamente que es un general sin Ej¨¦rcito.
Tambi¨¦n se dirigi¨® a sus partidarios, a quienes pidi¨® que fueran a los cuarteles, a las f¨¢bricas y empresas para llamar a la gente en defensa de la Casa Blanc
"No tom¨¦is las armas, no pens¨¦is en disparar. A nadie se le puede perdonar que se derrame sangre. S¨®lo la desobediencia civil, las protestas pueden llevarnos al verdadero camino de las reformas", dijo Rutsk¨®i que hizo un llamamiento a la huelga general.
Terminado el discurso, el vicepresidente regres¨® nuevamente a la Casa Blanca, ante la mirada indiferente de los polic¨ªas. La impresi¨®n de haber ca¨ªdo en un mundo fantasmag¨®rico o en un parque jur¨¢sico se apoder¨® de la mayor¨ªa de los periodistas que presenciaron la escena, muy diferente a aquella otra, producida hace ya m¨¢s de dos a?os, cuando Yeltsin se subi¨® a un tanque para arengar al pueblo que le defend¨ªa. Esta impresi¨®n se vio reforzada dos horas despu¨¦s, cuando en la explanada que da al r¨ªo se realiz¨® lo que los rebeldes refugiados en la Casa Blanca calificaron muy serios como "parada militar".
Hombres con uniformes de camuflaje, con trajes de calle o vaqueros formaron en pelotones' y comenzaron a marchar de atr¨¢s hacia adelante por la explanada. Despu¨¦s de inexplicables movimientos a izquierda y derecha que duraron unos treinta minutos, apareci¨® Alexandr Rutsk¨®i, el presidente de esta sovietlandia, y los defensores de la Casa Blanca prestaron juramento.
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