Reinhard Mohn reivindica el compromiso del empresario en el campo cultural y social
El editor alem¨¢n defiende la corresponsabilidad del hombre en la creaci¨®n
Los tiempos en que el Estado pod¨ªa ordenarlo todo est¨¢n superados, y por ello el empresario ha de tomar parte en la mejora de la gesti¨®n de la sociedad en campos en los que antes no participaba, dijo anoche en el club del C¨ªrculo de Lectores, en Madrid, Reinhard Mohn, presidente de la Fundaci¨®n Bertelsmann, en la conferencia Funci¨®n empresarial y compromiso social. El grupo BerteIsmann, de edici¨®n y comunicaci¨®n, factura anualmente 1,3 billones de pesetas , lo que le otorga un liderazgo mundial. En su conferencia, Reinhard Mohn abog¨® por un sistema de delegaci¨®n en la gesti¨®n, con el objeto de hacer part¨ªcipe al trabajador en la creaci¨®n de su empresa.
El Grupo Bertelsmann-"la m¨¢s extraordinaria iniciativa empresarial de la posguerra alemana", seg¨²n Ricardo D¨ªez Hochtleiner, presidente del Club de Roma, que present¨® al conferenciante- fue fundado por Mohn despu¨¦s de la II Guerra Mundial a partir de una editorial familiar, y cuenta con 50.000 empleados en empresas de 40 pa¨ªses. En Espa?a forman parte del grupo las editoriales C¨ªrculo de Lectores y Plaza & Janes, adem¨¢s de la compa?¨ªa discogr¨¢fica BMGAriola y varias publicaciones peri¨®dicas como Dunia, Ser Padres, Muy Interesante y Cosmopolitan, entre otras.Mohn record¨® el tiempo en que los objetivos del empresario estaban claros y consist¨ªan, seg¨²n el economista Milton Friedman, en la optimizaci¨®n de beneficios. Pero la transformaci¨®n de la sociedad implica la necesidad de cambiar de f¨®rmulas, y el empresario puede poner lo aprendido en la gesti¨®n de su empresa al servicio de otras actividades sociales.
Miembro del Club de Roma (asociaci¨®n de pensadores centrados en los grandes problemas de la modernidad), Mohn record¨® una, de las preguntas que se ha formulado el club, y es si el hombre contempor¨¢neo es capaz de enfrentarse a la velocidad de los numerosos cambios a que se ve sometido. Una vez demostrada la bondad del sistema de libertad de mercado, se puede observar una progresiva insatisfacci¨®n de los ciudadanos respecto al Estado. El crecimiento de la Seguridad Social, seg¨²n el modelo de Estado del bienestar, ha terminado por alejar los resultados de los ideales fundacionales: pues si bien, por ejemplo, un parado obtiene las prestaciones que le permiten sobrevivir, no se le garantiza en cambio un puesto de trabajo. "No nos enga?ernos", dijo Mohn, "el hombre necesita un ideal, una motivaci¨®n para vivir, y a menudo es el trabajo".
Dinosaurios
Sobre esta idea de la motivaci¨®n del hombre para sentirse corresponsable en la creaci¨®n de lo que hace se bas¨® la conferencia de Mohn, que a sus 70 a?os, retirado de la actividad empresarial, dedica su trabajo a la fundaci¨®n. Seg¨²n dijo, en un momento en que la competencia internacional es cada vez m¨¢s fuerte, muchas empresas multinacionales se hunden, aquejadas por la "enfermedad de los dinosaurios", que fue la de no saberse adaptar a los cambios: lo que en este caso quiere decir el empe?o en una gesti¨®n basada en la aplicaci¨®n de ¨®rdenes sofisticadas emanadas exclusivamente desde arriba. Pero eso no motiva a los trabajadores.Por ello, dijo Mohn, son vitales las relaciones entre los miembros de una empresa, de forma que se puedan identificar con su trabajo en condiciones humanas y justas, y tambi¨¦n en la coparticipaci¨®n econ¨®mica. Despu¨¦s de haber sido observado con escepticismo por los empresarios occidentales, que no entend¨ªan que se pudiera ser eficaz con "tanto di¨¢logo", Jap¨®n ha demostrado que "es el modelo de participaci¨®n el que ha vencido en el mundo".
Mohn ha invertido el 69% de sus acciones en el grupo en la Fundaci¨®n Bertelsmann, no s¨®lo en cumplimiento de la Constituci¨®n alemana -"la propiedad obliga; su utilizaci¨®n deber¨¢ servir al mismo tiempo al bien de la comunidad"-, sino porque cree que "un patrimonio de esta envergadura no puede ser abarcado por una sola persona y es una herramienta que debe conservarse".
El hombre ya no es el mismo; ya no quiere limitarse a ejecutar ¨®rdenes, sino que quiere participar en la creaci¨®n, vino a decir Mohn antes de abordar el problema de la gesti¨®n p¨²blica, progresivamente criticado en Alemania por ser caro e ineficiente. Existen enormes diferencias en el rendimiento p¨²blico, explic¨®, y hasta el momento los ciudadanos desconocen el grado de eficacia de los servicios. As¨ª, la Fundaci¨®n Bertelsmann se dedica a buscar sistemas que permitan medir la rentabilidad de diferentes servicios, y su consiguiente publicidad provoca la previsible presi¨®n de los electores. La fundaci¨®n tambi¨¦n otorga premios anuales a ciudades que se distinguen por su eficacia, como, por ejemplo, Phoenix, en Arizona; Christ Church, en Nueva Zelanda.
Mejorar la gesti¨®n
"No nos hacen falta grandes ej¨¦rcitos de pensadores", dijo Mohn; "es la gesti¨®n pr¨¢ctica la que tiene que inejorar". La experiencia alemana en el campo universitario, por ejemplo, demuestra -con un 40% de fracaso escolar al cabo de dos o tres a?os-, que son las pruebas de aptitud para el acceso las que fallan."?Es la pol¨ªtica el arte de lo posible, o el arte de lo razonable?", se-pregunt¨® Mohn, y, refiri¨¦ndose a las conversaciones para el libre comercio internacional, se?al¨® que los ciudadanos no pueden asentir a unos acuerdos si no saben qu¨¦ es lo que est¨¢ en juego; y si lo que est¨¢ en juego es la p¨¦rdida de ciertas se?as de identidad cultural, "este tipo de cooperaci¨®n no va por buen camino".
Defensora de una televisi¨®n sin violencia, creadora de una universidad privada en Alemania y de una escuela de periodistas en Israel, entre otras iniciativas, la Fundaci¨®n Bertelsmann propugna el m¨¢ximo aprovechamiento de los ?recursos. Como premio a su compromiso, dijo Mohn, el empresario tambi¨¦n recibe algo a cambio: la satisfacci¨®n de invertir su dinero. y conocimientos en la mejora de la sociedad.
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