Vivir en la zona norte

Es Madrid una hermosa ciudad repleta de parques, jardines, museos y esculturas. Sin embargo, en estos ¨²ltimos a?os ha venido sufriendo un enorme deterioro como consecuencia del tr¨¢fico, de las aglomeraciones, de la creciente delincuencia y, en fin, de los desechos humanos -v¨ªctimas de la droga y la marginaci¨®n- con que tropiezas por doquier: debe de ser el precio del progreso.

Esta incesante erosi¨®n se aprecia especialmente cuando tienes la suerte de vivir en un barrio de la zona norte, aunque sea en un pisito modesto (los vecinos de las ciudades dormitorio del sur padecen adem¨¢s, desgraciadamente, el hacinamiento propio de esos n¨²cleos masificados de poblaci¨®n que carecen de una infraestructura urban¨ªstica adecuada), y decides desplazarte al centro de la villa, ya sea con el pretexto de ver escaparates -la crisis no permite excesivas compras-, de visitar una exposici¨®n o sencillamente con la intenci¨®n de dar un paseo al aire libre. Es entonces cuando compruebas lo dif¨ªcil que es apreciar el entorno, agobiado como est¨¢s con el humo y el ruido de los coches, las prisas de la muchedumbre y la miseria que te rodea. As¨ª que regresas tenso y con s¨ªntomas de asfixia y con el firme prop¨®sito de no volver a internarte en semejante jungla. ?Una verdadera pena!-