El Nobel de la Paz premia el final del 'apartheid'
Mandela y De Klerk reciben el galard¨®n por sus esfuerzos para democratizar Sur¨¢frica
El Comit¨¦ Nobel del Parlamento noruego anunci¨® ayer en Oslo la concesi¨®n del Premio Nobel de la Paz de este a?o al presidente del Congreso Nacional Africano (ANC), Nelson Mandela, y al presidente de Sur¨¢frica, Frederik W. de Klerk. El presidente del comit¨¦, Francis Sejerstedt, fundament¨® la decisi¨®n en "la labor cumplida por ambos para lograr con m¨¦todos pacificos la eliminaci¨®n del r¨¦gimen del apartheid y el establecimiento de leyes destinadas a crear una nueva democracia en Sur¨¢frica". Tanto Mandela como De Klerk hicieron extensivo el premio a los surafricanos, en especial a los que han luchado por la democracia y esperan que consolide el proceso en marcha. Ambos se repartir¨¢n 6,7 millones de coronas suecas (unos 107 millones de pesetas).
De Klerk confes¨® sentirse altamente honrado con la distinci¨®n y a?adi¨® que el m¨¦rito no era ¨²nicamente de los dos premiados. "Este premio no es s¨®lo para Mandela y para m¨ª, es un premio para toda la gente que ha trabajado por la democracia en Sur¨¢frica", dijo. "Es un reconocimiento al proceso de paz en nuestro pa¨ªs". Tambi¨¦n habl¨® de su sensaci¨®n personal: "Estoy como anonadado... Me emocion¨¦ mucho. Somos una familia muy unida y hubo besos y abrazos y satisfacci¨®n en el mejor sentido de la palabra".Mandela tambi¨¦n aludi¨® a que se trata de "un homenaje a todos los surafricanos", a todos los que lucharon pac¨ªficamente por la democracia "aun sometidos a una represi¨®n despiadada y brutal". Seg¨²n ¨¦l, la decisi¨®n del Comit¨¦ Nobel revela "la profunda confianza de la comunidad internacional en la capacidad de Sur¨¢frica para responder colectivamente a sus problemas sin recurrir a la violencia". Se?al¨® asimismo que el galard¨®n le impon¨ªa mayores obligaciones de trabajar por la paz, la justicia y la democracia.
De Klerk record¨® que se ha logrado avanzar en el proceso de democratizaci¨®n gracias a la paciencia y a las duras negociaciones que han permitido fijar como fecha para las primeras elecciones multirraciales el 27 de abril de 1994. No obstante, advirti¨® de los peligros que acechan, en particular la renuncia de conservadores blancos y negros a seguir negociando el futuro del pa¨ªs. "Estamos en una encrucijada... Existe la posibilidad de que haya una crisis en las negociaciones. Espero que se pueda evitar"
Este es un premio que no va a causar pol¨¦mica en el mundo, aunque los extremistas surafricanos lo repudiaron ayer. Gro Harlem Brundtland, la primera ministra noruega, declar¨®: "Hay razones para elogiar al l¨ªder del ANC por su larga e incansable lucha por la igualdad de derechos para la poblaci¨®n negra de Sur¨¢frica. Tambi¨¦n De Klerk merece nuestro reconocimiento por su valiente decisi¨®n de romper con el pasado y negociar para la instauraci¨®n de un Gobierno compartido". Los Reyes de Espa?a y el presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez, enviaron telegramas de felicitaci¨®n a los galardonados.
En Sur¨¢frica, la mayor¨ªa de las reacciones fue de aprobaci¨®n, como la del arzobispo anglicano Desmond Tutu, que recibiera el mismo premio en 1984. Tutu se declar¨® satisfech¨ªsimo con la noticia llegada de Oslo y resalt¨® los esfuerzos por desmantelar el apartheid realizados por dos personalidades de "posiciones pol¨ªticas y de razas distintas". A juicio de Tutu, el ¨²nico chafarrin¨®n en el premio a De Klerk es el reciente asalto del Ej¨¦rcito a una vivienda en Transkei en busca de activistas. En el ataque murieron cinco jovenes. A este incidente tambi¨¦n aludi¨® Mandela: "En la medida en que autoriz¨® esa incursi¨®n, De Klerk debe ser firmemente condenado".
El radical Congreso Panafricanista conden¨® el fallo sin medias tintas. "Se trata de la primera vez en la historia que un opresor [De Klerk] es calificado de hombre de paz", afirm¨® uno de sus portavoces. Para el extremista blanco Eugene Terreblanche, el premio es una muestra de que mucha gente en el mundo se ha vuelto loca.
Mandela y De Klerk hab¨ªan sido distinguidos en Oviedo, en mayo de 1992, con el Premio Pr¨ªncipe de Asturias de Cooperaci¨®n Internacional y en febrero de ese a?o con el Premio de la Paz de la UNESCO por las mismas razones que por el Nobel.
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