Riqueza de experiencia
Marlcus Raetz es uno de esos suizos visionarios que Harald Szeeman seleccion¨® para su reciente exposici¨®n, donde aqu¨¦l participaba con un homenaje a Robert Walser. Y la verdad es que el motivo de su inclusi¨®n se hace todav¨ªa m¨¢s f¨¢cil de entender a partir de la muestra presentada en el IVAM: un exuberante despliegue de 250 obras -dibujos, acuarelas, esculturas, objetos en los m¨¢s diversos materiales- en testimonio de otras tantas confrontaciones, o mejor de penetrantes y delicadas exploraciones en los n¨²cleos de la experiencia art¨ªstica, tanto desde el punto de vista de la creaci¨®n como desde el de la contemplaci¨®n.De alg¨²n modo se trata de un gran juego en el sentido schilleriano de la palabra: un trabajo meticuloso y disciplinado en el marco de ese espacio libre que el arte se reserva para s¨ª y desde el que reclama, no siempre sin arrogancia, su condici¨®n de modelo de la experiencia humana.
Markus Raetz
IVAM. Guillem de Castro, 118. Valencia.Hasta el 2 de enero. Pieter Laurens Mol IVAM. Museo, 2. Valencia. Hasta el 28 de noviembre.
Seguramente el lector lo entender¨¢ mejor con la ayuda de unos cuantos ejemplos. Una de sus m¨¢s llamativas series de variaciones es la integrada por ciertas figuras cuyos contornos se transforman los unos en los otros: una copa que, seg¨²n se mire, es una botella, junto a una botella que, a su vez, se convierte en copa; una pipa que adopta la forma de su propio humo, y viceversa; una cabeza que contiene su forma invertida; un Beuys que se transfigura en liebre, y al rev¨¦s; una construcci¨®n de apariencia informe que de pronto se revela como una representaci¨®n del rat¨®n Mickey; unas im¨¢genes abstractas donde todav¨ªa se reconocen figuras dibujadas con ramas de arbusto: o un conjunto de esculturas diminutas, alguna casi imperceptible, coronando la cima de un desmesurado pedestal.
Lo que se pone de manifiesto en estos y otros procesos de metamorfosis y anamorfosis no afecta s¨®lo a la estabilidad de las identidades y diferencias de los. objetos, ni a la presunta certeza de una mirada que tiende. a extraviarse en los umbrales perceptivos normalmente mantenidos en el olvido, all¨ª donde las im¨¢genes pierden ese sentido que las pone a nuestra disposici¨®n, sino que parece responder sobre todo a una generosa tarea, espec¨ªficamente art¨ªstica, de descubrimiento, construcci¨®n e iluminaci¨®n de aquellos puntos oscuros donde el sujeto se atreve a disolverse porun momento en su propia experiencia enriquecida.
Y de esa suerte de nueva riqueza de experiencia, discreta y dispersa, que el arte deber¨ªa volver a encontrar en las materias y las configuraciones aparentemente m¨¢s sencillas, casi siempre las m¨¢s evocativas, nos habla tambi¨¦n el holand¨¦s Pieter Laurens Mol. Su trayectoria ha discurrido desde finales de los a?os sesenta por los aleda?os del arte conceptual para, ya en los ochenta, centrarse en la producci¨®n de objetos a mitad de camino entre la pintura y la escultura, entre- la fotograf¨ªa y la idea, entre la conciencia de la irrenunciabilidad de la tradici¨®n cultural y la serena asunci¨®n del hoy omnipresente desbordamiento de la experiencia. Su prop¨®sito declarado, y encomiable, es "expresar compasi¨®n por las cosas". Esperemos que las cosas,acaso reanimadas por el arte, se compadezcan tambi¨¦n de nosotros.
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