?Qu¨¦ es lo que est¨¢ en peligro?
El coordinador de IU, en la rueda de prensa de presentaci¨®n de la enmienda a la totalidad del grupo IU-IC a los presupuestos de 1994, afirm¨® que el Estado est¨¢ en peligro con pactos como el alcanzado entre el Gobierno del PSOE y CiU. Desde Iniciativa per Catalunya consideramos que esta concepci¨®n no es admisible porque, entre otras cosas: a) se sit¨²a la discusi¨®n en un terreno abonado para la irracionalidad de los enfrentamientos entre comunidades; b) objetivamente se justifica la falta de desarrollo del Estado de las autonom¨ªas; c) se contribuye a esconder el contenido fundamental del pacto.Tal como hab¨ªamos discutido y acordado en los ¨®rganos de direcci¨®n de IU y de IC, y en el grupo parlamentario conjunto preparando el debate de investidura, el pacto PSOE-CiU lo presentaban manipulando a la opini¨®n p¨²blica con conceptos como los intereses de Espa?a o los de sus nacionalidades. Era y es la t¨ªpica pretensi¨®n del nacionalismo, sea en este caso el espa?ol (el del PSOE) o el catal¨¢n (el de CiU), que supone confundir el inter¨¦s de un partido con el de toda una colectividad. Dec¨ªamos, y nosotros mantenemos, que el PSOE y CiU quieren reforzar un pacto por intereses pol¨ªticos y socioecon¨®micos coincidentes. Record¨¢bamos que PSOE y CiU hab¨ªan coincidido ya en la legislatura anterior en temas internacionales, en tenias de libertades (ley Corcuera, por ejemplo) y, sobre todo, en la defensa de una pol¨ªtica econ¨®mica y social que hab¨ªa fracasado estrepitosamente y que volver¨ªa a fracasar si se volv¨ªa a repetir. Para nosotros lo esencial del pacto PSOE-CiU es el n¨²cleo de una pol¨ªtica econ¨®mica neoliberal que volver¨¢ a ser est¨¦ril para abordar de forma solidaria la crisis y que es incoherente con la apelaci¨®n de izquierdas y progresista que se hizo por parte del PSOE en campa?a electoral. Adem¨¢s, y subrayo que es un a?adido, aquel pacto demuestra su esterilidad ante el estancamiento de los temas sustanciales que har¨ªa falta abordar para desarrollar el Estado auton¨®mico. Cre¨ªamos que los posibles, y cicateros, compromisos sobre el 15% del IRPF que acompa?ar¨ªan aquel pacto les servir¨ªan al PSOE y a CiU para distraer a la opini¨®n p¨²blica sobre el alcance, las responsabilidades y el signo conservador que se quer¨ªa imprimir a la salida de la crisis econ¨®mica.
El pacto, ahora ya explicitado en el documento de los presupuestos para 1994, muestra con toda crudeza su contenido b¨¢sico conservador en lo socioecon¨®mico. Por un lado, se ha coincidido objetivamente en excluir cualquier tipo de contrapartida en el di¨¢logo social hasta hacer inviable la negociaci¨®n con los sindicatos. Por el otro lado, se han incluido en los presupuestos medidas como la p¨¦rdida de poder adquisitivo de las pensiones, el recorte de 600.000 millones de pesetas en las aportaciones del Estado al Inem para el desempleo, exenciones fiscales empresariales sin aut¨¦nticos controles de reinversi¨®n productiva, la pr¨¢ctica supresi¨®n de las ofertas p¨²blicas de ocupaci¨®n, etc¨¦tera. Y se anuncia que el pacto continuar¨¢ para dar cabida entre otras cosas a pol¨ªticas de facilitaci¨®n y abaratamiento del despido y de mayor precarizaci¨®n del mercado laboral, sin contrapartidas, por ejemplo, de democratizaci¨®n en la producci¨®n ni di¨¢logo social.
Este es el aut¨¦ntico contenido del pacto, que, coherentemente con la concepci¨®n de exigir tramposamente la solidaridad incondicional y unilateral de los pensionsitas, parados, asalariados, etc¨¦tera, propone transferir rentas del trabajo hacia el capital a la espera de la inversi¨®n productiva (espera que en algunos casos ser¨¢ in¨²til o ventajosa para obtener mayores m¨¢rgenes de beneficios y especulaci¨®n). Este tipo de pacto no s¨®lo no pone en peligro el Estado, sino que con reiteradas apelaciones a la gobernabilidad del Estado (entre otras cosas, los necesarios 176 votos para aprobar los presupuestos y leyes de clara regresi¨®n social) se ataca frontalmente los insuficientes logros del Estado del bienestar en Espa?a. Y cabe recordar que hablamos de un Estado que est¨¢ claramente por debajo de la media comunitaria europea de inversi¨®n p¨²blica en gastos sociales.
Pero es m¨¢s, el acuerdo de cesi¨®n del 15% de la cuota l¨ªquida del IRPF no significa, como defendemos IU e IC (y como se hab¨ªa acordado en el Consejo de Pol¨ªtica Fiscal y Financiera de principios de 1992), ni aut¨¦ntica corresponsabilidad fiscal ni aproximaci¨®n del volumen de recursos p¨²blicos por habitante para ejercer las mismas competencias. Basta una cita para demostrarlo cumplidamente: con aquella cesi¨®n, Andaluc¨ªa, Pa¨ªs Valenci¨¤ o Catalunya continuar¨¢n recibiendo mucho menos dinero por habitante para Sanidad o para Educaci¨®n que el Pa¨ªs Vasco o Navarra (para ser exactos, en Sanidad la mitad). O sea, se consolidan las injustas diferencias tanto para comunidades pretendidamente m¨¢s desarrolladas (Catalunya) como para las menos (Andaluc¨ªa). Por otro lado, como han demostrado m¨²ltiples estudios, Espa?a es el Estado con una estructura pol¨ªtica no centralizada donde las comunidades tienen menos responsabilidad fiscal y menos coste pol¨ªtico en los ingresos.
De ah¨ª el error y la confusi¨®n de apelar a los peligros para el Estado. Por otra parte, IU e IC hemos propuesto el avance hacia una aut¨¦ntica estructura federal del Estado (por ejemplo, con un Senado de las Nacionalidades y Regiones, o con una f¨®rmula de conciertos solidarios que permitan la gesti¨®n de todo el sistema tributario). Imaginemos qu¨¦ significan estas propuestas si afirmamos que una vergonzante, ocasional y partidista cesi¨®n del 15% del IRPF es un peligro para el Estado.
Finalmente (por mor de la brevedad), la historia de Espa?a es rica en situaciones que muestran c¨®mo los sectores m¨¢s poderosos de las finanzas catalanas, y espa?olas, que hoy conf¨ªan m¨¢s que nadie en Pujol, han buscado la protecci¨®n del Estado ante cualquier eventualidad de incerteza sobre sus intereses.
Estamos ante una grav¨ªsima crisis econ¨®mica (no explicada ni por Felipe Gonz¨¢lez ni por Pujol); hace falta un gran consenso (el que reh¨²yen aquellos con los sindicatos o con grupos parlamentarios como el nuestro), y s¨®lo as¨ª alcanzar¨ªamos un principio de salida solidaria, o sea, de sacrificios, austeridad y aportaciones por parte de todos. No ayuda, pues, la confusi¨®n, y poco movilizaremos desde el error. El pacto PSOE-CiU no es un acuerdo de progreso social ni sirve para una reforma federalizante del Estado.
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