Maniobra totalitaria
PRECISAMENTE CON estas palabras -"maniobra totalitaria"- acogi¨® Vuk Draskovic, l¨ªder del opositor Movimiento Serbio de Renovaci¨®n (MSR), el anuncio de disoluci¨®n del Parlamento hecho el mi¨¦rcoles por el presidente Milosevic y la consiguiente convocatoria de elecciones generales para el 19 de diciembre. La decisi¨®n, tomada un a?o despu¨¦s de los ¨²ltimos comicios y con un adelanto de tres sobre lo que ser¨ªa el t¨¦rmino exigido legalmente, responde a varios motivos: la hiperinflaci¨®n (m¨¢s del 20% diario), las dificultades de suministro de alimentos, la corrupci¨®n generalizada y las dificultades impuestas por el boicoteo internacional tienen a los 10 millones de serbios y montenegrinos en graves dificultades y a tres de ellos en el umbral de la miseria.La decisi¨®n de Milosevic nace, pues, de la incapacidad de su Gobierno de hacer frente al desastre econ¨®mico interior y de las consecuencias de su criminal forma de llevar la guerra de exterminaci¨®n y conquista contra Bosnia-Herzegovina y ocasionalmente contra Croacia. La declaraci¨®n del presidente de que, con la convocatoria de nuevas elecciones, intenta evitar la par¨¢lisis de la vida p¨²blica de Serbia y hacer la gobernaci¨®n m¨¢s viable es s¨®lo comprensible si se entiende que la hace m¨¢s viable para ¨¦l y para su sistema de corruptelas.
En diciembre pasado, la campa?a electoral estuvo viciada por toda clase de trucos (denegaci¨®n de acceso de los candidatos opositores a la televisi¨®n, trampas en la confecci¨®n de las listas, manipulaci¨®n del censo). Aun as¨ª, Milosevic gan¨® entonces sin obtener la mayor¨ªa absoluta. Y consigui¨® lo ¨²nico que le interesaba en aquel momento, quitarse un estorbo: defenestr¨® al norteamericano de origen serbio Milan Panic, primer ministro colocado por ¨¦l mismo como se?uelo de normalidad democr¨¢tica y de respetabilidad internacional hasta que se opuso a sus planes. Tras los comicios, para gobernar, necesitaba el concurso de los votos de su propio partido socialista serbio (ex comunistas del SPS) y de los del ultranacionalista Vejislav Seslej.
Durante un a?o ha gobernado intentando aparentar discreci¨®n y sensatez en el tema de la guerra de Bosnia, pero aplastando la oposici¨®n en el interior. Basta con recordar el tratamiento sufrido por el propio Draskovic durante la arbitraria detenci¨®n que sufri¨®. Ahora, sin embargo, Milosevic ha sido abandonado por su antiguo aliado Seslej, que acusa al Gobierno de malversaci¨®n, corrupci¨®n e ineptitud, planteando una moci¨®n de censura. Milosevic no ha esperado a que se votara la moci¨®n y ha disuelto la C¨¢mara, propiciando de este modo las acusaciones de totalitarismo.
Ahora, los partidos de la oposici¨®n se enfrentan al dilema cl¨¢sico: boicotear la elecci¨®n del pr¨®ximo 19 de diciembre o, en vista de la situaci¨®n interna de Serbia tras un a?o de desastrosa administraci¨®n, concurrir a ella para intentar derrotar al SPS. Draskovic ha hecho un nuevo llamamiento a los partidos de la oposici¨®n para que no concurran a los comicios. Pero s¨®lo si el boicoteo es un¨¢nime -y para ello deber¨ªa incluir a los radicales de Seselj, lo que parece harto improbable tendr¨¢ su efecto. En caso contrario, ser¨ªa mucho mejor disputarle el poder a Milosevic en las urnas.
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