Una ciudad insufrible busca alcalde
El dem¨®crata David Dinkins y el republicano Rudolph Giuliani se disputan hoy Nueva York
?Elecciones? Pero ?hay alguien que quiera ser alcalde de esta ciudad? Lo dudan los propios neoyorquinos, que cada d¨ªa libran una guerra por la supervivencia en esta selva de ambiciones, cr¨ªmenes, pasiones y fracasos. Pero lo cierto es que s¨ª; Nueva York tiene elecciones municipales, se celebran hoy y los candidatos son el actual alcalde negro, David Dinkins, un dem¨®crata del ala izquierda, y Rudolph Giuliani, un republicano que ofrece ley y orden en los dominios de la estatua de la Libertad en Nueva York, la capital del mundo.Elegir alcalde no ha sido casi nunca una de las actividades favoritas de los neoyorquinos. Muchos creen que la ciudad est¨¢ en realidad gobernada por Wall Street, las pandillas del Bronx, los narcotraficantes hispanos, los jud¨ªos y los descendientes de los viejos jefes italianos.
Los candidatos de este a?o a ocupar el sill¨®n municipal son los mismos de 1989. Desde entonces, Dinkins ha defraudado a buena parte de la coalici¨®n de negros, latinos y blancos progresistas que lo eligi¨®. Giuliani ha perdido bastante de la leyenda de superm¨¢n anticrimen que hab¨ªa ganado en su anterior puesto de fiscal de esta ciudad. Ninguno de los dos entusiasma. Pero tampoco eso importa demasiado. En el fondo, los neoyorquinos sienten que los problemas aqu¨ª son demasiado graves como para que nadie pueda solucionarlos. Da la impresi¨®n de que esta ciudad mantendr¨¢ el ritmo trepidante que le imponen sus habitantes hasta que estalle de una vez, sin que ning¨²n alcalde ni presidente sea capaz de impedirlo.
Por el momento, todo sigue en su sitio. Come) cada d¨ªa, The New York Times est¨¢ en los quioscos, la Bolsa abri¨® ayer, el ferry de Staten Island sali¨® a su hora, el t¨²nel de New Jersey estaba congestionado, una anciana fue atracada en el metro, los turistas tomaron fotograf¨ªas desde lo alto del Empire State, un director consagrado rodaba su ¨²ltima pel¨ªcula polic¨ªaca en Manhattan, el servicio de emigraci¨®n autorizaba los visados de varias decenas de filipinos y un taxista afgano recog¨ªa en el aeropuerto Kennedy a un rico abogado californiano.
Gane quien, gane hoy, un vagabundo pasar¨¢ la noche en la puerta de Tiffany, alg¨²n negocio de drogas culminar¨¢ en una esquina de Harlern, una estrella nacer¨¢ en Broadway, un par de pintores europeos llegar¨¢n a probar fortuna, David Leterman contar¨¢ sus chistes en el programa de la noche y los Yanquees seguir¨¢n buscando la victoria en las series mundiales de b¨¦isbol.
El sue?o del reci¨¦n llegado
Esta ciudad no puede despegarse del mito, por mucho que aquel viejo Nueva York din¨¢mico y seguro de principios de siglo haya sido enterrado hace tiempo por este Nueva York casi decadente -inmerso en la peor crisis econ¨®mica en medio siglo-, Con el que hoy compiten con ventaja lugares como Miami, Seattle o Atlanta.
Aunque Nueva York es todav¨ªa el gran desaf¨ªo cantado por Frank Sinatra, la, fuente de inspiraci¨®n de Woody Allen y el sue?o de miles de reci¨¦n llegados que siguen probando fortuna a diario, la ciudad se ha hecho invivible para otra mucha gente. El 64% de los habitantes de Staten Island, el 60% de los de Brooklyn, el 55% de los de Queens, incluso el 40% de los de Manhattan confiesan que abandonar¨ªan Nueva York si pudieran. La mayor¨ªa de ellos son norteamericanos blancos y de origen anglosaj¨®n, curiosamente los que menos cuentan.
Estas son las ¨²nicas elecciones del mundo en las que votan jud¨ªos y ¨¢rabes, chinos, rusos, vietnamitas, haitianos, dominicanos, cubanos, nigerianos y otros muchos emigrantes de casi todas las naciones del mundo. Las candidaturas son un reflejo del melting pot. Dinkins, de 66 a?os, es un negro cuyo compa?ero de lista es un blanco de origen hispano. Giuliani, de 49 a?os, es italiano y concurre junto a un portorrique?o casado con una jud¨ªa.
El conflicto racial ha sido uno de los asuntos m¨¢s discutidos durante la campa?a. Las elecciones de Nueva York se celebran despu¨¦s de que un negro haya sido derrotado en Los ?ngeles y cuando otros alcaldes negros de ciudades importantes ven sus puestos seriamente amenazados. El voto contra Dinkins, por mucho que estuviera justificado por el rechazo de su gesti¨®n, ser¨ªa interpretado como un voto antinegro. El propio presidente Bill Clinton vino a Nueva York a pedir que el color de la piel no influyese en la opci¨®n electoral. El color de la piel no va a perjudicar, sin embargo, a Dinkins. Al contrario, es su principal cualidad. Los propios dem¨®cratas saben que si Dinkins fuera blanco estar¨ªa derrotado de antemano.
Giuliani tiene la desventaja de que nunca tendr¨¢ el voto de color, es muy dif¨ªcil que consiga el voto jud¨ªo e improbable tambi¨¦n que gane el voto blanco de clase alta, orgullosa y tradicionalmente dem¨®crata. Giuliani puede encontrar el respaldo de la clase media blanca harta de soportar la presi¨®n racial y la violencia, y tambi¨¦n de la emigraci¨®n que ya ha alcanzado un cierto estatus social en la ciudad, principalmente la asi¨¢tica y cierto sector de la latina.
Historial antidelictivo
El principal atractivo de Giuliani -que tambi¨¦n ha prometido acabar con los refugios para mendigos- es su historial antidelictivo en una ciudad que ha mencionado mayoritariamente la violencia como su primera preocupaci¨®n. M¨¢s de 600.000 personas son cada a?o v¨ªctimas de un acto delictivo. Es como si toda la poblaci¨®n completa de Zaragoza fuese objeto en un solo a?o o de un atraco o de una violaci¨®n o de un homicidio. Cada 12 meses son asesinadas alrededor de mil quinientas personas. Durante la gesti¨®n de Dinkins han muerto por la delicuencia 6.394 ciudadanos. El FBI asegura que el crimen en Nueva York descendi¨® un 7% el a?o pasado. Sin embargo, un 70% de la poblaci¨®n cree que la ciudad es m¨¢s insegura que antes. El 50% de los neoyorquinos dice haber visto vender drogas en su vecindario. Los hospitales de Nueva York tratan anualmente a 52.000 toxic¨®manos, lo que representa s¨®lo una novena parte del total de adictos a las drogas en esta ciudad. El sida es, desde 1987, la principal causa de muerte de la poblaci¨®n comprendida entre 25 y 40 a?os.
Un 68% de los preguntados en las m¨¢s recientes encuestas creen que Giuliani est¨¢ mejor cualificado para luchar contra el crimen. Sin embargo, los sondeos sobre la intenci¨®n de voto en las elecciones de hoy no muestran una diferencia que permita vaticinar un vencedor.
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