La voz que triunfa en el ocaso

A punto de cumplir 78 a?os, Frank Sinatra parece dispuesto a competir con los j¨®venes del pop y el rock. Cuando han pasado 54 a?os desde su primera grabaci¨®n, el aficionado espa?ol se ha decidido a recuperar La Voz.

Su ¨²ltimo trabajo, Duets, es actualmente el disco m¨¢s vendido en Espa?a, con 78.000 ejemplares en una semana. Para conseguirlo, no ha bastado una voz de leyenda; ha tenido que pedir ayuda a Julio Iglesias, Charles Aznavour, Bono, Barbra Streisand, Gloria Estefan, Liza Minnelli y algunos artistas m¨¢s para cantar a d¨²o. La f¨®rmula ha salido redonda, aprovechando el imprevisible momento de la m¨²sica actual.

Hac¨ªa diez a?os que Frank Sinatra (1915, New Jersey) no pisaba un estudio de grabaci¨®n. En oto?o de 1992, regres¨® a los estudios de la Capitol para grabar Duets. Eran los mismos estudios que Sinatra inaugur¨® en 1956 y donde realiz¨® sus mejores obras, bajo la direcci¨®n de Nelson Riddle. Entre ellas, algunos cl¨¢sicos como I've got you under my skin, de Cole Porter, incluido originalmente en el disco Songs for swingin' lovers (1956), y que ahora recupera a d¨²o con un sorprendente Bono, el cantante de U2. Junto a Porter, el disco contiene composiciones de George y Ira Gershwin y Richard Rodgers y Lorenz Hart, mientras Gilbert Becaud aporta su Et maintenant. Cl¨¢sicos de la m¨²sica popular.

La grabaci¨®n de Duets ha sido curiosa desde el punto de vista art¨ªstico y avanzada desde el tecnol¨®gico. Las 13 canciones que Sinatra interpreta junto a Luther Vandross, Aretha Franklin, Barbra Streisand, Julio Iglesias, Gloria Estefan, Tony Bennet, Natalie Cole, Charles Aznavour, Carly Simon, Liza Minnelli, Anita Baker, Bono y Kenny G, est¨¢n cortadas por el mismo patr¨®n: una estrofa cantada por La Voz, otra por el invitado y algunas partes a d¨²o. La compenetraci¨®n es muy correcta, especialmente si se tiene en cuenta que Frank Sinatra y los otros artistas nunca se vieron las caras durante la grabaci¨®n. M¨²sica a ciegas.

Sinatra grab¨® la voz en Duets de la misma manera en que lo hac¨ªa hace 40 a?os: como si fuera un concierto en directo, junto a su orquesta y con muy pocas repeticiones. La ¨²nica diferencia es que dej¨® los espacios en blanco necesarios para que los cantantes invitados metiesen su voz m¨¢s tarde, en estudios diferentes y sin el menor contacto f¨ªsico con la estrella. La tecnolog¨ªa de la fibra ¨®ptica permiti¨® el primer milagro.

El segundo es la recuperaci¨®n de los arreglos originales de Nelson Riddle en seis canciones de Duets. La figura de Riddle (1921-1985), compositor de la m¨²sica de pel¨ªculas como Lolita (1962) y El gran Gatsby (1974) -¨®scar incluido-, de series de televisi¨®n como Los intocables, lanzador de ¨¦xitos de Nat King Cole en los 50 y arreglista de standards para Kiri Te Kanawa, es fundamental para la carrera de Sinatra. Durante los siete a?os que realiz¨® los arreglos de sus canciones, Riddle cre¨® la atm¨®sfera precisa para envolver con celof¨¢n al primer ¨ªdolo de la m¨²sica popular.

Porque Frank Sinatra se adelant¨® a Elvis Presley y los Beatles en el fen¨®meno fans. Desde que Francis Albert Sinatra decidi¨® que lo suyo no era el periodismo deportivo, con el que coquete¨® alg¨²n tiempo, y se aficion¨® a las canciones de Billie Holliday y Bing Crosby, su vida art¨ªstica comenz¨® una carrera sin retorno cuando comenz¨® a cantar con The Hoboken Four en 1935. Ten¨ªa 20 a?os. El 13 de julio de 1939 grab¨® su primer disco como vocalista de la orquesta de Harry James; en 1940, Tommy Dorsey le incorpor¨® a su gran orquesta y en 1942 public¨® I'll never smile again, el primer disco en solitario. Comenzaba el fen¨®meno.

Su participaci¨®n en el programa de radio Your hit parade en 1943 revolucion¨® la audiencia femenina adolescente -eran las bobby-soxers, precursoras de las fans-, que encontraron en Frank Sinatra a su ¨ªdolo de ojos azules. Despu¨¦s, el delirio y la fidelidad, porque aquella generaci¨®n creci¨® con ¨¦l sin traicionarle con el rock.

Vio las m¨¢s de 50 pel¨ªculas en las que trabaj¨® como actor; se alegr¨® con sus premios Oscar, Grammys y Emmys; consider¨® natural que 175.000 personas batiesen en el estadio de Maracan¨¢ (R¨ªo de Janeiro), el r¨¦cord de asistencia a un concierto; le apoy¨® cuando cre¨® Reprise, su propia casa discogr¨¢fica y conoci¨® ciudades a trav¨¦s de canciones como New York, New York y L. A. is my lady. Le convirti¨® en esa Voz que hoy regresa casi octogenaria, triunfando en el ocaso, sin que la comparaci¨®n con su ¨¦poca dorada empa?e la nostalgia del reencuentro.